Poder viajar es un privilegio. Además hay días que tienen extras y el privilegio se multiplica. Nos ha pasado en esta ocasión en Baalbek. Estábamos por los alrededores de sus ruinas romanas un rato antes de las nueve de la mañana, saboreamos un delicioso shawarma y a las nueve en punto fuimos los primeros y únicos en adquirir las entradas y disfrutar en soledad y durante más de una hora de las colosales ruinas romanas de la ciudad de Baalbek.
El adjetivo colosal es el que más se acerca a la belleza de estas ruinas que se encuentran a menos de cien kilómetros de Beirut, en el fértil valle de la Bekaa.
En un principio existió en la localidad un santuario fenicio dedicado a Baal, representado por un toro con cuernos de oro y que simbolizaba la fuerza vital. De ahí el nombre de la ciudad.
Alejandro Magno la visitó en su ruta hacia Damasco. Los dirigentes ptolemeos identificaron al dios Baal con el dios egipcio Ra y el dios griego Helios, por ello, en la época helenística, 333-64 aC., pasó a denominarse Heliópolis, ciudad del sol.
En el año 64 a.C se produjo la invasión romana y al santuario se le identificó con Jupiter. Se construyeron más adelante los templos de Baco y Venus.
Baalbek fue esplendorosa hasta el año 1100 cuando se libraron las batallas entre musulmanes y cruzados. Posteriormente las batallas con el imperio otomano llevaron a Baalbek a su destrucción parcial.
Me sentía entusiasmada en la escalinata que da acceso al área sagrada del templo de Júpiter, sabiendo lo que me esperaba por descubrir.
Restos de frisos en el Gran Patio del Templo de Júpiter. El Gran Patio se convirtió en la Basílica de San Pedro, levantada con sus piedras a finales dels s IV d.C.
Me quedé maravillada ante el magnífico estado de conservación del templo de Baco que fue construido en torno a los años 120-125 d.C. Su estructura me recordó al Partenón de Atenas ya que, como aquel, es un templo períptero con ocho columnas en su frente.
La cela o nave, cámara interior del Templo de Baco, construido entre el 150-250 d.C. Se encuentra elevado sobre un podio de 5 metros y se accede por una escalinata de 33 peldaños. Tiene semicolumnas corintias acanaladas con hornacinas para esculturas.
Texto y fotografías:Pilar Vidal Clavería
Baalbek
El Líbano