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viernes, 15 de octubre de 2010

Ejercicio

En Algo más que palabras, uno de los apartados que recoge este blog, podemos ver por orden alfabético una serie de palabras importantes para mi, algunas de las cuales tiene enlaces a entradas anteriores del blog.

Hace un par de días realicé un ejercicio a modo personal que tiene que ver con lo que comento y lo comparto.

Escribí tambíen por orden alfabético, la primera palabra que me surgía, intentaba no pensar demasiado y quedó esta lista:

Agradece
Busca
Comparte
Elige

Fluye

Goza
Habla

Investiga
Juega

(Con la K no me apareció ninguna)
Libérate

Maravíllate

Navega

Orienta

Pide
Quiere

Ríete

Saborea

Telefonea

Ubícate

Vuela


Se puede hacer en primera o en segunda persona, y es interesante también cambiarla una vez la lista está realizada.

Comparte, Myanmar, agosto 2007

Navega, Myanmar, agosto 2007

Pide, Myanmar, agosto 2007

Riéte, Myanmar, agosto 2007

Quiere, Myanmar, agosto 2007
Fotos: Pilar Vidal Clavería



sábado, 20 de marzo de 2010

Primavera

Las orquídeas son plantas de interior, antes de llevárselas a mi tia como regalo de su santo, les he hecho esta fotografía en la terraza, para compartir su belleza en el blog.

Orquídea en mi terraza
Foto: Pilar Vidal Clavería

En el libro de Susana Veilati, Tratado Completo de Terapia Floral, encontramos que su Segunda parte, está dedicada a las Orquideas del Amazonas y Evolución de la Conciencia.

Consideradas como esencias de tercera generación, encontramos en el libro amplia información de las mismas, desde su elaboración a su descripción, y también la experiencia personal de Susana con ellas.





Y otro libro donde encontrar información sobre las Orquídeas es el de Santiago Rojas Posada, Esencias de flores para cada momento.

jueves, 18 de marzo de 2010

Reirse juntos

A mis amigas de Granada, para que se rian con este video: La dama y la muerte

La dama y la muerte
https://vimeo.com/187127922

Haz click sobre el botón rojo, y espera un poquito que puede tardar en cargarse, tiene una duración de unos siete minutos

sábado, 27 de febrero de 2010

A mis hijas


--> Seguro que esta entrevista de hoy con David Martí le resonará de una manera muy especial a una de mis hijas, no es fácil tomar decisiones, justamente la respuesta de David Martí ante su opinión por la política la podemos aplicar a nuestro paso por la vida, actuar con coherencia y creatividad, nadie dice que sea fácil, pero de lo que si estoy segura es de que vale la pena.

Estoy acabando de leer un libro, que comentaré en unos días que explica que uno de los principios para vivir con sabiduría es el de la coherencia, para encontrar este principio basta trasladarse a la Grecia de siglo V aC.

David Martí, escritor
"Aquel cazador de brujas no pudo con las de Arnes"
VÍCTOR-M. AMELA

Tengo 39 años. Nací en Barcelona y vivo entre Barcelona y Arnes (Terra Alta). Hice otras cosas..., ¡pero soy escritor! Vivo en pareja. ¿Política? ¡Ojalá fuese más creativa y coherente! ¿Dios? Lo que importa es el potencial de cada persona, al margen de sus creencias

Hice otras cosas..., ¡pero soy escritor!", dice.
Sí. Lo soy: ya está.

¿Qué cosas hizo?
Apenas dos años atrás yo era un ejecutivo de corbata y maletín, gestionaba proyectos técnicoadministrativos...

¿Y hoy escribe novelas?
Sí. Yo era un tipo amargado, desgraciado, insatisfecho, sentía que quemaba mi vida, sumido en la ansiedad... Llegué a tomar tres ansiolíticos cada noche... Casi enloquecí.

¿Y cómo dijo adiós a todo eso?
No fue fácil, ya que uno cree que jamás podrá hacer algo distinto de lo que está haciendo... Fui víctima de mobbing y tuve que cogerme algunas bajas..., tras las que siempre regresaba a la tortura. Hoy veo que me faltaba valor para respetarme y salir de allí.

¿Alguien le ayudó?
Intenté dejar las pastillas practicando yoga, y eso me ayudó. Pero mucho más me ayudó aquel camarero…

¿Qué camarero?
Yo entraba en un bar alguna mañana, con mi traje, mi corbata y mi maletín, amargado, y con medio gruñido pedía al camarero: "Un cortado". Me lo tomaba sin hablar ni levantar la cabeza y me largaba. Pero un día...

¿Qué?
El camarero salió de detrás de la barra, se sentó a mi lado, se sirvió un whisky, se lo tomó de un trago y me espetó: "¿Tú sufres mucho, no?".

