Ante las enfermedades que se le presentaban en la vida, Magda tenía dos poderosos aliados, su energía y su fe: "Es nuestra energía, es nuestra fe de cuerpo y alma. No dudéis, no tiréis nunca la toalla pensando esta enfermedad no tiene solución, me voy a morir".
Edward Bach también sabía de la necesidad de la fe para el ser humano, podemos leer en Gorse, uno de sus siete ayudantes:
Para una enorme desesperanza. Para los que han abandonado la fe y ya no creen que se les pueda ayudar. Sólo bajo la persuasión de otros, o para complacerles, se someterán a diferentes tratamientos, pero asegurando que hay muy pocas posibilidades.
¿Vale la pena?, ¿Sirve de algo continuar si la cabeza ya está sobre la losa, rendida, sin fuerzas? Ha renunciado a todo, pero hay una mano justo a su lado, Gorse, que le devolverá la esperanza y la fe para empezar de nuevo.
Las Flores de Bach y el Arte en la calle
Pilar Vidal Clavería
Foto: Pilar Vidal Clavería