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domingo, 10 de octubre de 2010

Trascender la materia

Sentimientos, sentido y sentir se entrelazan en esta entrevista con Antonio Damasio

Antonio Damasio, neurólogo: ´El error de Descartes´ , ´Y el cerebro creó al hombre´
"Somos materia, pero sabemos trascenderla"

LLUÍS AMIGUET - La Contra-La Vanguardia, 9 octubre 2010

He tenido 25 años desde que cumplí los 25, pero ahora son más felices. Nací en Lisboa: soy europeo a fuer de ibérico. Mi familia es Hanna, que investiga conmigo además de tener su propia obra. Soy liberal en el sentido europeo del término, que en EE. UU. sería de izquierda

Vivo ahora los mejores momentos de mi vida, porque he aprendido a apreciarlos.

¿Es más feliz hoy que hace cincuenta años?

Nuestro cerebro es el resultado de millones de años de adaptación, y el mío en el transcurso de la vida ha aprendido a disfrutarla.

¿El cerebro es capaz de pensarse?

Ya desde el primer microbio, cualquier ser vivo responde a los cambios del entorno con un esfuerzo de homeostasis, de equilibrio con el medio, de adaptación.

Puedes adaptarte sin ser consciente.

Para adaptarnos debemos medirnos constantemente con nosotros y con el medio. Así adquirimos una imagen de nosotros mismos...

¿Cómo?

A partir de la información que le proporcionan los sentidos, nuestro cerebro elabora y reelabora a cada instante mapas: mapas visuales, auditivos, táctiles de nosotros y el entorno. Nuestra mente surge en ese proceso.

¿La mente sabe que existe?

Es como una orquesta de percepciones, ideas, sentimientos simultáneamente cambiantes que generan su propio director. Ese director de la orquesta del cerebro es la conciencia, que ya es un yo al que se añade la memoria subjetiva...

Y es el paso siguiente en la evolución.

Es la respuesta cerebral de la evolución a la necesidad no sólo de responder a posteriori a los desafíos del medio, sino de anticiparnos a sus cambios y exigencias.

¿Los animales son conscientes?

Algunos tienen mente pero no llegan a tener conciencia. Los primates, mamíferos marinos, elefantes, lobos y perros no sólo tienen un sí mismo central, sino también uno autobiográfico, como usted y yo.

¿Cómo se anticipa nuestro cerebro a los cambios y amenazas del entorno?

Se sirve de percepciones, emociones y sentimientos... Todos ellos son inseparables del proceso de pensar y, por eso mismo, mente y cuerpo son impensables por separado.

Por ejemplo.

Si entra un león en la habitación, usted percibe el peligro, lo que se transforma en emoción, y si elige escapar, su mente le preparará para huir e incluso le anestesiará mientras corre si le hiere en la huida...

Sentiré que debo correr, desde luego...

Y ese sentimiento es el conjunto del estímulo, la reacción y las ideas que se generan en el cerebro. Y es subjetivo, es suyo. Es su yo. Además, después, cuando me explique su huida del león, nuestras neuronas espejo sincronizarán de un modo sutil pero tremendamente eficaz nuestro sentir, de forma que usted seré también yo y yo, usted.

¿En qué sentido?

Usted ahora mismo, cuando me está escuchando, no puede pensarme sin sentirme. No puede separar al verme lo que le hago sentir de lo que le hago pensar...

El amor, el miedo, el odio... ¿sólo son procesos bioquímicos?

Todos tienen una base material. Pero eso no disminuye su grandeza. Son un prodigio adaptativo abierto al futuro.

Pero... ¿ninguna vida tras esta vida?

Piense en el dolor de una madre que llora a un hijo. Hemos inventado la otra vida como paliativo para el dolor causado por esa destrucción del vínculo entre humanos. Sin ese vínculo de amor nuestra especie no habría llegado hasta aquí, pero esa fortaleza también nos hace débiles cuando se rompe.

Así la religión sería mero consuelo...

La respeto en quien la vea como algo más.

Cree en hombres que crean dioses.

¿Recuerda la homeostasis en los cuerpos?

Ha dicho que era el principio del yo.

Ya lo era en una ameba, pero es el mismo principio de la religión, la justicia o la política: los humanos buscan un equilibrio social que mejore su adaptación al medio.

¿Cómo?

Entre la célula eucariota que se autorreguló para adaptarse al entorno y el redactor de una Constitución median millones de años de evolución, pero el principio es el mismo: autorregularse, tener conciencia, para encontrar un equilibrio que mejore la adaptación de la especie y sus individuos al entorno.

Emociones, sentimientos, pensamientos, mente, conciencia... y... ¿sueños?

Los sueños y el inconsciente son parte de ese esfuerzo adaptativo que es la mente. De hecho, sin ese marcapasos que representan los estímulos del mundo exterior, a la mente le sería fácil pasar la vida soñándose.

Ese es un sueño freudiano.

Freud fue pionero en la investigación del inconsciente, aunque el psicoanálisis no sirva para curar una enfermedad mental grave.

¿Entonces sólo vivimos para que nuestros genes sean eternos?

Dawkins dice que somos meros robots portadores de genes egoístas a los que servimos hasta morir tras reproducirnos para que ellos pervivan generación tras generación y especie tras especie en la cadena evolutiva.