¡Qué confianzas...! ¿Qué hizo usted?
Le miré cabreado, poniéndole cara de "¿y tú de qué vas, capullo?". Él, con media sonrisa, añadió: "Recuerda que lo más importante de tu vida es que te respetes a ti mismo". Salí de allí y, en la calle..., rompí a llorar.

Vaya con el camarero terapeuta...
Sin saberlo, él cambió mi vida: ¡hoy soy el tipo más feliz del mundo!

¿Y en qué consiste eso?
En reconciliarte contigo mismo. En mi caso, consistió en abandonar aquel empleo que estaba a punto de volverme loco (literalmente), y perseguir mi sueño de niñez: ser escritor. Lo hice, y publiqué un manual basado en mi experiencia, La (r) evolución interior...

¿Autoayuda?
Algo así, sí. Gustó, por lo que me encargaron después que escribiese otro libro del mismo corte, pero entonces les dije: "No".

¿No?
Ya no tenía mucho sentido para mí hacer eso, pues ya estaba reconciliado con mi interior..., pero sí brotó la necesidad de reconciliarme con mis mayores, con mis raíces.

¿Qué raíces?
Yo crecí en este pueblo pequeño, apartado y paradisiaco, el de mi padre, el de mis abuelos, que vivían del campo. Y sentí que debía homenajearlos, rendir tributo a estas raíces.

¿Qué pueblo es este?: sitúelo.
Arnes, ante las montañas de los Ports: es la Terra Alta, el último pueblo del sur de Catalunya por el interior, en la raya de Aragón.

Formidables paisajes, veo...
La helada de 1958 arruinó campos y ganados. Mis padres, payeses y carniceros, emigraron a Barcelona, donde nací. Pero cada verano lo pasé aquí, desde el día después de acabar el cole hasta el día antes de volver.

¿Qué recuerdos atesora?
Pisaba la tierra del huerto de mi abuelo, con él cogía tomates, melones, sandías... Nadaba en las pozas de los ríos, veía cabras salvajes y buitres, olía el romero, iba en bicicleta, viví el primer amor, el primer beso... Comíamos pipas en la plaza y veíamos el atardecer tiñendo las rocas de los Ports... ¡Entiendo que el joven Picasso se prendase de esto!

¿Hasta qué época se remonta la historia del pueblo de Arnes?
Tuvo presencia íbera, y luego una alquería sarracena, y hay vestigios de un fuerte árabe, y encima de un castillo templario, y por aquí se refugiaron cátaros fugitivos en el medioevo, y también hubo brujas...

¿Brujas?
En el año 1548 se presentó en Arnes un cazador de brujas, Joan Malet, de Flix, y acusó a un par de mujeres del pueblo de hechicería. Y sucedió algo fenomenal: todo el pueblo se conjuró para protegerlas, y el tal Malet tuvo que largarse de Arnes sin sus presas…

Historias de días remotos...
Sí, aunque mi misma abuela seguía siendo algo bruja: siempre tenía a mano algún remedio casero, heredado de su abuela, y esta de la suya... ¡Saber popular ancestral!

Páseme uno.
Para dormir bien: una ramita de valeriana bajo la almohada. Contra la alopecia: loción de aceite de oliva con ocho nueces peladas, maceradas al fresco durante una semana...

Esas raíces quiere homenajear, ¿no?
Sí, lo he hecho mediante una novela. Y también por eso rehabilito la casona familiar, en la muralla del castillo, con cimientos de hace mil años...

¿Quedó atrás aquella insatisfacción?
Sí, porque ya he entendido que no estamos aquí para pagar una hipoteca. Y que somos magos: tenemos capacidad para crear nuestro presente.

¿Y para qué diría que estamos aquí?
Para crear (un libro, un dibujo, una obra, una casa, esta entrevista, una familia...) ypara compartir. Yo no tengo un duro, pero estoy feliz: ¡estoy creando y compartiendo!

¿Y cuál es hoy su sueño?
Retirarme a una masía de la Terra Alta, ante los Ports, junto a un olivo, dos viñas, un limonero, un cerezo y dos gallinas. Y un día morir allí con una sonrisa.

"Aquel cazador de brujas no pudo con las de Arnes"
Alturas de frontera
Quedo con David Martí en el pueblo de sus mayores, cruzado el Ebro, en el extremo sur de Catalunya: Arnes, el pueblo más meridional de la Terra Alta, fronterizo con Teruel. Al pie del espléndido Ayuntamiento renacentista de Arnes contemplamos el oleaje de montañas y bosques del macizo de los Ports, que viene de Prat de Comte y Horta de Sant Joan y se aleja hacia el Maestrazgo y el Matarraña, azuleando. Martí me cuenta su peripecia vital, que ha dado en Les bruixes d´Arnes (Edicions 62), novela donde cristaliza su amor por estos parajes hollados por sus antepasados y escrita a la moda: aventura en espacios reconocibles de un pasado bajomedieval y con protagonistas femeninos.

