Durante una semana hemos recorrido las tierras del Líbano, un país mediterráneo en el Próximo Oriente, cargado de historia pasada y presente que teníamos ganas de conocer y que nos ha resultado sorprendente, por sus contrastes extremos, su diversidad, su fragilidad y su capacidad de supervivencia.
Uno de los aspectos que despertaba especialmente mi interés eran los cedros. El cedro es el árbol emblemático del país, su símbolo de identidad, representado en su bandera, lo que lo hace presente de una forma continuada en el recorrido por el país, aunque lo que yo quería era verlo al natural.
En la actualidad los ejemplares de cedros en el Líbano son muy escasos. Visitamos la Reserva del Bosque de los Cedros de Dios, Horsh Arz el-Rab, el primer domingo de septiembre. Un grupo de cedros supervivientes en el Valle de Kadisha, en el norte del Líbano, cerca de la localidad de Bisharri, donde hay ejemplares de más de mil años y que está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Llegamos por la tarde, el precio de la entrada es voluntario y por cada 20.000 libras, regalan una postal. Conseguimos cinco, de esta forma teníamos las necesarias para enviar a nuestras nietas y nietos.
La vista del primer cedro en el recinto me impresionó. Era majestuoso, pese a tener en la actualidad únicamente la parte derecha de sus estratos horizontales.
El cedro del Líbano, o cedro de Salomón, Cedrus libani, es una conífera de hoja perenne, que puede alcanzar los 40 metros de altura y su diámetro tener hasta 2,5 metros.
Los Cedros de Dios, son supervivientes. Los más antiguos con una edad de unos 1.500 años. En tiempos remotos los bosques de cedros se extendían por las laderas del monte Líbano, pero la calidad de su madera hizo que fueran explotados por los fenicios, asirios, babilónios, persas, romanos y otomanos. También los egipcios tenían predilección por su madera y su resina para elaborar un aceite que utilizaban en el proceso de momificación. La historia cuenta que Salomón los utilizó para la construcción del primer templo de Jerusalem, en el 960 a.C.
Este es el primer ejemplar de cedro del Líbano que vi, una vez en el interior del bosque, y el que más llamó mi atención
Cuando son jovenes los cedros tienen forma cónica, pero los ejemplares adultos presentan estratos horizontales. En este caso el árbol ha perdido su simetría ya que solo mantiene los estratos en la parte derecha de la imágen
La corteza del cedro es escamosa y rugosa, con un color que puede ser gris oscuro o marrón oscuro. Tienen grietas profundas que hace que se descamen en pequeñas astillas. Su madera es excelente e incorruptible
Troncos y estratos se superponen, el paseo avanza en su recorrido, la sensación de silencio y bienestar eran súper agradables
Las formas de los troncos de algunos ejemplares ya secos permiten atisbar otras ramas con árboles bien conservados
La deforestación del cedro queda patente en imágenes como esta, donde en primer plano tenemos algunos ejemplares supervivientes del bosque de cedros de Dios y al fondo la vista de la montaña totalmente pelada y devastada por la tala de los árboles.
Jordi Viader junto a uno de los ejemplares que no es de los de más altura, pero si permite hacerse una idea de la altura media de los cedros en el bosque
Puedes leer este interasante artículo del 2018 sobre la lucha por salvar los Cedros de Dios ante la amenza climática, clicando en el enlace
Y tambien ver un video en su aspecto glogal clicando en este enlace
Texto y fotografías:Pilar Vidal Clavería
Reserva del Bosque de los Cedros de Dios, Horsh Arz el-Rab
Bisharri
El Líbano