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martes, 5 de octubre de 2010

Sonreir

Acepto, siento, observo y sonrio

La sonrisa no es únicamente un señalador, que expresa que se está bien, sino también un inductor, que nos hace estar bien, o ligeramente mejor

Christophe André

Sonrisas en mi mundo

Guatemala, agosto 2004

Miguel en el lago Petén Itzá, Flores, Guatemala, agosto 2004

Vietnam, agosto 2005

India, agosto 2006

India, agosto 2006

Myanmar, agosto 2007

Myanmar, agosto 2007

Etiopia, agosto 2008

Uzbekistan, junio 2009
Fotografías: Pilar Vidal Clavería
Counseling integrativo-relacional de duelo y pérdidas
Terapeuta floral

martes, 16 de marzo de 2010

Aceptación y superación

En el momento de ponerle etiquetas a esta entrada aparecen muchos de los temas y de las Flores de Bach, el miedo de Mimulus, la negación y la huída de Agrimony, el resentimiento y el victimismo de Willow, que aparecen en este blog.

Ya pudimos leer una interesante entrevista de El Periódico con Pilar Jericó sobre el miedo, hoy aparece en La Vanguardia, explicándonos cómo afrontar el día a día y donde la actitud será básica para caminar por la vida.

Las palabras que están en negrilla las he remarcado porque en su lectura son las que más me han resonado, puedes probar a hacer lo mismo y ver que escoges.

La autora nos invita en su libro 'Héroes cotidianos' a mirar los problemas con una actitud de aceptación que permita ejercer una influencia positiva en el entorno

Albert Domenech| Barcelona | 16/03/2010 | Actualizada a las 02:05h |Ciudadanos

Probablemente, ninguno de los que ahora mismo están interesándose por esta entrevista, y me incluyo, no somos conscientes del potencial que tenemos dentro hasta que la vida nos la oportunidad de enfrentarnos a determinadas situaciones límite, como cambios de vida, despidos o la pérdida de algún ser querido. Y cuando eso ocurre, nos empapamos rápidamente de la emoción que se contagia con más facilidad: el miedo.

Pilar Jericó nos invita con su libro Héroes Cotidianos a descubrir nuestra época personal y a replantearnos seriamente el modelo de héroe que impera en la sociedad actual. Quizás ha llegado el momento de dejar de lado la capa, la espada y las máscaras, y ser sinceros con nosotros mismos.

Según la autora, el mejor camino para llegar hasta aquí, pasa por tener en cuenta dos palabras: aceptación y superación. O lo que es lo mismo, saber aceptar que durante nuestra vida pasaremos por momentos difíciles y obligarnos a confiar en nuestras capacidades para salir del desierto que sea, creciendo como profesionales y personas. Y si puede ser con una sonrisa en los labios, mucho mejor. De momento, me conformo con que llegue al final de la entrevista de buen humor.


Pilar Jericó es doctora en Organización de Empresas y licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales.

-Vamos a ver Pilar, estoy convencido de que si ahora bajamos a la calle y le preguntamos a la gente que nos den un ejemplo de héroe, pocos nos dirían una persona anónima. ¿Hay que replantearse el modelo de héroe actual?

-Sí, más que nada porque los héroes han existido siempre a lo largo de la historia y lo seguirán haciendo porque son referentes. Parece que los referentes siempre los ponemos externos, muy lejos, y entonces parecen inalcanzables. La invitación del libro es que haya un nuevo perfil de héroe que son los héroes cotidianos que son mujeres y hombres que muestran entereza, que siguen adelante y que crean un entorno amable a su alrededor. Creo que son los que más influencia tienen, más allá de los bélicos o los futbolísticos.

-Por eso añade la palabra "cotidiano" en el libro, lo más cercano, nuestro día a día…
-Sí, es nuestra realidad inmediata y así tendría que ser (Sonríe).

-¿Todos podemos convertirnos en héroes cotidianos?
-Sí, depende de la actitud. Evidentemente, hay unos valores que hacen que sea más fácil o difícil, no es lo mismo encontrarte con situaciones muy complicadas como las que hay en este mundo donde hay gente que lo está pasando muy mal. Por ejemplo, lo que está pasando en Chile, donde ahora mismo estará surgiendo mucho sufrimiento pero también mucha heroicidad. Lo que diferencia a un héroe de alguien que simplemente sobrevive sin más, es un tema de actitud, y por lo tanto, se puede desarrollar.

