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domingo, 29 de marzo de 2009

Reflexología y el enlace intestinal

Edireflex, asociación para el Estudio y difusión de las Reflexologías, ofrece mensualmente talleres a los reflexólogos para profundizar en el aprendizaje de la Reflexología.

El del pasado viernes tenía por titulo Reflexología y el enlace intestinal, impartido por Rubina Morton, miembro de la asociación, que trabaja como reflexóloga en la localidad de Javea.

El taller era en inglés con traducción simultánea realizada por Aliki Vythoulka, Secretaria de la asociación.

Tras las definiciones del colón o intestino grueso y del intestino delgado, sus explicaciones sobre la función de los intestinos y de como la toxicidad nos lleva a la enfermedad, me recordó a los estudios del doctor Bach sobre la toxemia intestinal y la importancia que daba Edward Bach a una correcta alimentación, el alimento es la gasolina del motor humano, explicaba en una disertación sobre la toxemia intestinal y su relación con el cáncer que realizó en octubre de 1924.

El doctor Bach ya en 1924 hablaba de las deficiencias en la alimentación, provocadas por ausencia de productos esenciales necesarios para la salud como las vitaminas, la falta de bacterias limpiadoras del conducto intestinal (lactobacterias ácidas) y la presencia de sustancias que producen toxinas, como un exceso de proteínas cárnicas.

El programa del taller era establecer la conexión entre los puntos reflejos del intestino grueso y los diferentes órganos de nuestro cuerpo.

Tomando como base la correspondencia de estos puntos reflejos intestinales, presentada por Ann Gillanders, fundadora de la British School of Reflexology y autora de diversos libros de Reflexología, entre el que se encuentra precisamente el de Reflexology and the Intestinal Link (Reflexología y el enlace intestinal).

La sesión fue siguiendo los diferentes puntos reflejos del intestino grueso con los órganos o glándulas desde el 1, uno de los más importantes porque están ubicados diversos puntos reflejos como el de la hipófisis, siguiendo por orden hasta el 11, punto de los ovarios y los testículos.

En cada punto se analizaban diversas alteraciones o estadios fisiológicos sobre los que incidir y los beneficios de simultanear en la sesión de tratamiento, la reflexológia normal con los del enlace intestinal.

La importancia de la alimentación, no únicamente de lo que comemos, sino de cómo comemos, es básico para un buen equilibrio en nuestro organismo.

El cómo nos sentimos en el momento de las comidas, también es fundamental, ya que es importante comer tranquilamente, dedicando ese tiempo a disfrutar de lo que comemos, una comida sana equivale a una digestión sana, masticando bien, y recordando que el estómago no tiene dientes.

Después de la teoria nos realizo también una sesión práctica, para que pudieramos observar como trabajar con los pacientes.

Restaurante en el mercado de Bac Ha en Sapa, Vietnam
Foto: Pilar Vidal Clavería

martes, 24 de febrero de 2009

Dieta equilibrada

En su libro Cúrate a ti mismo, el doctor Bach hace un pequeño apunte sobre la importancia de la alimentación, recomendando frutas naturales, vegetales y frutos secos y tomar mucho líquido.

Hoy la entrevista de El Periódico de Catalunya nos acerca de la mano de un investigador a las ventajas de mantener una dieta equilibrada.

24/2/2009 LA ENTREVISTA HELMUT SCHRÖDER, INVESTIGADOR

Helmut Schröder: "Quien siente que está bien vive más años"

Estudia el efecto que una dieta equilibrada ejerce en el cuerpo y la mente de quien la sigue, y qué ocurre a la inversa. Está en el Institut Municipal d'Investigació Mèdica.

ÀNGELS GALLARDO
--¿Seguir una dieta sana ayuda a sentirse a gusto en la vida?

--Hemos visto que quien sigue una dieta sana lleva una vida sana en general, adopta hábitos equilibrados. Y siente un mayor bienestar psíquico. Pero no sabemos si esas personas comen de forma saludable porque su actitud ante la vida es así, o al revés. Desconocemos qué fue primero: si actitud o dieta. El huevo o la gallina.

--La actitud ante la vida incluye la forma de alimentarse.

