Durante siete días hemos visitado una parte del territorio del Sultanato de Omán. A lo largo del recorrido, que hemos realizado con un coche de alquiler, hemos vivido grandes contrastes y agradables sensaciones, que para mi se han hecho especiales a través del olfato. Tanto las mujeres, en su gran mayoría vestidas de negro, como en los hombres, vestidos de blanco con la
dishdasha, desprenden un olor de
agradables fragancias, olores que llegan también desde múltiples
incensiarios, en tiendas y hoteles. Una curiosidad en relación a las fragancias, es que en
Omán, se elabora el perfume más caro del mundo,
Amouage, es su nombre, un perfume que cuida tanto la elaboración de sus componentes, como el de los envases que lo contienen.
Omán se encuentra en la península arábiga, tiene frontera con los Emiratos Árabes, el Yemen y Arabia Saudí. Su capital es
Mascate, una ciudad de colores blancos y ocres rodeada de un paisaje árido y seco. Omán es el único país del mundo con una población que profesa mayoritariamente el ibadismo, una rama del
islam no adscrita ni al sunismo ni al chiismo, que aboga por la
tolerancia y el diálogo. Omán es un país respetado como mediador de
conflictos.
Comparto una primera entrada en el blog con las imágenes que reflejan mis momentos más especiales del viaje.
La suntuosidad de su interior es inmensa. Mi mirada se quedó atrapada, con los reflejos en una pared, de una de sus vidrieras y de sus lámparas de cristal. La lámpara central, era la mayor araña de cristal del mundo, hasta que llegó la de Abud Dabi, actual número uno. Y con los reflejos en el exterior, en las arcadas de uno de sus patios laterales.
En relación a los contrastes, aquí tenemos un ejemplo, desde la suntuosidad de la gran mézquita, al recorrido por las ruines de Birkat el Mouz, con sus casas de adobe, sus acequias y su palmeral.
También era díficil de imaginar y lo desconocía totalmente, que en un país donde el 82% del terreno es desértico, existieran cultivos, nada menos que de rosa damascena, la misma rosa que me llevó en mayo del año pasado al
valle de las rosas de Kazanlak en Bulgaria.
Los oasis son el contrasate extremo de los desiertos, reflejado en esta visita al pueblo del Vell Misfath.
La balconada de la ruta W6 es espectacular, pudimos estar nada menos que al borde de un acantilado de más de un kilómetro de profundidad. Caminamos un trecho del Cañón Jebel Shams, la montaña del sol, en la cadena montañosa de Al Hajar.
Fortalezas, fuertes y castillos son muy abundantes en el sultanato
Visitamos el Castillo de Jabreen, residencia de sultanes, de cinco plantas y 55 habitaciones.
Hicimos noche en el Desierto de Wahiba Sands, que es territorio beduino.
Siempre es agradable la vista de las dunas doradas y caminar sobre ellas, esperando la caída del sol.
La gran joya de Omán son sus wadis. Wadi en árabe significa valle o rio seco. Las épocas de lluvias hace que se inunden y queden pozas donde bañarse en aguas cristalinas y transparentes.
El último día de estancia en Omán, nos regaló con la luna llena, la luna rosa de abril.
Texto y Fotografias: Pilar Vidal Clavería
Sultanato de Omán
abril 2025
Las
informaciones sobre les Flores de Bach que aparecen en los artículos de este blog
son únicamente de carácter orientativo e informativo. Cada persona
necesita un tratamiento individualizado, que debe ser prescrito por
un terapeuta floral acreditado.