También se intercalan narraciones como esta de La gran estatua de Buda que comparto junto a la fotografía que le pude realizar en mi viaje al Japón del 2010 y que fue uno de los lugares que más me impresiono y emociono.
"Cuando habéis ido de viaje a algún lugar, ¿no habéis visto nunca a alguien que se pone a llorar sin ningún motivo aparente?. Evidentemente, en realidad siempre hay una razón, lo que pasa es que la persona que llora sencillamente no es capaz de decírosla. Por lo que sabéis, podría ser que aquella persona estuviera llorando de alegría, pero quizás eso no se os llegará a ocurrir.
Bien, entonces lo que me pasa a mi es más o menos lo mismo. El otro día fui a visitar una ciudad que se llama Kamakura, donde hay una famosa estatua inmensa de Buda. Y cuando la vi me emocioné tanto que mis ojos se inundaron de lágrimas. No era únicamente por la majestuosidad y la dignidad de Buda, sino también por el peso de la historia y por las esperanzas, oraciones y reflexiones de tantas generaciones que me acabaron desbordando y no pude dejar de llorar. Era como si el mismo Buda me estuviera diciendo: "Todos los seres humanos han de soportar sus penalidades, por tanto no te desvíes de tu camino".
Todo el mundo tiene un corazón que se puede emocionar por alguna cosa. Y llorar no tiene que ver necesariamente con la tristeza, la preocupación o con un descalabro. Me gustaría que lo tuvierais en cuenta, si podéis".
La razón por la que salto
La voz de un chico desde el silencio del autismo
Naoki Higashida
Más información en:
http://www.silviacastillo.com/wp-content/uploads/2014/03/RAZON-POR-LA-QUE-SALTO-DOSIER_-1.pdf
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Estatua de Buda en Kamakura
Fotografía: Pilar Vidal Clavería
octubre 2010