--Eso es. Quien sigue una alimentación de tipo mediterráneo se informa de los estilos de vida más convenientes: sabe qué actividad física le iría bien, no fuma, no bebe o toma poco alcohol. Y eso se convierte en un buen predictor de su longevidad.

--¿Su autopercepción de bienestar?

--Así es. Cuando tienes una buena salud mental, y lo percibes así, tienes menos probabilidad de morir en los próximos 10 o12 años. Quien siente que está bien vive más años, o no muere a corto plazo. Todo está relacionado: los contactos sociales, la dieta, la calidad de vida, el bienestar psíquico y la longevidad. La persona que tiene autopercepción de bienestar psíquico tiene menos riesgo de morir de forma anticipada que quien se siente fatal mentalmente.

--¿Cómo averiguan esas cosas?

--Estamos analizando dos estudios, uno iniciado en el 2000 y otro en el 2005, en los que participaron 8.000 personas de Girona, de 35 a 75 años. Un grupo había sufrido infarto de miocardio y otro, no. Son colectivos representativos que reflejan al conjunto de la población de Catalunya.

--¿De qué forma participaron?

--Se les hizo un electrocardiograma y un análisis de sangre, y explicaron con qué frecuencia comen 165 tipos de alimentos. Queríamos ver las causas que influyeron en quien sufrió infarto. La dieta es un factor de riesgo que se puede cambiar: en hipertensos y diabéticos, unas pautas dietéticas correctas tienen la misma eficacia, o mayor, que los fármacos.

--¿Cómo se alimenta la mayoría?

--Las costumbres sanas se van perdiendo. La forma de comer va empeorando. Ha bajado muchísimo el consumo de los grupos de alimentos saludables, sobre todo en el de las legumbres, y también el de frutas y verduras. Cada vez se come más carne, más platos preparados y más pastelería no artesana.

--Empeoramos.

--Sí, claramente. Nos acercamos a las costumbres del norte de Europa y de EEUU. Solo hay que comparar lo que vendían los supermercados catalanes en los años 80 o 90 con lo que hay ahora. No hay comparación. La comida preparada marca tendencia.

--¿Y eso por qué?

--Ayuda mucho el aumento de precio de la comida más saludable: la fruta y la verdura se han encarecido desproporcionadamente en comparación con la carne. El pescado, que deberíamos tomar tres veces por semana, es carísimo. La obesidad no es una enfermedad de ricos, sino de pobres, porque los alimentos que dan excesiva energía son baratos.

--¿Y las legumbres?

--No han subido mucho de precio, pero no te puedes alimentar solo de legumbres. Es terrible lo que ha ocurrido con ellas: cada vez se comen menos. Están desapareciendo de la dieta española, aunque eran su parte sustancial. En el norte de Europa, la presencia de las legumbres es nula. Es una lástima, porque es un alimento muy saludable con la que se pueden hacer muchas cosas.

--¿Merecen promoción especial?

--Yo no soy partidario de las promociones, pero creo que las legumbres sí merecen un apoyo oficial específico que aumente su consumo. Tienen una gran ventaja: su factor de saciedad es muy alto (comiendo pocas te sientes saciado) y son ideales para personas gruesas que quieran perder peso, o para evitar la obesidad. Se tiene una idea totalmente erró- nea del valor calórico de las legumbres, igual que con los frutos secos. Aún hay quien asocia las legumbres con la comida de los pobres.

--¿A qué atribuye la relación entre dieta y bienestar psíquico?

--Seguir un tipo de alimentación sana implica dedicar un tiempo a su compra y preparación, y suele ir asociada al hecho de comer en familia, manteniendo contacto social, con amigos. Escoger el momento de las comidas para desestresarte en compañía implica una actitud global ante la vida. Es un campo de investigación nuevo, en el que se ha comprobado que fumar es contagioso y que la obesidad también se contagia.

--¿Cómo es que vive en Barcelona?

--Llegué en 1989 con una beca de la CE. Le cuento una anécdota: poco después de estar aquí, fui a cenar y vi que servían un plato de judías verdes con aceite. Me impresionaron, y le pregunté a mi novia: "¿Esto se come?". Ahora me gustan muchísimo: es un plato excelente, aunque las judías verdes son carísimas. Los estilos de vida de Barcelona y Alemania son muy distintos, y el de aquí me ha gustado más. Solo eso.
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