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martes, 8 de junio de 2010

Respeto

En el margen de la fotocopia de esta entrevista de La Contra de la Vanguardia de febrero del 2007, tengo escritas unas palabras:

Respeto, Secretos de familia, Rechazar la conducta no la persona, Agradecer, son palabras que destaqué de su lectura y que nos pueden ayudar a caminar por la vida.

El libro Eres uno de nosotros, miradas y soluciones sistémicas para docentes, alumnos y padres, es muy recomendable para acercarse a las constelaciones familiares dentro del ámbito escolar.

MARIANNE FRANKE. PEDAGOGA SISTÉMICA
"Los niños son increíbles si creemos en ellos"
LLUÍS AMIGUET - 15/02/2007

Tengo 65 años: si has aprendido a aprender, el saber no tiene edad. Nací en Munich.Tengo dos hijos y dos nietos: la familia es nuestro primer sistema y está vivo. La escuela es el primer sistema social.El diálogo es el espacio entre sistemas en el que se genera la verdad. Creo en la evolución humana y en la educación que la hace posible

- En mi colegio, en el estado de Baviera, la ley nos obliga a rezar cada día antes de clase.

- ¿Y le parece bien?

- Yo cumplo las leyes, pero tengo una docena de religiones en el aula...

- Aquí también nos pasa.

-... No es posible rezar algo para todos.

- ¿Cómo lo soluciona?

- Cada mañana me inclino solemne y profundamente ante los alumnos con las manos juntas y les digo: "Os respeto profundamente a vosotros y a vuestros padres".

- Espero que los niños no se le rían.

- Lo entienden en seguida. Y les pedí a los niños que hicieran la inclinación en sus casas para evitar cualquier tipo de malentendido.

- ¿Y...?

- Me vino un niño un día: "Profe, lo hice. Papá veía el fútbol y me incliné ante él".

- Papá debió de quedarse a cuadros.

- El niño me contó que su padre lo apartó de la pantalla de la tele con el pie.

- Un padre estresado, mucho trabajo...

- El niño insistió al día siguiente y - esta vez me lo contó temblando por dentro- papá se levantó del sofá y lo abrazó.

- Bien hecho.

- Aquel padre vino luego a una reunión y me dijo: "En siete años, jamás había venido a una reunión de padres, pero quería conocer a la de los saluditos". Hablamos un buen rato y al final me confesó: "Mire, la verdad es que las cosas no me han ido muy bien y a veces se me ha ido la mano con el chaval...

-...

-... Y le he pegado tanto, que ya creía que yo no tenía derecho a abrazarlo".

- Su colegio debe de ser difícil.

- Veinte etnias. Tenemos hijos de alcohólicos, de prostitutas, pero también niños de familias de clase media muy estables.

- ¿Les da trato diferente?

- La familia es el sistema vivo, primigenio, natural, al que todos pertenecemos. Por eso al llegar al cole, su primer sistema artificial, el niño echa de menos esa seguridad familiar y para recuperarla trata de imponer allí las reglas de su familia: "Pues mi mamá dice...".

- ¿Quién no lo ha dicho alguna vez?

- El sistema natural de la familia se enfrenta al social de la escuela. Y se huele el miedo en el aula. Yo cuando veo a un niño en clase, también veo a su madre y su padre detrás: el niño trata sobre todo de proteger los secretos de su familia. Todos lo hacemos.

- ¿Quién no tiene una familia algo freaky?

- En mi cole hay padres maltratadores, y los niños sufren por si lo descubrimos. Hay profesores que intentan salvar a esos niños de sus padres...

- A veces no hay otro remedio.

- Es un error. Hay que rechazar esa mala conducta, pero no a los padres, porque si los rechazas, el niño se siente amenazado y cree que lo quieres separar de su familia.

- ¿Y usted qué les dice?

- Que todas las personas no somos siempre buenas y que aunque rechacemos sus malos actos y el daño que nos hacen, debemos respetarlos como personas.

-...

- ¿Sabe? Un maestro necesita estar reconciliado con su propia familia para poder aceptar también las de los niños. Teníamos una niña de Kosovo: había perdido a sus padres.

- Necesitaría cariño.

- Y su maestra, mi compañera, era incapaz de dárselo. La niña la quería abrazar y la profesora se sentía incapaz de corresponderle.

- ¿Por qué?

- No lo supimos hasta que hizo terapia y descubrimos que ella de niña también había perdido a su padre en un accidente de coche.

- ¿Y la indisciplina en el cole?

- Es un síntoma. Algo ha cambiado en las mentes de los niños: hoy son incapaces de aguantar una clase concentrados en el profe.

- ¿Por qué?

- Podría decirle que tienen la atención hiperestimulada por mil medios: la tele desde la cuna, discos, música, movimiento. El profesor lo tiene muy difícil para competir...

- Y el profesor de antes tenía una vara.

-... Y la sociedad autoritaria simplemente ya no existe: ya no es posible que una persona adulta sea suficiente para focalizar la atención del niño porque manda más que él...

- ¿Qué ha sucedido?

- Los niños exigen ser protagonistas de la enseñanza y no receptores pasivos. Ya no toleran que se les imponga un concepto del mundo, sino que quieren descubrirlo.

- ¿Y usted cómo los aguanta?

- Se aguantan ellos solos. Nosotros les dejamos el material pedagógico y ellos mismos se enseñan a leer...

- Parece difícil de creer.

- Son increíbles si creemos en ellos. Les damos cajas de letras, palabras, pizarras... Y les decimos: "Buscad amigos y aprended a leer".

- Ése es el sueño del maestro.

- Se cumple: cuando sus padres les preguntan si se portaron bien en el cole, los niños contestan que estaban demasiado ocupados para portarse mal. Estaban aprendiendo.

- ¿Son tan maduros?

- Si les dejamos, sí. Lo que sucede es que no nos fiamos de los niños porque es más gratificante pensar que sin nosotros, sin el gran maestro, no son capaces de nada.

- Si a ustedes les funciona...

- No sólo es eso. Las implicaciones políticas son grandes: hoy los niños ya no siguen el paradigma autoritario. Si les dejamos aprender y autoorganizarse, serán menos dóciles: serán ciudadanos independientes.

- Pues mejor.

- No crea que eso le gusta a todo el mundo. Muchos sienten nostalgia de cuando los niños simplemente obedecían y punto.

SIN QUEJARSE

Marianne es una profesora que no se queja. Y eso es noticia. Ni se queja del sueldo, ni se queja de los niños, ni de los padres, ni del sistema educativo, ni de las vacaciones, ni siquiera se queja del Gobierno. Marianne agradece. Y agradece de verdad - sus ojos no mienten- la oportunidad de aprender con sus niños. Habla de los chavales y de sus padres, porque para ella es imposible separarlos, con un profundo respeto y una enorme ternura, y se apasiona contándome las pequeñas historias de cada día en su escuela, un colegio público al que ha dedicado 25 años. Explica su experiencia y sus estudios de constelaciones familiares con Hellinger, y habla de otras terapias que ha puesto en práctica en sí misma y con otros docentes en ´Uno de nosotros´ (Alma Lepik Ed.).
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