Sus ruinas que quedaron sepultadas bajo las capas de cenizas del volcán, fueron descubiertas en 1748 y desde entonces la ciudad y sus alrededores continúan siendo excavados, encontrándose edificios intactos e impresionantes pinturas murales.
Rampa de acceso a la puerta Marina, una de las puertas de entrada a la ciudad de Pompeya
Dos de las áreas a las que se accede desde la Puerta Marina corresponden a la Basílica y al Foro que constituían los edificios más importantes de la ciudad.
Basílica de Pompeya
Columnas de uno de los edificios del foro
El Vesubio al fondo a través de una de las puertas en las calles de la ciudad
Sus calles perfectamente pavimentadas y con las muescas de las ruedas de los carros bien marcadas, se dividían y había una fuente en el cruce de los caminos.
Cruce de calles en Pompeia
A la erupción del volcán le precedieron varios terremotos, por lo que la ciudad había sido en parte abandonada. En las excavaciones se han encontrado huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos y una vez rellenados con yeso se han obtenido unos moldes, con unas figuras que relatan los últimos momentos de algunas de las victimas.
Molde de yeso en las ruinas de Pompeya
Fuera de los límites de la ciudad se encontraban villas, como la del Misterio, que conserva muchas de las pinturas en las paredes de sus casas.
Pinturas interior casa de la Villa del Misterio
Otro de los elementos decorativos de la viviendas son los mosaicos, de los que se encuentran originales y reproducciones en las diversas viviendas e instalaciones de la ciudad
Detalle de la reproducción del mosaico de Alejandro
Anfiteatro de Pompeya
En el extremo oriental de la ciudad vistamos el anfiteatro, con unas dimensiones de 135 por 104 metros, tenía una capacidad para 20000 espectadores y fue uno de los primeros que se construyeron de forma permanente en Italia.
Anfiteatro de Pompeya
Fotos: Pilar Vidal Clavería
noviembre 2011
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