Hazlo
Foto: Pilar Vidal Clavería

jueves, 26 de noviembre de 2009

Procesos administrativos

Màrius Serra transmite en sus escritos una sinceridad que los hace cercanos y acogedores.

Cómo sucedió con su libro Quiet, donde nos acercó a la realidad de su querido LLullu, comparte en estas líneas de La Vanguardia su experiencia en unos procesos administrativos que responden a unas situaciones, a la que también hay que hacer frente, cuando el dolor aún está bien presente.

EL RUNRÚN
Aquí no hay quien muera
Màrius Serra - 24/11/2009

Los primeros instantes tras su muerte fueron los únicos de todo el proceso en los que se impuso el sentido común
Este es un artículo que me hubiera gustado no tener que escribir. Nuestro hijo quieto Lluís Serra Pablo, alias Llullu, falleció el 24 de julio. Hoy se cumplen, pues, cuatro meses justos de su muerte. El motivo de este runrún es intentar fijar el tortuoso camino de su desaparición administrativa, que concluyó el miércoles pasado. Llullu murió en un local público, de modo que el protocolo exigía la presencia de un juez para levantar el cadáver y una autopsia posterior para determinar la causa de la muerte. Por fortuna, el oficial de los Mossos que acudió aceptó simplificar los trámites. Llamamos al neuropediatra de Llullu y este certificó que la parálisis cerebral que padecía causó su muerte, con lo cual nos ahorramos la espera del juez y una autopsia innecesaria. Este fue el único momento en el que se impuso el sentido común, y aún vino dado por un factor vip del que no pienso ni vanagloriarme ni avergonzarme; sólo lo constato: el oficial (desconozco tanto su grado como su nombre) que dio tal muestra de sensatez había leído Quiet y conocía el caso concreto de Llullu. No voy a detenerme en los detalles más macabros de la transacción funeraria, con sus ataúdes, sus urnas y sus musiquillas, porque nada tengo que objetar, pero el servicio jurídico ya es otra cuestión.

Durante la primera semana de agosto recibí un par de llamadas antológicas. En un tonillo digno de línea erótica en huelga de celo, una oficinista me riñó por no haber presentado el certificado de últimas voluntades del finado y yo le contesté que mi hijo nunca tuvo demasiada voluntad. Se hizo un silencio incómodo, que yo mantuve, y entonces ella preguntó si el finado era menor. Pues sí: nueve años y un grado de discapacidad del 85%. Acabáramos. Pero el tonillo no cambió e incluso me interrumpió para hacerme esperar un segundet.Al cabo de tres días volvió a llamarme y a reñirme. No habían podido dar de baja al finado de la Seguridad Social porque no constaba. Cuando le comuniqué que Llullu estaba adscrito a la ley de Dependencia me dijo que con la Generalitat no trabajaban y que tendríamos que ser nosotros quienes tramitáramos la baja. Tras un mes de duelo lejos de casa, durante la última semana de agosto nos dispusimos a hacer trámites mientras nos enfrentábamos al penoso vaciado de armarios. Nada fue sencillo ni pudo hacerse por teléfono. Al tramitar la baja de la prestación de la Dependencia, nos advirtieron que igual tardaban meses en retirárnosla (tal como tardaron meses en concedérnosla) y que, sobre todo, no nos gastáramos ese dinero, porque tendríamos que retornar el importe correspondiente al periodo post mórtem. ¿Tanto cuesta apretar una tecla para cursar una baja por defunción? Para acabarlo de rematar, el pasado 13 de octubre nos llamaron a casa desde el Parc Sanitari Pere Virgili para informarnos de unos pequeños cambios en la ley de Dependencia de los que se podría beneficiar nuestro hijo Lluís. Les felicité por la ampliación de competencias al más allá.

También dimos de baja la plaza de minusválido que nos habían concedido para aparcar delante de casa. A pesar de renunciar a un privilegio, tuvimos que desplazarnos a la sede del distrito y solicitarlo por escrito. Lo hicimos con cara de tonto el 26 de agosto y hasta el miércoles, 18 de noviembre, no apareció la brigada que arrancó la señal y borró con alquitrán los últimos vestigios visibles de que en la calle del Canonge Almera vivió una vez el gran Llullu, patrón de los quietos, de cuyo recuerdo disfrutamos como de una gran herencia. A no ser que la ley de sucesiones...
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