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miércoles, 13 de octubre de 2010

Preguntas eternas

De la lectura de esta entrevista destacaría personalmente dos aspectos, por una parte lo mucho que me resuena la frase: lo dificil que resulta encajar lo que no queremos oir, y que como nos dice Monique Canto-Sperber, ya Sócrates nos lo advirtió hace 2500 años y por otra la necesidad de la autoexigencia, entendida no en el aspecto negativo que puede presentar Rock Water, de perfeccionismo, de ser ejemplo para los demás y negarse placeres y alegrías en la vida, sino en el de autoconocimiento, no siempre fácil, aunque si beneficioso.

Monique Canto-Sperber, filósofa: ´Ensayo sobre la vida humana´
"En vez de autoayuda lean autoexigencia, osea, filosofía"
LLUÍS AMIGUET - 13/10/2010 . La Contra-La Vanguardia

Mi condición de mujer convierte mi edad en una declaración de fertilidad, y la prolongación de la fertilidad cambiará nuestro mundo. Tengo un hijo. Nací en Argel, en un país al que nunca podré volver porque ya no existe. Soy social a fuer de liberal: una aspiración lleva a la otra

La filosofía está tan de moda en Francia como lo estuvo el rock.

¿Se matriculan muchos estudiantes en Filosofía?


Hay muchos ciudadanos que quieren aprender. Hace 20 años que no paran de abrirse cafés filosóficos,siempre concurridos, y los debates de ideas en radio y televisión conquistan gran audiencia...

Tal vez sea sólo una moda.

... Autores exigentes con el lector venden grandes tiradas - hasta 30.000 ejemplares-de sesudos ensayos. Se publican revistas filosóficas populares y el magazine Filosofie ha conseguido una difusión muy respetable. ¡Hasta se fletan cruceros filosóficos!

¿Vacaciones en el mar de las ideas?

Sí, cruceros debatiendo sobre las olas. Yo misma estoy sorprendida por la audiencia de mi programa de ética en Radio France... Pero no hago concesiones: mantengo el nivel, porque percibo que me lo exigen...

¿De qué filosofía hablamos?

No la académica, desde luego, sino una más próxima a los ciudadanos que les ayuda a formarse una opinión sobre el sentido de la existencia, el amor, la pareja, la muerte...

No son preguntas nuevas, doctora.

Son preguntas eternas, pero lo que es nuevo es la necesidad de los ciudadanos no sólo de tener una opinión, sino de tener una opinión seria, sólida, que puedan contrastar en público.

¿Y por qué la necesitan ahora?

En parte, porque los medios de comunicación han descubierto el atractivo de la opinión bien expresada y la programan en todos los formatos: encuestas, debates, tertulias, mesas redondas...

Donde todos opinan sobre todo.

... Hasta crear la necesidad en el ciudadano de tener una opinión también él mismo y por lo tanto de formarla.

¿Y eso le parece frívolo y peregrino?

En absoluto. Tal vez esta sea una moda pasajera y la primera atracción sólo superficial, pero gracias a ella muchos ciudadanos conectan con algo más profundo en su interior y crecen en ambición intelectual.

También hay mucha frívola autoayuda.

Es cierto que se aprovecha la moda para vender recetas filosóficas de felicidad...

Desde hacer maratones hasta la meditación trascendental en todas sus variantes.

Suelen ser complacientes con su lector, quien a su vez es autoindulgente. Ya hace 2.500 años que Sócrates advirtió: si quieres ser popular, sé fácil y dile a la gente lo que quiere oír. Y la gente quiere oír que existe una receta sencilla para lograr la felicidad.

¿Ocupa esta filosofía el espacio que abandona la religión?

El catolicismo en Francia y España era la formación espiritual de la mayoría, pero ha estado tan obsesionado por la moral privada, especialmente la sexual, que ha abandonado las demás dimensiones de lo humano.

Habrá de todo.

Cierto. Muchos católicos han decidido serlo en serio y han vuelto al rigor, incluso algunos al fundamentalismo. Es un síntoma.

¿De qué?

De la necesidad generalizada de mayor compromiso vital más allá del banal ir tirando.

¿En qué sentido?

El socrático: Sócrates constata que una vida sin skepsis - reflexión e indagación profunda-no merece la pena ser vivida. Sócrates no buscaba la felicidad, como la concibe un manual de autoayuda, sino la verdad.

La verdad te hará libre, pero no feliz.

Eso descubrieron los seguidores de Sócrates: la desazón del primer contacto con la verdad, que es la certidumbre de la muerte y la nada. Los existencialistas quedaron atrapados en esa sensación de desamparo y soledad en un universo absurdo. ¿Para qué esforzarse en nada si la muerte y el olvido acabarán con todo tarde o temprano?

Si no superas ese sentimiento, no vives.

Los existencialistas se negaron a esquivarlo o a intentar trascenderlo y quisieron apurarlo hasta las heces: decidieron zambullirse en el absurdo hasta encontrar un sentido en él. "No pienses el absurdo - dicen-,vívelo"...

Veo que no le satisface esa línea...

Yo creo que Sócrates nos anima a encontrar sentido a nuestras vidas con ayuda de la razón y el examen crítico de cuanto hacemos. Estoy convencida de que la racionalidad puede ayudarnos a superar ese vacío.

¿Qué razones le asisten?

Somos seres racionales y la primera respuesta es: "Si hago algo es porque soy yo". Cuando examinas tu vida, tras una gran decisión estudias instintivamente las razones por las que tú has acertado o has fracasado.

Sueles buscarte excusas o medallas.

Lo cierto es que ese juicio sólo puede ser retrospectivo. Sólo el paso del tiempo nos permitirá juzgar con exactitud a posteriori. Citaré a Bernard Williams y su Gauguin...

Cuéntenos...

Gauguin abandonó todo: mujer, hijos, amigos, porque creyó que su talento sólo se realizaría si se iba a pintar a Tahití... Y acertó.

Una cumbre del arte moderno.

Pero ¿qué hubiera pasado si se hunde su barco o si llega a Tahití y tiene una crisis creativa personal y al final no pinta nada?

Hoy sería un mal padre y un fracasado.

Se podría decir que lo único que puede justificar moralmente a Gauguin es el éxito, pero sería injusto no discriminar las razones:

Veamos...

Si se ahoga en el viaje, no podríamos culparle, pero si fracasa por su pereza o bloqueo, entonces sí sería un desgraciado.


Cicuta con auditoría

Madame Canto-Sperber profesa sin duda la skepsis socrática al vestir con sobria elegancia no sólo su cuerpo conciso y su conversación contenida, sino también su conducta pública, en la que ha puesto la ingrata búsqueda de la verdad por delante de la siempre agradecida conveniencia. Ha mantenido sonados debates con el establishment filosófico francés tanto en el Comité Nacional de Ética como cuando fue nombrada directora de la prestigiosa École Normale Supérieure y tuvo que beber la cicuta de la desautorización corporativa y sufrir una cascada de dimisiones. No sé qué hubiera hecho Sócrates frente al boicot de la élite normalien,pero ella, de entrada, encargó una auditoría...

Cartel exposición Paul Gauguin, Stuttgart, 1998

Cartel exposición Paul Gauguin, Stuttgart, 1998

Cartel exposición Paul Gauguin, Stuttgart, 1998

Cartel exposición Paul Gauguin, Stuttgart, 1998
Fotos: Pilar Vidal Clavería
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