jueves, 11 de noviembre de 2010

El monte Kurama

Como comentaba ayer en la entrada al blog uno de mis momentos Japón, el regalo, fue la visita a la montaña sagrada de Kurama.

Llegamos a la estación de Kurama en tren desde Kyoto, después de media hora de trayecto y en la salida nos encontramos con esta desafiante y enojada máscara de madera.

Máscara en el exterior estación tren de Kurama

Nos dirijimos a la entrada del recinto de la montaña sagrada de Kurama y que recorre a través de su magnífico bosque de cedros un total de 31 templos y santuarios.

Preguntamos en la entrada cual de los templos era el más cercano a la meditación que el doctor Mikao Usui realizó durante sus 21 días en la montañana sagrada y donde fue iniciado en el uso de la fuerza sanadora del Reiki y nos indicaron en el mapa que entregan como entrada que era el 29, el Okunoin Mao-den.

Tríptico informativo a la entrada del recinto de Kurama

Escaleras y senderos señalizados siguen el camino de ascensión por la montaña y es habitual encontrarse con cedros, el árbol nacional del Japón, como este que facilmente llegaba a los 70 metros de altura

Cedro en la montaña de Kurama

Sendero en la montaña de Kurama


En el lugar correspondiente al número 15 del plano, en la mitad del trayecto, está el templo de Kurama, que cuenta con varios edificios que han sido reconstruidos, como el Honden, sala principal.



Honden, main hall, en la montaña de Kurama

Jardín zen en el Templo de Kurama

Junto al triptico de la entrada una hoja recoge la oración para la felicidad del Sonten de Kuramayana:

El Sonten, la trinidad formada por el Espíritu de la Luna, el amor, el Espíritu del Sol, la luz, el Espíritu de la Tierra, la energía.

Oh, Sonten,
Bello como la luna,
Caliente como el sol,
Poderoso como la Tierra,

Concede tu bendición sobre nosotros para elevar a la humanidad y aumentar nuestra riqueza y gloria.

En este lugar sagrado, haz que la paz pueda derrotar a la discordia, que el desinterés pueda vencer la codicia, que las palabras sinceras puedan superar el engaño y que el respeto pueda superar los insultos.

Llena nuestros corazones de alegría, eleva nuestro espíritu y llena nuestros cuerpos de gloria.

Sonten, Gran Señor del Universo, Gran Luz, Gran Motor, derrama sobre nosotros que nos reunímos para adorarte, a aquellos que se esfuerzan por tocar su corazón, una nueva fuerza y luz gloriosa.

Confiamos en Sonten para todas las cosas.

(La traducción al inglés es de la señora Tenko Matsushita y al castellano con el traductor de La Vanguardia)

Las raíces de los cedros centenarios sobresalían y se entrelazaban en algunas partes del camino, era todo un espectáculo el contemplarlo.


Raíces de cedros entrelazadas en el Monte Kurama

Feliz junto a un cedro centenario


Era habitual encontrar a personas ante los templos y santuarios realizando pregarias y oraciones


Templo en el Monte Kurama

Raíces de cedros entrelazadas en el Monte Kurama

Y finalmente la llegada al Okunoin Mao-den, un lugar repleto de paz, calma y serenidad

Okunoin Mao-den

Interior del Okunoin Mao-den

Interior del Okunoin Mao-den

Y el recuerdo de los principios del Reiki junto al bosque de cedros:

Solo por hoy... no te preocupes
Solo por hoy... no te enojes
Honra a tus padres, maestros y ancianos
Gana tu vida honestamente
Demuestra gratitud y respeto a todos los seres vivientes


Bosque de cedros en el monte Kurama
Fotos: Pilar Vidal Clavería

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Momentos Japón

Estos sería mis mejores momentos en el viaje al Japón, con cada uno asocio una palabra y un pensamiento, aparecen en orden cronológico según el día de la visita.

Arigato gozaimás, muchísimas gracias, a todos los que compartíis este blog.


Magia, al descubrir las luces en la noche de Tokio desde el edificio Mori, de 238 m de altura.

Magia, vista desde la Torre Mori

Serenidad, al aparecer la imagen del Gran Buda, Daibutsu, en el templo de Kotoku-in en Kamakura, la sensación de calma y serenidad era absoluta.

Serenidad, Daibutsu, templo de Kotoku-in

Armonía, en la visita al templo de Ginkaku-ji, con su pabellón de plata y el primer jardín zen que visitamos.

Armonía, Ginkaku-ji, pabellón de plata

Deslumbramiento, no solo el mio, sino el de las cientos de personas, en casi todos los lugares había cientos, mejor miles, de visitantes, que descubrían el pavellón dorado de Kinkaku-ji y que exclamaban ohhhh! en este caso el lenguaje era internacional.



Deslumbramiento, pavellón dorado de Kinkaku-ji

Regalo, fue para mi, el poder visitar la montaña sagrada de Kurama, donde el doctor Mikao Usui, ayuno y meditó durante 21 días, y fue iniciado en el uso de la fuerza sanadora del Reiki.


Regalo, templo Okunoin Mao-den en Kurama


Equilibrio, pasear por el templo-cementerio de Oku-no-in en Koyasan, recinto sepulcral con sus avenidas de cedros y miles de tumbas

Equilibrio, cementerio Oku-no-in en Koyasan

Relajación, aún más que en los jardines zen anteriores, este espacio en el templo Kongobu-ji en Koyasan, daba sensación de relajación e invitaba a la meditación.