Perspectiva hermosa, pero terrible.

Yo no sería tan radical, porque creo que ese complejísimo mecanismo tiene la capacidad de conocerse hasta superarse a sí mismo. Así, con nuestro cerebro podemos vencer a la naturaleza y trascenderla.

Veo que en el futuro sí que cree.

Desde la convicción científica en nuestra capacidad evolutiva, se lo digo con palabras prestadas de un poeta, Eliot: "El tiempo pasado y el tiempo futuro, lo que podría haber llegado a ser y lo que ha sido, apuntan a un fin, que es siempre presente".


"Somos materia, pero sabemos trascenderla"

Primates muy listos

Como buen primate, Damasio sabe trabajar no sólo en equipo, el del Brain and Creative Institute, sino además en pareja, y eso es ser un primate emocionalmente inteligente, como demuestra el cariño con que le escucha la brillante neuróloga Hanna Damasio. Antes de ser recibido como honoris causa por la Universitat Ramon Llull, Damasio reitera su científica fe en la materia como fundamento de nuestro cerebro, emociones, sentimientos y amores. Pero también nos confía ilusionado su confianza, tan científica como humana, en que ese mismo cerebro es capaz de trascenderse a sí mismo y a la materia de la que está hecho. De momento, podemos encontrar la eternidad en un infinito presente.

Babuinos gelada, Theropithecus gelada
Simien Mountains, Etiopia 2008


Babuinos gelada, Theropithecus gelada
Simien Mountains, Etiopia 2008

Fotos: Pilar Vidal Clavería


Añado a esta entrevista de La Contra, la que realizó Eduardo Punset en marzo del 2006

jueves, 5 de agosto de 2010

Subrayado

La lectura siempre nos ha dado oportunidades de viajar, en este caso el viaje va de la mano de Eduardo Punset y de su último libro, El viaje al poder de la mente.

Me gusta subrayar los libros, unas rallas verdes que resaltan en las páginas, en frases o palabras que me gustan o que me han sorprendido especialemente.

En el caso de esta última lectura voy a compartir unas cuantas:

Miedo:

La felicidad que ahora sabemos definir como la ausencia de miedo, al igual que la belleza -por fin lo aprendimos- es la ausencia del dolor.

Aprendizaje:

Cuanto más llamativo el contexto, mejor para la memoria

Mucho más útil que aprender es desaprender

La primera característica que se desprende del análisis científico más moderno es un nivel de humildad y modestia que jamás tuvo el pensamiento dogmático que le precedió.


Las intuiciones son tan válidas como las decisiones que teje la razón; que necesitamos desaprender casi todo lo aprendido y no sabemos cómo hacerlo; que cuando recordamos el pasado o imaginamos el futuro, se activan idénticos circuitos cerebrales; que borrar la huella de cada injuria o acoso personal requiere cinco actos de desagravio, lo que impide reducir adecuadamente los niveles de violencia colectiva; que el aprendizaje social y emocional es la única apuesta rentable de cara al futuro.

La ciencia está corroborando ahora que la gestión de las emociones básicas y universales debería preceder a la enseñanza de valores y, por supuesto, de contenidos académicos. Les va, a los niños, su vida de adultos.

Imaginación:

Afortunadamente, la imaginación permite huir de la odiosa realidad en la que el cambio es una amenaza.

Imaginar es casí idéntico a ver

Incertidumbre:

El principio de incertidumbre preside ahora la vida del Universo El principio de incertidumbre de Heisenberg significa que debemos vivir para siempre con probabilidades, no con certidumbres.

Influencia del entorno:

El poder omnipotente de la obediencia al entorno, al decidir la conducta de las personas; gente normal podía volverse perversa e incluso criminal.

Optimismo:

Sólo un optimismo atávico permitió la supervivencia de los europeos Para poder sobrevivir nos engañamos a nosotros mismo haciéndonos creer que el pasado fue mejor y el futuro más fácil que ahora

Altruismo:

Se ha comprobado que las conductas altruistas, como sería el caso de dar la bienvenida a un recién nacido, provocan una mejora del estado de ánimo.

Me ha quedado el impacto imperecedero del atruismo cristalizado miles de miles de años antes de que las religiones formularan supuestas solidaridades.

Retraso:

No existe ninguna razón que justifique, salvo la desidia política, este abismo entre ciencia y compensación para el paciente

Plasticidad cerebral:

La lucha de antaño entre partidarios de la influencia del entorno y los que creen en el peso de la herencia genética ha sido sustituida ahora por el descubrimiento de la plasticidad cerebral.

Descubrimientos:

El segundo gran descubrimiento científico de los últimos años ha sido la conexión entre las relaciones personales más estresantes y la operativa de determinados genes que regulan el sistema inmunitario. Nuestras relaciones personales no solamente modulan nuestra experiencia social, sino también nuestra biología.


Ahora resulta que la dieta o el entorno pueden dejar huellas que subsisten durante varias generaciones sin utilizar los canales genéticos.

Las últimas investigaciones científicas están demostrando que ni el codigo genético es el único factor responsable de nuestra conducta, ni el código genético es impermeable a lo que ocurre en el entorno. Por encima del ADN interviene otro código que dictamina cómo se leen los genes.
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