Después de la breve estancia que he pasado por sus tierras, pienso que la provincia de Ávila, en la Comunidad de Castilla y León, tiene dos partes bien diferenciadas: la de la capital y los pueblos.
La capital tiene como elemento más destacado, las murallas. Unas murallas inmensas, con un recorrido de dos kilómetros y medio y 87 torreones.
Muchas poblaciones han estado amuralladas a lo largo de su historia, pero Ávila puede enorgullecerse de tener el recinto amurallado mejor conservado del mundo.
En la actualidad se conservan nueve puertas diferentes. En el año 1985 se declaró a la muralla de Ávila Patrimonio Mundial, junto con el resto del casco histórico de la ciudad.
Llegamos a Àvila cuando caía la tarde, una vez en el interior del casco histórico, el atardecer recortaba la silueta de sus edificios y permitía disfrutar de un entorno tránquilo y acogedor.
Los materiales que se han utilizado en la construcción de las murallas son diversos. En muchos casos son piezas reutilizadas, como es el caso de piezas provenientes de edificaciones romanas. A mi me llamó la atención esta piedra, por su combinación de forma y colores.
Al día siguiente hicimos la entrada por la puerta del Alcázar, el acceso principal para entrar al
centro de la ciudad. A primera hora de la mañana, los colores de la piedra
resaltaba y las palomas revoloteaban sin cesar.
Santa Teresa de Jesús está presente en Ávila, donde nació en marzo de 1515, tanto como sus murallas, de ahí que se la conozca como
Santa Teresa de Ávila.
Este monumento a Santa Teresa de Jesús, realizado por Juan Luis Vassallo es del 1982.
La visita a la catedral nos sorprendió. Está dedicada al Cristo Salvador, fue construida en sus inicios sobre los restos de una ermita de estilo románico y se la considera la primera catedral gótica de España.
Su apariencia exterior puede
parecer rígida y austera, como si fuera la continuación de las murallas. En cambio
su interior nos dejó embelesados por su belleza, una magnífica combinación de
formas y colores.
Sus vidrieras, algunas del siglo XV complementan la arquitectura pétrea.
Y provocan reflejos que al igual que me sucedió en el Monasterio de Santa María de Veruela, me invitan a vivir el momento presente, siempre en continuo movimiento.
Encontré el color de las piedras de las murallas también en el interior de la catedral, en sus columnas y sus paredes.
Continuando la ruta por la provincia de Ávila, llegamos a la calzada romana que pasa por puerto del Pico de 1.352 metros de altitud.
Tropezamos después con una curiosidad. Parecía que el Túnel del Tiempo nos hubiese transportado a
Stonehenge, pero seguíamos en la provincia de Ávila, concretamente en la carretera entre Candeleda y Arenas de San Pedro. Allí se encuentra el
Parque Megálitico de La Güaña, con diéresis intencionada. Destaca, entre otras particularidades, un círculo de piedras construido siguiendo el modelo del monumento megalítico de Amesbury en Inglaterra, por
Manolo Güaña, a lo largo de 30 años
.
Nuestro último pueblo en Ávila fue Candeleda, un municipio en el Valle del Tiétar, donde celebraban esa semana las
Fiestas de la Virgen de Chilla y las del
Orgullo de pueblo, al ser esta localidad la elegida para celebrarla, entre cientos de pueblos inscritos.
Camión de la marca J&B en la Plaza Mayor de Candeleda, preparado para la fiesta para lanzar un mensaje de tolerancia y libertad y celebrar el amor sin etiquetas.
Texto y Fotografías: Pilar Vidal Clavería
Ávila y provincia
septiembre 2023