Viktor Frankl reprendió su consulta psicológica después de su experiencia como superviviente en los campos de exterminio nazis y cuando alguno de sus pacientes le explicaba que estaba deprimido, le preguntaba lejos de cualquier ironía o sarcasmo: ¿Y usted por qué no se suicida?. Ante esta tajante pregunta, el paciente normalmente respondía que lo hacia porque había alguien a quien quería, al que quería cuidar o con el que compartir su vida, o bien porque quería llevar a cabo algún proyecto. La respuesta del doctor Frankl era, pues entonces utilice toda su energía en cuidar la relación con esa persona o crear las circunstancias para el proyecto que tanto desea realizar.
En el
El sabor de las cerezas, película iraní, dirigida por
Abbas Kiarostami, el protagonista es un hombre que ha decidido suicidarse y busca a alguien que se comprometa a enterrarlo.
El sabor de las cerezas
La Película completa se puede ver en este enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=D6ylRh_HVd8&feature=fvwrel
2 comentarios:
Me ha gustado mucho tu relato Pilar, y me ha emocionado, la decisión
tan drástica que decidió tomar el
hombre del relato y una cosa tan sencilla como una cereza, decidió cambiarle la vida, verlo todo
diferente, y recuperar la alegria de vivir. Muy interesante.
Una abraçada.
Recuperar el placer por las cosas sencillas, merece la pena intentarlo, me alegro que te haya gustado este fragmento de la película, para mi es una pequeña joya.
Una abraçada Maria Dolors
Publicar un comentario