-Está claro, es por ello que ante una misma situación las personas reaccionan de forma distinta. Victimismo u oportunidad, esa es la cuestión…
-Sí, lo que pasa es que tanto en un caso como en el otro, nadie te quita tu desierto, ni pasarlo mal. ¿El hecho de que lo estés pasando mal significa que no eres un héroe? No. La clave está en que a pesar de que lo estás pasando mal, seas capaz de encontrar la parte positiva, esa actitud de seguir adelante.

-¿Estamos preparados para adoptar esa actitud teniendo en cuenta que en esta vida nadie nos preparara para pasar malos momentos?
-Efectivamente, no se nos enseña y parece que la educación siempre intenta protegernos mucho y evitar que suframos. Es lógico que los padres lo eviten, pero una educación que proteja excesivamente no es nada buena porque al final uno acaba creyéndose que no va a sufrir y eso es una mentira. La frustración es habitual, tú puedes desear algo pero choca con los intereses del otro y se genera frustración, es algo natural en la vida. A ver, hay una parte de lógica, a nadie le gusta sufrir, ni a ningún animal. El problema es que es inevitable, y el reto está en que ya que sabemos que es inevitable debemos encontrarle un sentido y un para qué.

-Y como no nos gusta sufrir nuestra respuesta natural es huir del sufrimiento, aunque no sea la estrategia más válida para nuestra vida…
-Así es, tendemos a la negación y a la huída. Es curioso, porque cuando estudias que es lo que caracteriza a esos héroes cotidianos ves que lo más heroico y lo más difícil es salir de la negación. Significa enfrentarse al desierto, a responsabilizarte de algo. Es más fácil culpar al mundo de lo que te ocurre que no asumir que algo de responsabilidad puedes tener.

-Pero es algo que todos hemos hecho o hacemos en algún momento de nuestra vida, seguro que usted también…
-Sí, todos. Es un mecanismo, por eso la senda del héroe cotidiano que expongo en el mundo pasa por la negación. Si has cometido un error importante lo más fácil es acogerte a las justificaciones, porque duele. El reto es que ese estado sólo dure un rato (Sonríe). Culturalmente todos somos muy victimistas. Y el victimismo es negación pura. Pero desde el victimismo no se transita, ni tan siquiera atraviesas el desierto.

-Y ahí entra el miedo, el miedo a los cambios, a enfrentarse con uno mismo, etc. ¿Nacemos con miedo?
-Sí, sólo hay una opción a no tener miedo y es cuando hay una lesión cerebral. Pero cualquier mamífero tiene miedo, porque está en el cerebro, es un estado emocional, hay una glándula que es la amígdala y es donde se procesan las emociones básicas incluyendo el miedo.

-¿Por qué tenemos miedo a tener miedo?
-Porque tenemos miedo a la aparente debilidad, porque parece que el miedo es débil, cuando es justo lo contrario, no tenerlo sería peligroso.

-Dice en su libro que aceptar que tienes miedo es un acto de heroicidad…
-Sí, así es. Porque es valiente hacerlo en la sociedad en la que vivimos. Una cosa es aceptarlo y otra cosa volver a resignarte. La aceptación es diferente a la resignación. Lo difícil es la aceptación porque la resignación es seguir sin hacer ningún tipo de lucha ni de cambio, hacer las cosas porque te toca, y ese es otro de los grandes problemas culturales.

-No nos gusta mostrarnos débiles ante los otros y eso hace que nos cueste mucho pedir ayuda a los demás. ¿Otro problema cultural que hay que añadir a la lista de tareas pendientes?
-Sí, por eso el reto no es evitar el desierto, el reto es transitarlo de la mejor manera posible. Por eso digo que es importante redefinir el concepto de héroe, porque parece que al basarnos en héroes externos que son muy guerreros y buenos, todos tengamos que ser así, y no es verdad. El héroe también tiene un punto frágil, de hecho termina aceptándolo y descansa en su fragilidad. Aceptas que eres humano y, por lo tanto, que eres frágil y tienes miedo, desiertos y negaciones. Lo aceptas y dices, pese a eso, yo desarrollo mi parte de valor y de seguir adelante.

-Si insiste en algo con su libro es que atravieses el desierto que atravieses siempre vas a salir reforzado de la situación. ¿Eso sólo se consigue con mucha confianza?
-Sí, es así, excepto casos patológicos, volvemos otra vez al cerebro, y que son una minoría, todas las personas son capaces de salir del desierto. Lo difícil no es salir del desierto, lo más complicado es no quedarte en la negación.

