Durante este curso escolar los lunes al mediodía han sido especiales para mi, poder estar junto a Jana, mi nieta, en su escuela a la hora del cuento, ha sido un gran regalo.
A la hora del cuento, los niños están atentos, escuchan historias cortas, leídas o narradas, una fantástica manera de normalizar e integrar sus emociones a través de las aventuras de personajes de todo tipo.
Hace dos lunes el cuento trataba de la historia de un elefante, el resumen es así:
La profesora narró el por qué el elefante, que era rosa, se puso triste cuando tuvo que separarse de su mejor amigo y perdió las ganas de jugar, -no llores, - no estés triste, eran unos mensajes que lejos de ayudar, añadían más tristeza al elefante.
Los intentos por consolarlo no conseguían su propósito.
Fue entonces cuando el elefante fue a visitar a la lechuza, una lechuza que era muy sabia y que conocía el secreto para devolver la sonrisa del elefante.
Al contrario de lo que había escuchado hasta entonces, le dijo, llora, llora todo lo que necesites, te hará bien. Después busca alguien con quien compartir tu tristeza, explícale lo que te pasa y siente como el recuerdo de tu amigo llena tu corazón.
El elefante lloró, fue a hablar con la mamá elefante y le explicó lo que le sucedía, ésta lo abrazó y escuchó con todo su amor, poco a poco la sonrisa volvía a la cara del elefante.
Y cuento contado, esta historia se ha acabado.
Texto y fotografía: Pilar Vidal Clavería
Terapeuta floral
Counseling integrativo-relacional de duelo y pérdidas
El texto de este cuento está basado en el libro, Por qué el pequeño Elefante rosa se puso triste y cómo volvió a sonreir de Monika Weitze, y se publicó en la Editorial Juventud en el 2005.
1 comentario:
Sí, está bien el cuento. Para acompañar bien al otro, tienes que haber estado tú misma en ese lugar, sin escaparte.
Besos, Pili!
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