viernes, 26 de abril de 2013

Historias de Sant Jordi

Al día siguiente de Sant Jordi, ese día tan especial de rosas, libros y leyendas, me llamó por teléfono Carmen,  una cliente de 77 años que perdió a su marido hace dos años y medio,  quería compartir conmigo lo que había hecho el dia de Sant Jordi, me conmoví gratamente al escucharlo.

Salió a la calle a dar un paseo como hace habitualmente, las calles de Barcelona como cada año en esta fecha estaban repletas de paradas ambulantes con rosas y con libros.

Carmen ha pasado toda la vida con Carlos, lo conoció con 17 años, se casaron y alguna vez me comenta la suerte de haber celebrado sus bodas de oro, hay momentos en que no puede dejar de mirar a otras parejas que continúan juntas y sentir cierta "envidia".

Este día de Sant Jordi,  Carmen compró dos rosas, una para su marido y otra para ella, le hicieron mejor precio me comenta con gracia.

Ya en casa junto a la fotografía de su querido Carlos colocó una de las rosas, permitió que sus lagrimas recorrieran sus mejillas y una vez más le dedicó palabras de cariño y agradecimiento por todos los años juntos.

No ha sido fácil el camino recorrido por Carmen para llegar a este punto, los momentos de dolor han sido intensos, las noches en soledad siguen siendo muy duras, pero su fuerza de voluntad y su constancia como ella misma reconoce,  son extraordinarias, su amor por Carlos sigue vivo.


  Sant Jordi en el claustro de la catedral de Barcelona
Fotografía: Pilar Vidal Clavería
Counseling integrativo-relacional de duelo y pérdidas  
Terapeuta floral
junio 2011




4 comentarios:

Mar Cano Montil dijo...

Hola, Pilar:

Me ha emocionado la historia de Carmen.

Hay muchas 'Carmen' en el camino de la vida. Creo que afrontar un duelo es una de las tareas más duras que venimos a aprender a esta Gran Escuela llamada Tierra.

Yo pasé un día de Sant Jordi muy especial, la vida me hizo varios regalos bellísimos...

Un enorme beso, querida compi 'Florecita' :)

Isabel dijo...

Una historia preciosa, querida Pilar, por suerte aún no tengo que contar los años con mi pareja, pero sí decirte que es desde los doce míos y los catorce suyos.

Abrazos

Maria Dolors dijo...

Que triste y conmovedora história,
pobre Carmen, que triste es la soledad, seguro que Carlos donde esté
compartió la rosa con ella.
Un abrazo.

Dol dijo...

Qué hermoso lo que cuentas. A veces creo que toda la vida es un proceso de aprendizaje y preparación para el dolor.Pero otras creo que prefiero que me pille desprevenida;y entonces me parece que todos somos iguales porque tenemos los mismos sentimientos.E idéntica soledad.
Abrazos.

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