-¿El héroe cotidiano puede ser un perdedor?
-Sí, la clave es la actitud con la que viva la pérdida. Es que los héroes cotidianos también están llenos de pérdidas y de fracasos, y quien diga que no ha fracasado está mintiendo.

-En ningún momento ha utilizado la palabra éxito, habla de crear un entorno amable…
-Hay dos cosas que caracterizan a la historia de los héroes de la humanidad, ellos se salvan, no culpan al mundo de lo que les ocurre, y segundo, hacen algo para comprometerse con otros o con su entorno. Es algo que construye socialmente. Porque el malo de la película también aguanta, también salva dificultades. Creo también que hay que redefinir el concepto de éxito, porque gran parte de la crisis se debe a que hemos creído que el éxito son los grandes pelotazos inmobiliarios o financieros. Y ahí hemos llegado. El éxito es más cotidiano y significa más aportar valor. Un entorno amable puede ser en tu casa, no importa.

-Imagino que para lograr ese entorno amable primero debes conseguir estar bien contigo mismo, lo que usted apunta en su libro como revisar nuestro lenguaje interior…
-Sí, eso pasa por cambiar el discurso y los verbos. Cambiar el verbo ser por el de hacer. Si tuviéramos que hacernos amigos de nosotros mismos no sé si lo conseguiríamos, porque nos machacamos mucho, nos hacemos mucho daño. Si dijéramos a una persona todo lo que nos decimos a nosotros mismos dejaría de hablarnos. El primer reto es ser amable contigo mismo y desmontar el concepto de que eres un Superman o una Superwoman. Eres tan frágil como cualquiera y te puedes quebrar como cualquiera. Si eso no lo aplicas previamente, lo único que lograrás es flagelarte ante el primer error.

-La mente nos juega muchas malas pasadas y nos lo pone muy difícil señora Jericó…
-Sí, estoy de acuerdo. La mente está pensada para la acción, la supervivencia, para salir disparada ante un riesgo, no está pensada para la felicidad. Tenemos que trabajar mucho para ser optimistas. No lo pone fácil, pero una cosa es la mente, y otra lo que hay por debajo de todos estos mecanismos, que es la voluntad. Depende de donde pongas la atención en tu vida también dependerá de cómo te va.

-Como consejo asegura que es vital guardarnos diez minutos al día para nosotros mismos. Qué fácil es escribirlo, leerlo o recitarlo, y que difícil ponerlo en práctica…
-Tenemos la mente excesivamente estimulada, con teléfonos, televisión, móviles…Cortar eso es muy complicado pero francamente este es un tema biológico, en la medida en la que has estado trabajándote y visualizándote a ti mismo diez minutos al día, ganas mucho.

-¿Qué nos puede aportar eso?
-Desarrollar la parte del pre frontal derecha, desarrollar emociones positivas y una cosa importante, ganar presencia, ganar el estar aquí. Hay que crear nuevos hábitos más relacionados con la forma de pensar, con la forma de fluir en tu trabajo y con la relación con tu cuerpo.

-Usted nos invita a preguntarnos al final del día cinco cosas positivas que nos han pasado. ¿Cree que muchos de nosotros y con la situación actual que vivimos llegaríamos a las tres?
-(Sonríe). Por eso son interesantes los desiertos, para que la gente se de cuenta de lo que realmente importa. El agradecimiento es un hábito, cuanto más desarrollemos la capacidad de agradecer, más amable veremos la realidad. Y esa es una de las mejores técnicas que podemos hacer antes de acostarnos. Y si te cuesta, abre los periódicos y mira lo que lea está pasando a otras personas y no te ocurre a ti.

-¿Es lícito fijarse en el dolor de los demás para sentirte mejor?
-Lo que está claro es que cuando uno está sufriendo lo demás no importa, sea lo que sea, eso es así. Pero yo digo que podemos convertir el hábito de agradecer en un mecanismo Pero el problema es que nos cuesta agradecer porque el victimismo tiene derechos asociados. El hecho de que tu no agradezcas es porque estás cayendo en el victimismo, son derechos adquiridos. Perder esos derechos es lo más complicado.

