Mi aprendizaje y formación en duelo y pérdida en el
Instituto de Psicoterapia Integrativa Relacional (IPIR)
en Barcelona, continua por segundo año consecutivo
, y lo que de entrada fue un primer módulo para profundizar en el tema del duelo se ha convertido en un Postgrado en Counseling de duelo y pérdidas del IL3 de la Universidad de Barcelona, siguen las clases, los aprendizajes, los trabajos teóricos y prácticos.
La directora del IPIR,
Alba Payàs publicó esta
entrevista en el diario La Vanguardia el 3 de marzo del 2011, en ella podemos ver algunos de los aspectos que recibimos en esta formación y que para mi son determinantes y me animan para seguir en ella, el acompañamiento desde la seguridad, el respeto y la confidencialidad.
Entrevista 3-3-2011
Vida-La Vanguardia
Raquel Quelart
Lleva más de 20 años
acompañando a las personas que afrontan la muerte o el duelo. La
psicoterapeuta Alba Payás ha decidido compartir esta experiencia en
Las tareas del duelo.
El manual aborda desde un modelo integrativo relacional una temática
que durante años ha sido relegada a un segundo plano en las
universidades de Psicología.
Alba Payás, de 54 años de edad, fundó hace seis meses el
Instituto de Psicoterapia Integrativa Relacional (IPIR)
en Barcelona. Su formación clínica tiene origen en Metanoia Institute,
en Gran Bretaña. También es miembro de la Asociación Internacional de
Psicoterapia Integrativa de Nueva York (IIPA) y, además, ha dirigido
durante 10 años el servicio de Apoyo al Duelo de Girona. Es docente en
varias universidades y creadora del modelo integrativo-relacional en
pérdidas, duelo y trauma.
El duelo es uno de los grandes olvidados de la formación en Psicología.
Las
facultades de Psicología no han tratado nunca el tema del duelo en
profundidad, también por la ausencia de modelos. El modelo Integrativo
relacional ofrece un marco teórico para la comprensión de la experiencia
de pérdida.
Por suerte, esta tendencia está cambiando.
Este
tema ha despertado un interés creciente desde hace diez años, sobre
todo en el campo de la psicología, la antropología, la filosofía y la
espiritualidad. Cada vez hay más profesionales que sienten la necesidad
de especializarse en duelo.
¿Qué errores se cometen por falta de especialización?
Muchos
psicoterapeutas consideran que el sufrimiento no tiene sentido y que el
objetivo terapéutico es simplemente reducir ese dolor a través de
medicación y consejos, les dicen a los pacientes “despídete”, “rehaz tu
vida”, “no pienses en ello….”. El modelo está basado en la buena
intención, pero hoy sabemos que estas recomendaciones, dadas de forma
indiscriminada, son mala praxis clínica
Así pues, ¿cómo debe de proceder el psicoterapeuta?
Acompañando
y ayudando a la persona a vivir ese sufrimiento, utilizándolo como
camino y dándole sentido. No se puede evitar el dolor, pero,
desafortunadamente, un gran número de profesionales de la psicología
sigue diciendo barbaridades a la gente en duelo.
¿Cuáles son las más gordas que ha oído?
Recomendar
a pacientes que se aten una goma a la muñeca y que la estiren cada vez
que piensen en la persona que han perdido. Otros sugieren que se
deshagan de las cenizas o que cojan la foto de la persona amada y le
digan “adiós”. También les aconsejan que se distraigan con actividades y
que no vayan al cementerio.
¿Y qué tipo de consecuencias acarrea este mal modelo?
Mucha
gente acaba rechazando la ayuda, revictimizada por el terapeuta. Un
problema añadido es que la persona que acompaña en el sufrimiento tiene
que estar dispuesta a mirarse a ella misma. En el mundo de la psicología
y la psicoterapia en nuestro país aún hay muchas formaciones que no
incluyen la parte de trabajo personal.
El psicólogo primero debe conocerse a sí mismo.
Es
imposible acompañar a alguien en el dolor cuando el tuyo no lo has
atendido, no eres capaz de gestionar tus propias emociones y acabas
animando a la persona en duelo a que evite su sufrimiento, es decir
proyectando tus propias pérdidas no resueltas. La formación en
psicoterapia en duelo, final de vida y trauma requiere de una gran
exigencia personal de introspección.
La empatía es importante para ayudar al prójimo.
La
empatía es la herramienta que nos permite conocer al paciente, que es
más que entenderlo. De hecho un buen terapeuta raramente dice “te
entiendo” porque es obvio ya que está en sintonía con las necesidades
del paciente, teniendo en cuenta no sólo lo que dice verbalmente sino
también sus lágrimas, suspiros, su cuerpo. Desde el modelo de
psicoterapia integrativa–relacional estamos más interesados en conocer a
la gente que en cambiar su manera de ser.
¿Qué es el duelo complicado?
Es
una patología de duelo que padece un pequeño porcentaje de personas a
las que les cuesta recuperarse después de la pérdida de un ser querido, y
que son incapaces de rehacer sus vidas especialmente en lo que atañe a
sus relaciones.
¿Qué nos ocurre cuando perdemos a alguien que queremos?
Por
un lado, está la parte traumática, asociada a cómo fue la muerte –el
sufrimiento de la enfermedad, mi impotencia por salvarlo; hay otro
aspecto que tiene que ver con la pérdida de la relación, es decir, el
echarlo a faltar, no haberme podido despedir de él o tal vez puedo
emocionarme por el futuro que ya no podremos compartir. Parte de mi
identidad la construí a través de esa persona. Por lo tanto, vivir el
duelo no es sólo llorar por el difunto, sino también por la parte de mí
que se ha ido y que tendré que volver a construir.
