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sábado, 3 de noviembre de 2012

Aspen, no hay vida sin muerte

Un árbol de hojas que se mueven con la más leve brisa, de tronco liso y blanquecino y con flores de color gris, masculinas y femeninas en árboles distintos,  nos ofrece protección.

Protección frente al miedo a lo desconocido, al presagio, al miedo a la muerte y a todo lo relacionado con ella. Aspen, es el remedio de las Flores de Bach que nos ofrece valor para afrontarnos a las cosas desconocidas, nos proporciona tranquilidad frente a la ansiedad y la angustia que sentimos frente a los miedos vagos e inexplicables.

Nota del 11 de agosto 2013

En un enlace sobre Aspen del pasado 8 de agosto, en la página del Facebook,  Sentir con Flores de Bach, Lluís Juan Bautista hizo una serie de apreciaciones sobre este remedio y el miedo a lo desconocido,  que considero interesantes y que también incluyo en esta entrada. Gracias Lluís.

El miedo a lo desconocido, como podría ser el miedo "al mañana" es Mimulus. Básicamente el miedo desconocido es un tipo de miedo que no podemos relacionar con nada y "de los cuales no se puede dar ninguna explicación ni motivo". Se tiene miedo y no se sabe a qué. No hay nada que lo desencadene. No puedo nombrar, porque no lo sé, qué es lo que me provoca el miedo. Así, cualquier miedo que yo pueda nombrar, a los fantasmas, a la oscuridad, a la muerte, etc, no es Aspen, sino Mimulus aunque no exista ningún motivo para ello,tal y como el doctor Bach especificó en la conferencia de Wallingford. En algunos casos a este tipo de miedo la gente le llama "angustia", otros ataques de pánico sin saber a qué ni sin motivo (recuerda que en Aspen se puede estar aterrorizado), y la juventud en ocasiones dice que tiene "yuyu" sin poder especificar ni dónde ni a qué. Lo mismo sucede con los "presagios", mientras que adelantar que a alguien le va a pasar algo malo, o sufrir por alguien cuando no está a nuestro lado podría corresponderse con Red Chestnut, cuando de repente nos viene a la cabeza alguien que no está a nuestro lado, sin nada que lo justifique, y tenemos la necesidad imperiosa de llamarle para confirmar que está bien, esto pasaría por Aspen.

En mi experiencia,  tanto personal como en consulta,  veo que los miedos se solapan en muchas ocasiones y que lo que en principio era un miedo desconocido puede pasar a quedar identificado en la entrevista terapéutica, también puede suceder lo contrario,  alguien que viene con un miedo bien definido y acaba reconociendo miedos que no puede o sabe nombrar,  esto sucede sobre todo en temas relacionados con la muerte, en ocasiones acabo incluyendo ambos remedios en la fórmula personal del paciente.


Hoja de Aspen en el Jardí de les Essències
Fotos: Pilar Vidal Clavería

Los ancianos de mi pueblo dicen: "Tú y yo no sabemos cuándo moriremos. Pero con ayuda de nuestra familia iremos por la vida con espíritu claro y lúcido. Y sabremos que no hay nada que debamos temer. Nada, absolutamente nada. No sabemos cuándo moriremos. Pero sí sabemos que no debemos tener miedo a la muerte". ¿Por qué? Porque estamos atados a la gran rueda de la vida, que no tiene principio ni final. Porque estamos unidos a todo en la gran red de la vida. 
No hay vida sin muerte.

Angaangaq

lunes, 23 de mayo de 2011

Regalos

En uno de los capítulos del libro de Angaangaq, Escucha la voz del hielo, encontramos unas reflexiones sobre los regalos, explica que un regalo es también un remedio, un medicamento.

En sus reflexiones concluye que cuando aceptamos cierto tipo de regalos, regalos que señalan una dirección, asumimos también una responsabilidad, ya que nos permiten ver qué potencialidades tenemos por desarrollar y asumir el estar a la altura del regalo y de nuestras potencialidades.

El sentido de remedio-medicamento lo enfoca desde un punto de ayuda, de salida, pero el trabajo propiamente dicho lo tiene que hacer uno mismo.

Leemos en el libro que los regalos los podemos recibir de los hombres y también de la Madre Tierra, o de un animal, que las aves envian regalos desprendiéndose de sus plumas para indicarnos  que hay obstáculos en nuestro camino, que los hombres occidentales hemos olvidado el idioma de la naturaleza e incluso no sabemos ni que exista.

Angaangaq paseaba un día por una calle de Berlín y encontró una pluma totalmente ajada, la recogió y dijo: ¡Gracias!, un ave había dejado caer una pluma y nadie lo había notado,  alguién desde el mundo de los animales le había dicho: Cuídate mucho y el entendió el mensaje.

A las Flores de Bach también las denominados remedios y son como los regalos de los que habla Angaangaq, nos ofrecen potencialidades, virtudes a desarrollar y a partir de ellas poder desarrollarnos asumiendo nuestra responsabilidad.

En su obra Algunas consideraciones fundamentales sobre la enfermedad y la curación el doctor Bach escribió:

Deben tener sus propias experiencias: aprender de las trampas del mundo, y, por su propio esfuerzo encontrar el sendero que conduce a la cima de la montaña.


Cima de la Roca Blanca,  2784 m
Foto: Pilar Vidal Clavería

jueves, 19 de mayo de 2011

Escuchar

Después de la leer la entrevista en La Contra de La Vanguardia del pasado 6 de mayo con Angaangaq,   su libro, Escucha la voz del hielo, me ha permitido profundizar en sus respuestas y entender un poco más el sentido que abarca su :!Derretid el hielo en vuestros corazones, pues mientras no aprendáis a derretir el hielo en vuestros corazones, el mundo no cambiará!

Angaangaq es un esquimal Más Anciano Kalaallit de Groenlandia occidental y que fue elevado al rango de chamán, médico del espíritu, angakkoq,  por su pueblo, se le considera el jefe espirtual de las tribus Inuit.

Escucha la voz del hielo, La magia de la sabidurai ancestral de los inuit, es un libro que transmite en forma de breves capítulos las enseñanzas y las ceremonias del pueblo inuit.

En el prólogo Angaangaq, nos explica como son sus viajes y sus regresos a su Groenlandia natal, y cómo podemos empezar a derretir el hielo en los corazones de los hombres, con una sonrisa.

Siguen cuatro grandes apartados:

La fiesta de la vida,  empieza con una oración y camina por ella para hablarnos del orar, de las ceremonias, de las canciones y del silencio, de la cabaña de sudación y de la salida del sol, que son algunas de las fiestas de la vida.

Los dones de la vida, el segundo apartado, nos habla entre otros temas del alma, de la responsabilidad y de los diferentes  espíritus de los animales dentro de nosotros.

El tercero sobre El equilibrio de la vida y su repercusión en el derretirse el hielo, la voluntad, las enfermedades, en el curar, en el tocar...

Y llegan Las edades de la vida, cuatro edades que empiezan en el Este, del Este llega el amanecer,  para seguir al Sur, un Sur donde el sol está alto en el cielo, le sigue el Oeste, donde el Sol se pone y por último el Norte, la noche, edad para recordar a los ancianos y a la vejez. En este último apartado encontramos reflexiones sobre la muerte y el morir, sobre la educación, la familia, los hombres, la mujeres...

Y finaliza el libro con una entrevista de Cristoph Quarch, compilador del libro,  con Angaangaq y así poder conocer un poco más de su trayectoria como chamán.
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