-Hay gente que le puede decir, es que hoy en día es más fácil tener miedo. ¿Eso es lo que usted define en el libro como un "cuentaexcusas profesional"?
-(Ríe). Publiqué el libro de No miedo en 2006 y evidentemente no sabía que iba a venir la crisis. Me sorprendía como la gente a la hora preguntar o de trabajar comentaban que había más miedo entonces que antes. Y ahora que estamos en crisis decimos lo mismo. La percepción de que hay más miedo ahora es totalmente subjetiva. Está claro que una crisis económica genera miedos, eso es obvio, pero no hay que perder la perspectiva histórica. ¿Qué ocurría en Barcelona hace 100 años? El cerebro funciona por automatismos, por eso siempre es bueno tomar un poco de perspectiva. Y a veces esa perspectiva está en tu propia historia personal. ¿Quién no lo ha pasado mal alguna vez? No hay que recordar la noche oscura, sino la capacidad que tuviste de superar esa noche.

jueves, 11 de junio de 2009

Ilusión

Cómo si estuvieramos en una entrevista floral podemos poner Flores de Bach en algunas de las palabras en las respuestas de Josep López Romero, coach literario.

Sepultar y tapar poniendo capas, es una terminología que utilizamos a veces con un tratamiento floral, las Flores pueden actuar eliminado estas capas superpuestas. En muchas ocasiones los estados emocionales y las situaciones (circunstancias de la vida) que vivimos se cronifican, corresponderían a los 19 últimos remedios y a los 7 Ayudantes.

Elaborando un simil con una cebolla, al superponenerse estas capas, no dejan expresar nuestra personalidad, que estarían en el núcleo de esta cebolla y que corresponderían a las 12 personalidades de cada uno de los 12 Doce primeros remedios.

Esta explicación es el esquema 12:7:19 que expone Julian Barnard en su libro Forma y Función.

Recuperar la ilusión: Wild Rose, Rosa canina, sus palabras claves son resignación y rendición

Esconder, No expresar la tristeza, Tapar: Agrimony, son personas atormentadas y la virtud que buscan es la paz.

Depresión: Gentian, el doctor Bach escribió :

¿Te sientes feliz cuando el éxito está en tu camino, pero cuando ocurren dificultades te deprimes fácilmente? Si es así la pequeña Gentian de nuestros pastizales de montaña te ayudará a mantener la firmeza de propósito y una visión más feliz y esperanzada incluso si el cielo está nublado.

Vacío en su interior: Wild Oat, el último de los Siete Ayudantes, es un remedio que cualquiera puede necesitar, el doctor Bach lo describe como: Los que tienen la ambición de hace algo prominente en la vida, que desean tener mucha experiencia y difrutar todo cuanto les sea posible, tomando la vida de lleno. pero su dificultad estribar en determinar qué ocupación seguir...

Aceptar para empezar a cambiar, Walnut, es el remedio para los estados de avance, la dentición, la pubertad y los cambios de vida. Para las grandes decisiones que se toman durante la vida, como el cambio de religión, el cambio de ocupación, o el cambio de país. Es el remedio para aquellos que han decidido dar un gran paso hacia delante en la vida, romper con las viejas convenciones, dejar atrás los viejos límites y restricciones, e iniciarse en una nueva vida.

ENTREVISTA A JOSEP LÓPEZ ROMERO

"No hay un espacio en la sociedad para expresar la tristeza, por eso la escondemos"

El coach literario publica el libro 'La ilusión' con el que pretende trazar un recorrido vital hacia la aceptación y la superación personal

Albert Domènech | La Vanguardia 11/06/2009 Cultura

Vivimos un momento coyuntural y económico en el que la palabra ilusión se hace más necesaria que nunca. O al menos es lo que piensa el periodista y escritor Josep López Romero que cree que la gente que vive esta crisis a un nivel íntimo y personal tiene una oportunidad de oro para replantearse y escuchar sus deseos más primarios. El autor parte de la base que todos podemos perder la ilusión en algún momento de nuestra vida, y este estado aletargado durante mucho tiempo deriva en fuertes depresiones. Él mismo lo sabe de primera mano, estuve catorce años sin ilusionarse por nada. Diagnóstico: depresión. Durante este trayecto oscuro aprendió cosas tan sencillas como aceptar la tristeza o expresar y compartir el dolor. Primero aceptó, para luego superar una situación crítica que ahora le ha llevado a ejercer de coach literario en el libro La ilusión con el objetivo de señalar un camino y una salida a personas que ahora mismo viven una situación similar. Para López Romero "el hombre, más allá de lo que viva o de lo que le hagan, tendrá siempre capacidad para volver a soñar". Una idea que evoca con una cita de la directora de la Fundación Laudes Infantis, Jacqueline Moreno, y que también incluye en la parte final del libro. "Cuando lo has perdido todo, volver a tener ilusiones es muy complicado. El secreto es que descubrimos que aunque nos hayan hecho trizas y nuestra vida sea un rompecabezas, siempre podemos volver a soñar".

