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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Puede ser

Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus paisanos lo consideraban afortunado porque tenía un caballo, que utilizaba para labrar y transportar la cosecha. Pero un día el caballo se escapó. La noticia corrió pronto por el pueblo, de manera que al llegar la noche los vecinos fueron a consolarle por aquella grave pérdida. Todos le decían: "¡Qué mala suerte has tenido!". La respuesta del granjero fue un sencillo: "Puede ser".

Pocos días después, el caballo regresó, trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas.  Enterados los aldeanos, acudieron de nuevo a su casa, esa vez para darle la enhorabuena y comentarle su buena suerte, a lo que él volvió a contestar: "Puede ser".

Al día siguiente, el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero ésta lo arrojo al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte, pero el padre se limitó a decir otra vez: "Puede ser".

Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejercito. Al atardecer, los aldeanos que habían despedido a sus hijos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, mas éste, como ya podemos imaginar, contestó nuevamente: "Puede ser".

Cuento taoista 


Veratrum album, Circ dels Colomèrs
Fotografía: Pilar Vidal Clavería
julio 2011

2 comentarios:

  1. Estas dos palabras tan secillas
    desencadenaron una serie de acontecimientos, que la pasividad
    del granjero convirtió en un final feliz...puede ser.
    Petons Pilar.

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  2. Dos palabras sencillas y a su vez tan poderosas.... puede ser.

    Una abraçada Maria Dolors

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