Llevo unos días queriendo escribir alguna cosa sobre la Sincronicidad
, finalmente lo hago con una frase del doctor
Bach, una frase de
Jung y una entrevista que he encontrado hoy en El Periódico de Catalunya con
Francesc Torralba.La Sincronicidad es la Teoría de las Casualidades Significativas, también denominada Principio de las Conexiones no causales, lo que llamamos casualidades son conexiones subconscientes y fortuitas con el Inconsciente colectivo.
La casualidad y la causalidad son dos palabras muy parecidas de contenidos opuestos y que resumen la eterna discusión teológica entre el Libre Albedrío y el Determinismo.
Tenemos dos tipos de pensamiento o toma de conciencia voluntaria.
El pensamiento convencional es lineal y se denomina causal. Afirma que todo efecto proviene de alguna causa, y que sin causa no puede haber efecto.
Jung estudió otro tipo de pensamiento, no lineal sino sincrónico, los efectos coinciden en el tiempo con las causas, están interconectados.
La sincronicidad es la capacidad natural de permanecer consciente de la mayor parte de cosas que ocurren para el Yo de manera inconsciente.
No hay mayor dolor que tener una vida sin sentido
Carl G. Jung
Consideremos a la existencia no meramente un deber que hay que cumplir con la mayor paciencia posible, sino que desarrollemos un verdadero gozo por la aventura que significa nuestro paso por este mundo
Edward Bach
Entrevista El Periódico de Catalunya, publicada el16 de febrero de 2008.
Francesc Torralba:
"Vive el día de hoy como si fuera el último" Filósofo y teólogo Acaba de publicar su libro más personal, 'El sentit de la vida', en el que se pregunta hacia dónde va nuestra vida o por qué tenemos que morir.
Gaspar Hernandez
--Empezamos con una pregunta fácil. ¿Cuál es el sentido de la vida?--El sentido de la vida se construye. No se halla.
--¿Y usted, estudiando teología, no vislumbró ese sentido?--Las creencias ayudan a encontrarlo. Mi libro es filosófico, no entro directamente en lo teológico. Pero hay mucha gente que en el seguimiento a Jesús, Buda o Lao-Tsé logra que su vida sea bella y dotada de sentido.
--La gente más feliz es la que vive su vida con sentido.--Sí. La persona que vive con sentido se enfrenta más fácilmente a cualquier contrariedad, por dura que sea. El sentido se convierte en fuerza motriz, en empuje.
--Si los científicos no saben cuál es el sentido del cosmos, ¿qué hacemos preguntándonos por el sentido de nuestra diminuta vida?--No podemos esperar esta respuesta de la ciencia. Los científicos eminentes del siglo XX coinciden en afirmar que incluso en el caso de que todas las preguntas científicas estuvieran resueltas, la pregunta de qué sentido tiene la vida quedaría sin responder en sus libros.
--Usted compara la vida con un tren (evitaremos las bromas fáciles relacionadas con la actualidad).--Viajamos en un tren, pero no sabemos hacia dónde. Yo estoy en el tren, y no pedí entrar en él, ni me consultarán cuando tenga que bajar. Y mientras estoy en el tren puedo fastidiar al prójimo, asquearme, robar, pero también puedo amar, contemplar el paisaje, establecer vínculos.
--De los estoicos ha aprendido a vivir el momento presente.--Sí. Que el tiempo pasa muy fugazmente y que no tenemos ninguna garantía de futuro. Por eso debemos llenar con el máximo contenido, significado e intensidad el presente. Pero no es un
presentismo alocado.
--Y, sobre todo, no posponer.--Posponemos los proyectos: "Esto lo haré cuando me jubile, esto lo haré cuando tenga a los hijos mayores, cuando tenga la hipoteca pagada". No tienes ninguna garantía de estar vivo entonces. O de que tengas vitalidad como para llevarlo a cabo. Tenemos que dar sentido a la vida, pero ahora y aquí, en cada instante.
--¿Cómo?--Conjugando verbos que dan sentido al presente. En la sociedad de masas sobre todo se conjuga el verbo consumir. Dar sentido a la vida es atreverse a conjugar otros verbos: pasear, conversar, mirar, acompañar, amar. Pero nos centramos en consumir, una actividad que no llena y que genera nuevas formas de dependencia.
--¿Por qué solo nos preguntamos por el sentido de la vida cuando sufrimos una crisis?--Porque vivimos mecánicamente. De vez en cuando irrumpe algo extraño que desordena esta rutina. La muerte de un ser amado, la enfermedad, un fracaso afectivo, un problema laboral serio. Entonces nos preguntamos: "¿Qué hago yo aquí?". Sin estas situaciones límite, uno va mecánicamente repitiendo lo de siempre.
--Según qué crisis es una bendición.--Las crisis son purificadoras, catárticas. Gracias a ellas a veces podemos captar lo esencial. Ver más claramente lo que de verdad cuenta y en qué hacer hincapié. Alguien que se levanta por la mañana sabiendo que ese va a ser su último día, va a llenarlo de la máxima autenticidad.
--Hombre, tampoco hace falta llegar a ese extremo...--Recomiendo el ejercicio. Vive el día de hoy como si fuera el último. No dejarás de decir las cosas que tengas que decir. No dejarás de mostrar los afectos que tengas que mostrar o de reencontrarte con los seres amados. No dejarás de escuchar la música o leer los poemas o contemplar lo que puede embellecer este día.
--Estamos a favor de la belleza.--La belleza tiene un significado que va más allá de lo físico. Belleza y bondad forman una unidad. De hecho, lo que hace que la vida merezca ser vivida es la belleza que uno pueda captar a través de ella. Y la belleza se capta a través de muchas herramientas: la música, la lectura, un paisaje, un rostro o la ternura de un niño. Belleza es esa experiencia en que el instante tiene plenitud, armonía, una especie de unidad, de equilibrio de las formas.
--¿Y la vida en sí misma no es bella?--La vida
per se no es bella: en la vida hay belleza, pero también hay mucha fealdad; hay bondad y maldad, y vacío. El antídoto del vacío no es la evasión, ni el fármaco, ni el bufón que entretiene, sino la apuesta por la autenticidad. O sea, vivir conforme al yo. Una persona vive auténticamente cuando trata de hacer de su vida un proyecto personal. No simplemente una rutina para cubrir las necesidades primarias, cosa que tenemos que hacer todos, sino que trata de hacer de su vida una obra de arte. No admite que su vida tenga un guión escrito.
Paisaje en KyrgyzstanFoto: Pilar Vidal Clavería