- …
También
ante la situación de separación, se ponen en marcha todas nuestras
formas aprendidas sobre cómo manejar el sufrimiento y cómo responde el
entorno a esta necesidad de apoyo, y esta tarea también hay que
explorarla.
¿En qué consiste esta última parte?
Hay
duelos que tienen su origen no tanto en la pérdida de la relación por
la muerte del ser querido, sino en la manera como el entorno respondió
después del trauma. Recuerdo el testimonio de un adulto que expresaba
como al morir varios miembros de su familia en un mismo accidente de
automóvil, la falta de apoyo y reconocimiento tanto en el entorno
familiar como en la escuela le marcó de por vida. El fracaso de la red
social y familiar de dar apoyo es un duelo secundario que hay que
tratar.
¿Hasta qué punto es importante para la sociedad dar un buen tratamiento al duelo?
El
duelo es un problema sumergido que tiene un coste económico, social,
laboral y relacional. La persona con duelo tiene un consumo muy alto de
recursos sanitarios, más bajas laborales, además de la afectación
familiar. Este coste se podría prevenir con una atención preventiva
como, por ejemplo, apoyando la implementación de unidades
especializadas.
¿Cómo integrar estas unidades de duelo en el sistema sanitario?
El
modelo anglosajón es un gran ejemplo sobre cómo con poco dinero puede
crearse una red estatal de apoyo. Las unidades de duelo podrían estar
adscritas a la atención primaria, a paliativos, centros de salud mental y
fundaciones públicas y privadas. En España hay hoy una red totalmente
fragmentada de pequeñas iniciativas. Ni la red está conectada ni
inserida dentro de los recursos sociosanitarios, ni cuenta con el debido
apoyo y reconocimiento institucional. En mucha parte del territorio
las familias no saben adónde acudir y acaban lamentablemente con
sobremedicación.
¿A cuántas personas podría afectar en España el duelo complicado?
Se
calcula, teniendo en cuenta lo que llamamos el índice de duelo, que a
unas 200.000 personas cada año, que por supuesto se suman a las del año
anterior. Es un coste extraordinario para el sistema sociosanitario.
¿Cuáles son los síntomas?
Sentirás
un estado de ansiedad que te dificultará poder trabajar,
reincorporarte a la vida o acabarás con una depresión crónica asociada a
sentimientos profundos de culpa, enojo o añoranza. Hay otras personas
muy funcionales que vuelven a rehacer su vida –se casan, tienen hijos-,
pero sus decisiones están influenciadas por el trauma no resuelto que
vivieron. De este colectivo se habla poco pero lo vemos los
psicoterapeutas.
¿Cuál es el principal peligro del duelo?
Aislarse,
encerrar el dolor y no hablar de lo que a uno le pasa. Compartir con
los demás permite expresar las emociones y con ello se facilita una
construcción más adaptada de la historia de pérdida. El dolor no
expresado hace daño, incluso físicamente la persona se va doblando y
consumiendo.
¿Las lágrimas son buenas?
Las
lágrimas liberan hormonas del estrés y ayudan a elaborar el duelo, no
sólo porque reducen el nivel de estrés sino porque neurológicamente la
expresión de la tristeza activa la memoria y facilita el proceso
narrativo de la experiencia pérdida. Por supuesto hay que buscar un
equilibrio entre encontrar el momento para el dolor y su expresión y el
momento de hacer el esfuerzo de salir de éste y conectar con la vida y
el futuro.
¿Durante cuánto tiempo tenemos que guardar duelo a un ser querido?
No
hay un calendario para el duelo, no hay un tiempo mínimo. La pérdida de
un hijo te emocionará para siempre, aunque de otra manera. La frase de
que el tiempo lo cura todo no es cierta. Hay gente que dice que el
primer año es peor, pero otras opinan que es el segundo, porque durante
los primeros meses estaban en un estado de negación profunda que les
protegía del dolor.
¿Cómo tratar a alguien que acaba de tener una gran pérdida?
Compartiendo
el sufrimiento con él, poniendo palabras al dolor, ayudándole a
expresar verbal y emocionalmente lo que está sintiendo; no teniéndole
miedo al sufrimiento ni prisa por paliarlo. También es importante
implicarse, no decir “si me necesitas, llámame”, sino “si me necesitas,
llámame, pero si no lo haces, permíteme que te llame de vez en cuando o
que venga a verte a tu casa”. La gente no necesita “power points” sobre
el amor, la gente en duelo necesita presencia física e implicación
¿Podemos aprender algo a raíz de la muerte de una persona cercana?
En
medio de este proceso de explorar el dolor, de penetrarlo, compartirlo,
ponerle nombre, integrarlo y darle sentido, emerge siempre un sentido
de esperanza, de crecimiento y de transformación de la identidad.
Muchas personas expresan que a través del duelo se han vuelto más
tolerantes, tiernas, amorosas o que han tomado decisiones en su vida que
les llevan a la autenticidad.
El duelo es un aprendizaje más.
Nos
llama a ser quien somos de verdad, liberarnos de las defensas que hemos
construido a lo largo de nuestra vida para protegernos del dolor, pero
que nos aíslan de la gente de nuestro entorno y de nosotros mismos. He
escuchado a muchas personas decir que, aunque preferirían que no les
hubiera pasado, el duelo les ha llevado a un camino de aprendizaje. Se
conocen mejor a sí mismos y han aprendido a amar, vivir la vida con más
plenitud y en honor a sus seres queridos fallecidos. Ésta es la
esperanza al final del duelo.
Star of Bethlehem
Fotografía: Pilar Vidal Clavería
Counseling integrativo-relacional de duelo y pérdidas
Terapeuta floral