-¿Qué le ha llevado a escribir sobre la ilusión?

-En general suelo escribir sobre cosas que me atraen mucho porque las necesito. Escribo más para aprender que no para explicar cosas que ya sé. En este caso, me llevó una situación personal de depresión que viví durante unos cuantos años. Sobre todo al ver cómo empezaba a salir de ella, ver como te cambia el paisaje cuando vuelves a sentir la ilusión por vivir. Quería transmitir que también se pude salir de esto y dar algunas claves sobre como lo he hecho yo o como pienso que se puede llegar a conseguir.

-¿Llegar a un estado de depresión implica siempre una pérdida de la ilusión, o no necesariamente?

-Sí, la antítesis de vivir ilusionado es vivir deprimido. Muchas de las depresiones a las que se llegan hoy en día se producen porque abandonamos las ilusiones que teníamos cuando éramos pequeños o jóvenes, y que nos movían y nos daban una energía que nos hacía sentir muy intensamente. Es algo que vamos sepultando y tapando por resignación o por mil y una circunstancias de la vida. Vamos poniendo tantas capas encima que al final esto nos desconecta de estos deseos primarios y de estas ilusiones elementales que nos hacían vivir. Aquí es cuando llega realmente la depresión, nos sentimos tristes y hundidos y no sabemos exactamente porqué.

-Porque nos olvidamos de nuestros deseos más primarios…

-Sí, o porque los intentamos sustituir por pequeños deseos o ilusiones que no lo son de verdad, simplemente son refugios, como tener un coche nuevo o comprarnos un teléfono móvil.

-Su libro empieza con una mujer, Esperanza, que se levanta con un fuerte vacío en su interior. ¿Es una situación cotidiana más común de lo que a primera vista parece?

-Sí, y estoy convencido de que últimamente ha ido a más. De todas formas la situación que describe el libro no deja de ser una parábola. Normalmente, no nos levantamos un día y decimos, "vaya, que me pasa, he perdido algo dentro, me siento vacío". Pero si que es verdad que vamos notando síntomas de esto, a los que muchas veces no les hacemos caso porque no queremos enfrentarnos con nuestros vacíos. Preferimos esconderlos y distraernos con la televisión o con el fútbol. Pero estos vacíos son muy obstinados, y continúan allí, y continúan picando en forma de tristeza repentina, de agobio, de pocas ganas de hacer cosas. Todo esto va sumando hasta que un buen día nuestro cuerpo dice basta.

-¿Y qué pasa con nuestra mente cuando el cuerpo dice basta?

-Entramos en una crisis fuerte de lo que sea, que podemos tapar o atenuar con medicamentos, muchas veces necesarios, pero que no solucionan el problema.

-Y entonces nos queda…

-Aceptar la situación, aceptar que no somos felices con la vida que tenemos, por mucho que nos pueda parecer que aquello que tenemos nos tiene que dar la felicidad.

-¿La única forma de curarse es aceptar que uno está triste, deprimido, enfermo?

-La aceptación es el principal punto de partida de una recuperación. Muchas veces enfermamos porque no aceptamos, nos negamos a nosotros mismos y a nuestros deseos e ilusiones. Nos obstinamos a luchar contra una realidad que frecuentemente no podemos cambiar. Esta lucha estéril contra cosas que tendríamos que empezar a aceptar para empezar a cambiar nos hace enfermar. Hasta que no aceptamos que somos como somos, con nuestras limitaciones pero también con nuestros talentos, hasta que no aceptamos que la realidad es la que es, y que la vida nos ha traído hasta ella. El primer paso para cambiar la realidad es aceptarla. La realidad está en permanente cambio, es la que es, pero cambia constantemente. Podemos incidir para que cambie, pero para ello hay que aceptarla, no negarla.

-¿Podemos aceptar esa realidad nosotros solos o cuando la crisis está en una fase adelantada es imprescindible que alguien nos abra los ojos?

