En el inicio de la segunda edición encontramos este Proemio:
El regalo más grande que se puede ofrecer a los demás es ser feliz uno mismo y tener esperanzas; entonces será posible sacarlos de su abatimiento.
La acción de estos remedios es incrementar nuestras vibraciones y abrir nuestros canales para la recepción del Ser Espiritual; para inundar nuestra naturaleza con la virtud particular que necesitamos y lavarnos de la imperfección que está causando el perjuicio. Los remedios pueden, como la música hermosa o cualquier cosa edificante que nos inspira, elevar nuestra naturaleza misma y acercarnos más a nuestro espíritu. Y por eso conceder paz y alivio a nuestros sufrimientos. Ellos curan, no porque ataquen la enfermedad, sino porque inundan nuestros cuerpos con la bellas vibraciones de nuestra Naturaleza Superior en cuya presencia la enfermedad se disuelve como la nieve bajo la luz del sol.
No hay auténtica curación a menos que haya un cambio en los puntos de vista, paz en la mente y felicidad interior.
Edward Bach
Junto al lago Besiberri
Foto: Pilar Vidal Clavería
octubre 2011
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