Mi interés por la obra del artista Jaume Plensa (Barcelona, 1955), ha ido creciendo con los años y fue en diciembre del 2018 en su exposición en el Macba cuando quedó consolidado como uno de mis artistas preferidos.
En la ciudad de Barcelona una obra de Plensa destaca claramente, se trata de Carmela, una figura de hierro de 4,5 metros de altura y que Plensa realizó en el 2015, está situada delante del Palau de la Música y siempre que pasó por allí dedico un momento a contemplar la cabeza de esta adolescente desde alguna de las facetas de sus tres dimensiones.
Fue en mayo del 2020 cuando supe de Escullera, un conjunto de tres esculturas antropomorfas, correspondientes a su trayectoría de los años ochenta principalmente en hierro forjado o fundido.
En ese momento las tres esculturas antropomorfas que Jaume Plensa realizó en 1988 para un proyecto del Ayuntamiento de Barcelona, de "monumentalizar la periferia", siguiendo las ideas del arquitecto y urbanista Oriol Bohigas, delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona, se encontraban separadas, la de mayor tamaño asentada en la Vía Julia y la otras dos en la calle de Conflent y en la plaza Ángel Pestaña.
Su título Escullera (Rompeolas) respondía a la idea de Plensa de tres figuras en un rompeolas, con una base de agua, a modo de tres gigantes modelados por la acción del viento y las olas del mar.
En un principio, en 1988, se situaron de forma escalonada en la plaza Francesc Layret. Años después, en 1999, la construcción de un parking y una nueva plaza forzaron a la separación de las piezas quedando situadas en tres niveles diferentes, que son los que me encontré en el 2020.
Estas tres imágenes corresponden al mes de mayo del 2020 cuando comprobé la poca gracia de su ubicación y también su mal estado de mantenimiento.
Hace unos meses, el pasado mes de febrero, caminando por la zona, me encontré a las tres esculturas reunidas en la Vía Júlia en lo que parecía un cambio de ubicación.
Finalmente el domingo 29 de mayo, Jaume Plensa inauguró el conjunto escultórico en el nuevo emplazamiento en la Vía Júlia. Las figuras se han restaurado y se les ha aplicado un tratamiento de protección. Plensa recordó el carácter nómada de estas piezas ya que la figura de mayor tamaño estuvo durante un tiempo expuesta en el Palau Robert y la mediana en la Fundació Miró.
Ayer por la tarde me acerqué a la zona y mi sorpresa a poco de casí un mes después de la inauguración de nuevo están protegidas por unas vallas.
En un principio Plensa describía:
"La escultura no es una cuestión de voyeurismo, se debe poder compartir, caminar a su alrededor, atravesarla, entrar dentro. La escultura es, de hecho, un pretexto para provocar un movimento, interior ciertamente, pero también físico y en diversas direcciones que no se pueden controlar".
De momento y por lo que parece por tiempo díficil de conseguir.
Texto y fotografías:Pilar Vidal Clavería
1 comentario:
Bon dia, he llegit aquest blog esmorzant i jajaja molt entretingut i interessant
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