-Es una pregunta muy buena porque realmente llega un momento, especialmente en las depresiones, en que no vemos las cosas como son, las vemos con el prisma deformado de nuestra tristeza o de nuestra frustración. Es muy necesario que alguien nos ayude, tenemos que entender y aceptar que no lo podemos hacer solos y que alguien desde fuera nos hará ver las cosas de otra forma. Muchas veces se producen suicidios por parte de personas que son incapaces de ver las cosas de otra forma. Ven las cosas como si tuvieran una tela, solo alguien de fuera puede ayudar a desentelar esta mirada y sobre todo puede ayudar a entender a que esto también pasará. Parte de poder aceptar pasa por entender que aquella realidad que tanto nos preocupa o nos entristece, cambiará y pasará. Es importante que sintamos que no estamos solos en el mundo, que estamos interconectados con otras personas. Sólo con el afecto del de fuera, se puede tener el efecto de salir de una depresión

-En su libro la profesional que ayuda a la protagonista a salir de su delicada situación es un hada madrina. Como esta figura sólo existe en los libros, y teniendo en cuenta que se autodefine como coach literario, debo interpretar que apunta usted directamente a la terapia del coaching

-Sí, esto es muy importante porque existen muchas herramientas destinadas al crecimiento personal o a la superación ante las dificultades de la vida. Todas pueden ser útiles. La psicoterapia tiene su utilidad, durante muchos años ha servido a mucha gente. Lo que pasa es que el coaching se está mostrando como una herramienta muy potente, de aquí que mucha gente la esté poniendo en práctica o incluso esté reconvirtiendo su formación profesional para ser coach.

-¿Por qué ahora y con esta metodología?

-El coaching se enfoca siempre al futuro, no al pasado. Se parte de la situación actual y se mira como mejorarla hasta llegar a un punto con el que nos encontremos bien. No necesitamos entender todo lo que ha sucedido en el pasado para llegar a un punto en el futuro. También es una técnica que no te dice nunca lo que tienes que hacer, pero sí que te da herramientas para que te des cuenta de lo que debes hacer. La psicoterapia quizá es un poco más pasiva en este sentido. Sí que es un acompañamiento, pero yo tengo la sensación de que te dejan un poco más solo. El coach te va descubriendo tus talentos, habilidades o virtudes y como te hace ver como te pueden servir para llegar a la vida que tu quieres tener. Creo que, a pesar de estar poco instalada en nuestra cultura mediterránea, es una figura muy interesante y que todavía está por explotar.

-Hay otro de los personajes de su libro que alerta sobre la diferencia entre alegría e ilusión. ¿Distan mucho la una de la otra?

-Es una confusión con la que yo me había encontrado muchas veces antes de hacer el libro. La alegría es una emoción que llega, la sientes y se va. Mientras hay alegría no hay tristeza, pero cuando llega la tristeza se va la alegría. No nos puede servir como gran soporte para avanzar en la vida. La ilusión incluye la alegría pero también te proyecta hacia el futuro, y esto enriquece todavía más al presente. Uno no puede vivir siempre con alegría, pero sí que puede vivir siempre con ilusión.

-¿Hemos banalizado nuestras ilusiones?

-Sí, y eso comporta el peligro de poner nuestra felicidad fuera de nosotros mismos y que no tengamos poder sobre esta felicidad. Nosotros nos ilusionamos por algo como adquirir cosas materiales, y eso durante un tiempo nos da una cierta vida, pero nuestra felicidad dependerá de eso. Si al final no tenemos ese coche, ese móvil o si ese coche se estropea, acabaremos hundidos otra vez. La ilusión verdadera es la que da un sentido a tu vida y no está fuera de ti. No la pones ni en un objeto, ni en una situación, ni en una sola persona.

-¿Sería esta la "Gran ilusión" a la que se refiere su libro?

-Aquí hago servir ilusión como sinónimo de sentido de la vida, al final estás haciendo aquello que crees que puedes hacer y esto es algo que tienes que sentir. Cuando estás fluyendo es cuando notas que realmente tienes ilusión, cuando notas que hay lo que en coach se denominan quiebres, si la ilusión es fuerte y el sentido que le has dado a tu vida es coherente, aquello lo soluciones, pero sino, te hundes.

-¿Hasta qué punto es importante tomarse la vida como un juego?