Relajación, templo Kongobu-ji en Koyasan

Ilusión, que se pueda apagar algún día la Llama de la Paz, en el Parque Conmerativo de la Paz, de Hiroshima, ya que significará que se ha destruido la última arma nuclear de la Tierra.

Ilusión, en el Parque Conmerativo de la Paz de Hiroshima

Fuerza, la que me transmitía la visión de la Torii del Itsukushima-jinja, en Miyajima.

Fuerza, Torii del Itsukushima-jinja, en Miyajima

Belleza, la que desprenden las hojas rojas de los arces que decoran de forma natural paisajes en bosques y jardines, como el de Hida-no-sato, la aldea tradicional cercana a Takayama

Belleza, en Hida-no-sato

Alegría, al descubrir desde el trayecto en tren de Tokio a Nikko, la silueta nevada del Monte Fuji

Alegría, vista del Monte Fuji


Explosión, de colores, en el recinto de santuarios de Nikko


Explosión, recinto santuarios de Nikko

Fotos: Pilar Vidal Clavería


lunes, 8 de noviembre de 2010

Crisantemos

Viajar al Japón en otoño implicaba no poder ver a sus cerezos en flor, aunque disfrutar del paisaje otoñal y de los colores de las hojas del arce y del ginko biloba, eran igualmente sugerentes.

Me alegré cuando Sílvia González Ariki me comentó que encontraría crisantemos florecidos.

Aquí están algunos ejemplares, expuestos en templos y santuarios de Tokio y de Nikko y en las calles de Takayama.

Los hay de muchos colores, desde los clásicos amarillos, a los lilas, blancos y naranjas.

En el santuario de Meiji-jingu de Tokio vimos la primera exposición:

Chrisanthemum sp

En el templo Senso-ji en el barrio de Asakusa de Tokio, la segunda:

Chrisanthemum sp

Chrisanthemum sp

Chrisanthemum sp, especialmente dedicado a Elvira

Chrisanthemum sp

En el recinto de los templos de Nikko la tercera:

Chrisanthemum sp

Chrisanthemum sp

Chrisanthemum sp

Chrisanthemum sp

Chrisanthemum sp

Y en las calles del barrio Sanmachi-suji de Takayama

Chrisanthemum sp
Fotos: Pilar Vidal Clavería

Los crisantemos pertenecen a la familia de las asteraceas y su género botánico se denomina Chrisanthemum, que signifia dorado, ya que este era originariamente el color de sus flores y
anthemon, que significa flor.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Naranja en Japón

Si tuviera que escoger un color a la vuelta del viaje al Japón, sería sin duda el naranja el elegido.

El color naranja ha estado presente en la naturaleza, en templos, en monumentos, un naranja que me entusiasma, lleno de vitalidad y de fuerza.

Naranja en el origami, el arte japonés del plegado del papel, como este de las ofrendas del santuario Fushimi-Inari Taisha de Kioto, dedicado a Inari, dios del arroz y el sake.

Pajaritas de papel en el Fushimi-Inari Taisha de Kioto, octubre 2010

En las torii, puertas de entrada a los santuarios sintoístas,que recorren en este santuario más de 4 km por la montaña

Fushimi-Inari Taisha de Kioto, octubre 2010

Fushimi-Inari Taisha de Kioto, octubre 2010

En las hojas de los arces que pasan por el naranja antes de alcanzar el rojo.

Hojas de arce en el recinto de un templo en Koyasan, octubre 2010


Templo en Koyasan, octubre 2010

En parte de las vestimentas de los monjes budistas, como estos que caminaban por las calles de Koyasan, sede central de la escuela Shingon de budismo esotérico, población que ofrece la oportunidad de alojamiento en muchos de sus templos, el shukubo, donde además de pasar la noche, se toma la cena shojin-ryori, comida vegetariana budista, sin carne, pescado, cebolla ni ajo.

Monjes budistas por las calle de Koyasan, octubre 2010

En la Gran pagoda Dai-to en el complejo de templos de Garan de Koyasan.


Gran pagoda Dai-to en el complejo de templos de Garan de Koyasan, octubre 2010

Detalle de la gran pagoda Dai-to en el complejo de templos de Garan de Kooyasan, octubre 2010

Puente en el complejo de templos de Garan de Koyasan, octubre 2010

En la puerta de entrada, torii del santuario Itsukushima-jinja, que pasa por ser uno de los lugares más fotografiados del Japón, y donde quedan cubiertas por el mar las bases de sus columnas al llegar la marea alta. La estructura actual de esta torii fue construida en el 1875.


La Vermilion torii en Miyajima, octubre 2010

Santuario Itsukushima-jinja en Miyajima, octubre 2010

Pagoda de cinco pisos en Miyajima, octubre 2010

Detalle de la Pagoda de cinco pisos de Miyajima, octubre 2010

Naranja en las calabazas en venta en el mercado matinal de la ciudad de Takayama.


Mercado matinal de Takayama, octubre 2010

Y de nuevo en los arces en los jardines del recinto de Hida-no-sato, cercano a Takayama.


Jardines en Hida-no-sato Takayama, octubre 2010

Y naranja y blanco en la Torre de Tokio, la Tokyo Tower, basada en el diseño de la Torre Eiffel de París, construida en 1958 y a la que se puede acceder a dos puntos diferentes de observación, y que ofrecen un panorama nocturno de la ciudad totalmente expectacular.


La Tokyo Tower iluminada por la noche, Tokio, octubre 2010
Fotos: Pilar Vidal Clavería

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