-En algún momento del libro hablo de que la vida tiene mucho de juego, pero no quiero que esto quede como una frivolidad. Las palabras ilusión y juego tienen curiosamente la misma raíz. Es verdad que no hay ilusión en la vida sino aceptas que la vida tiene una parte de juego. El juego pasa por aceptar que a veces puedes conseguir las cosas y otras no. Cuando la vida te lleva a un callejón sin salida hay que dar media vuelta, volver y afrontarlo de otra forma. Los niños son la ilusión personificada porque juegan constantemente, y se toman la vida como un juego. Saldrían mejor estudiantes si fuéramos capaces de tomarnos el estudio y la educación como un juego, pero no en sentido frívolo, sino serio. Un juego también tiene sus reglas, sus normas, puedes ganar o no…

-¿Personalmente ha llegado a entender por qué estuvo tanto tiempo deprimido? Creo que ha dicho en alguna ocasión que hay una obligación social para ser feliz.

-Sí, creo que esto es algo importante, pienso que deberíamos hacer una reivindicación en favor de la expresión de la tristeza. Tendríamos que ser capaces de sentirnos tristes y que no pase nada. En el trabajo, en las relaciones sociales, no hay un espacio en la sociedad para expresar la tristeza, por eso la escondemos. Pienso que es un sentimiento tan legítimo como cualquier otro, no tendríamos porque esconderlo. Esto nos evitaría muchas depresiones, medicamentos e historias tristes. Sería bueno que pudiéramos expresarnos tal y como nos sentimos.

-¿Es una de las cosas que ha aprendido durante estos años?
-Es una de las cosas importantes que he aprendido, tiene que haber un espacio para llorar las tristezas de la vida, para expresar dolor, para sentir pérdidas y compartirlas con las demás.

martes, 3 de marzo de 2009

Especiales

Cuando alguien tiene el valor de aceptar la diferencia como algo especial, la palabra aceptación pasa de ser pobre de mi a ser valiente, superar el miedo por el valor, interesante que sea precisamente lo que definió el doctor Bach como lección a aprender en Rock Rose, una de las cinco flores del grupo del miedo.

Superar ese miedo tan contagioso que como dice Andy Trias pasan los padres a los hijos y a aceptar al distinto tal como es.

Andy Trias, que tiene un cromosoma más
"Se nos llamaba mongólicos, subnormales..."
VÍCTOR-M. AMELA - 03/03/2009
La Contra-La Vanguardia


Tengo 36 años. Nací y vivo en Barcelona. Trabajo en CosmoCaixa. Desde hace ocho años vivo con mi pareja, Mónica. No tendremos hijos. Prefiero no hablar de política. Soy cristiano. Soy socio del Barça desde que nací. Los síndrome de Down no somos enfermos, somos especiales

¿Vio usted a Izaskun interpelando a Zapatero?

Le pidió trabajo en la Moncloa. Fue valiente.

¿Izaskun o Zapatero?

Izaskun. Me gustó que todo el mundo viese a alguien con síndrome de Down (SD) replicando a un presidente.

Zapatero aprovechó para quedar bien.

Tendría que arrimar más el hombro: a los que tenemos síndrome de Down se nos ponen muchas más dificultades para trabajar.

¿Qué tendría que hacer el Gobierno?

Apoyar en toda España fundaciones como la Fundació Catalana del Síndrome de Down, que hace 25 años que en Catalunya ayuda a las familias con algún hijo con SD.

Como es su caso.

Sí. Cuando yo nací, no había nada ¡y se nos llamaba subnormales, mongólicos...!

¿Usted se ha oído llamar eso?

¡Sí! Vaya insulto. Eso ha cambiado, gracias a personas como mis padres. ¡Yo se lo debo todo a mis padres, que se espabilaron para encontrar el mejor modo de ayudarme!

Y hoy usted tiene un trabajo, vive independizado...

Junto con mi pareja, Mónica. No estamos casados, pero yo la considero mi mujer y ella me considera su marido.

¿Las personas con SD se emparejan igual que las demás?

Tuve un par de novias. A la gente le incomoda que los SD tengamos sexualidad. Y la tenemos. Yo siempre seré discreto: me disgusta ver a parejas dándose el lote en público.

¿Le gustaría tener hijos?

Estamos bien así.

¿Hace mucho que son pareja?

Hace casi diecisiete años nos vimos en una fiesta, y fue amor a primera vista. Y hace ocho que vivimos juntos: decidí irme de casa de mis padres el día que murió mi padre...

¿Por qué?

Vi que debía prepararme para apañármelas sin mis padres... Desde mi nacimiento, ellos me lo habían dado todo hecho.

Su padre era Ramon Trias Fargas.

Sí, el político. Yo tenía 17 años cuando murió. Recuerdo bien aquel día: yo le vi morir.

Vaya...

Yo estaba en una estación de tren, regresando de una jornada dominical en Valls con amigos del esplai.El sábado nos habíamos despedido: "Nos vemos el domingo". Y en una tele del bar de la estación le vi caer, ¡y en la tele decían que había muerto...!

Duro.

No me lo quise creer. Al llegar a la estación de Sants y ver a mis familiares, supe que era cierto, y me hundí. Fue el peor día de mi vida. Estábamos muy unidos: un día le pedí a un amigo sacerdote que me ayudase a rezar para que Dios no se llevase nunca a mi padre... Pero, mire, se le rompió la aorta...

Veo que tenían vínculos muy fuertes.

Sí, porque cuando nací, a él le costó mucho entender mi condición. Pero se sobrepuso, luchó por mí, me convirtió en su hijo mimado. Él y mi madre me lo han dado todo.

¿Cuándo supo usted qué era especial?

Me impartían clases aparte de inglés y matemáticas. Le pregunté un día a mi madre por qué… Y ella me explicó lo que me pasaba. Yo era niño, y ese día... ¡me quise morir!

Claro: un niño no soporta sentirse distinto de sus compañeros...

Admiro mucho a un chico de Málaga con SD, Pablo Pineda, que acaba de terminar sus estudios universitarios. Yo preferí ponerme a trabajar. Y estoy satisfecho.
¿En qué consiste su trabajo?

Recojo cada mañana la prensa y el correo y los reparto en las oficinas de CosmoCaixa, y luego hago un segundo reparto de correo, fotocopias, recados... Me dan responsabilidad y autonomía, y me organizo bien. Mi padre siempre decía que su sueño sería verme trabajar... No pudo verlo, qué pena.

Y en casa, ¿se apaña bien?

Tenemos el apoyo de un programa de la fundación llamado Me´n vaig a casa,que ayuda a las personas con SD a vivir en sociedad: nos ayudan a diseñar el presupuesto semanal de gastos, entre otras cosas.

¿A qué dedica su tiempo de ocio?

A estar en casa, a salir al cine, a salir de excursión con un grupo de amigos de la fundación, a ir al Barça: soy socio desde que nací, tengo mi localidad. Yme gusta leer la prensa deportiva.

¿Qué momentos son los más felices?

¡Mi felicidad es tener la mujer que tengo! Doy gracias a sus padres, a los míos y a la vida por habérmela puesto en el camino. Se preocupa por los demás, se ocupa de mí y yo de ella.

¿Cómo anda usted de salud?

Todo es más delicado en una persona con SD, pero mi médico por ahora me dice que estoy como un roble.

¿Qué consejo daría a jóvenes con SD que leyesen esta entrevista?

Que tienen derecho a ser independientes, y que ayuden a sus padres a aceptarlo. Porque los padres sufren mucho.

¿Y qué aconseja a los padres?

Que ayuden a sus hijos a ser lo más autónomos posible. Que es ley de vida que quieran vivir solos. ¡Que no tengan miedo! Porque si tienen miedo, van a contagiárselo a su hijo. Y es mejor vivir sin miedo. Yo tuve miedo, pero logré superarlo.

¿Y qué le diría a la sociedad?

Que esto nuestro no es una enfermedad. Es sólo que tenemos un cromosoma más. Somos especiales, no somos enfermos. ¡Aprendamos a aceptar al distinto tal y como es!

Besos al cielo

Andy se emociona al hablar de sus padres. "¡Cómo me gustaría que mi padre me viese haciendo lo que hago! Mi madre dice que estaría muy orgulloso...". Y me confiesa Andy que, como Ronaldinho cuando metía gol, él también envía besos al cielo, al padre... Ahora cumple 25 años la Fundació Catalana Síndrome de Down, impulsada por sus padres cuando Andy tenía 11 años, para ayudar a niños como él. "El amor mueve montañas, ¡y eso hace la fundación!", que presenta mañana en el Col · legi de Metges la valiosa guía Su hijo con síndrome de Down. De la A a la Z (www. fcsd. org). Debería haber más fundaciones así, aunando talentos para hacer más fácil la vida a muchos y dignificarnos a todos.

En el programa de Televisió de Catalunya "Sense Embuts", Andy Trias apareció en el capítulo del Sindrome de Down.
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