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jueves, 14 de febrero de 2013

Equilibrio y parejas

Algunos apuntes del libro de Bert Hellinger, Felicidad que permanece

¿Cómo hacer que nuestra relación de pareja sea un logro?

Para una relación de pareja lograda se necesitan tres cosas. Cada una es importante por sí misma y ninguna puede sustituir a las otras.

La relación sexual
El amor del corazón
La vida en común

Cuando se juntan estas tres cosas, con todo lo que forma parte de ello, el intercambio, la ayuda mutua y el apoyo, se logra la relación de pareja, entonces crecemos en la relación.

El amor se ha de someter a un orden.

El primer orden del amor en una relación de pareja es que hombre y mujer, aunque diferentes, sean de igual condición. Si así lo reconocen tienen más posibilidades.

El segundo orden es que tomar y dar han de estar equilibrados. Si uno ha de dar más que el otro, la relación está trastornada. Necesita este equilibrio. Cuando la necesidad de equilibrio entre dar y tomar va unidad al amor, cada uno da al otro y cuando se ha recibido algo del otro se le da algo más para equilibrarlo. De ese modo crece el intercambio entre ellos y, con él, la felicidad común.

Esta necesidad de equilibrio también existe en lo negativo. Cuando un miembro de la pareja le hace daño al otro, éste siente la necesidad de hacérselo también. Se siente herido. Por eso cree tener el derecho de herir también al otro, esta necesidad es irresistible.

Muchos de los que han sufrido una injusticia se sienten con derecho de hacerle también algo malo al otro. Es decir que aquí aún se añade algo más a la necesidad de equilibrio: la sensación de que por la injusticia que se me ha hecho tengo derechos especiales. Entonces no se le hace al otro sólo el mismo mal que él nos ha hecho, sino que se le hace un poco más. Pero como al otro se le ha hecho un poco más de mal, éste,  a su vez, se siente con el derecho de hacerle un daño y, porque se siente con razón, también él hace un poco más. Así crece en una relación el intercambio del mal. En lugar de la felicidad crece, en una relación así, la infelicidad. Se puede reconocer la calidad de una relación en si el dar y tomar se realiza fundamentalmente en lo bueno o en lo malo.

La cuestión es: ¿cual sería la solución en este caso?, y ¿hay alguna? Sí: la solución sería volver a pasar del intercambio en el mal al intercambio en el bien. Pero ¿cómo lograrlo?

Hay un truco para eso: vengarse del otro con amor. Es decir que también se le hace daño, pero un poquito menos.

Entonces termina el intercambio en el mal y ambos pueden volver a empezar con el dar y tomar bueno. Éste es un aspecto importante de los órdenes del amor. Si se lo conoce y se actúa en consecuencia, en muchas familias las cosas pueden volver a enmendarse hacia el bien.

Hay que tener en cuenta aquí otro orden del amor, pues su no observación tiene vastas consecuencias.

Una mujer que cree ser mejor que su madre no respeta a los hombres, a la inversa también vale, por supuesto, para los hombres: un hombre que no respeta a su padre y cree ser mejor que su padre frente a su madre, no respeta a las mujeres.  


Amor, Lorenzo Quinn

Fotografía: Pilar Vidal Clavería
octubre 2011




jueves, 10 de junio de 2010

Mis raíces

En la entrada anterior os comentaba el libro Eres uno de nosotros de Marianne Franke-Gricksch, he estado repasando algunos capítulos.

Podemos encontrar en el libro, la descripción de algunas constelaciones tal como se produjeron en clase, voy a compartir una de ellas:

"Allanando el camino hacia el padre
Joschi


Joschi vivía con su madre y sus tres hermanos. No contaba mucho acerca de su casa y, sólo esporádicamente, hablaba de su padre o de su madre. Cuando realizamos el juego de la familia, él también quiso constelar. Seguramente había advertido que, en cada constelación, se manifestaba el respeto por cada destino familiar. Dijo: "desde hace un tiempo siento que pertenezco a mi padre, pero vivo con mi madre". Demostró coraje.

Ubicó en una fila a su madre y, junto a ella, a sus dos hermanos. Un poco más lejos, al padre de ambos.

A unos dos metros y en un ángulo de aproximadamente sesenta grados ubicó a su padre y al representante de sí mismo.

Una vez estuvieron ubicados los representantes, el representante del padre de Joshi dijo: "Joschi está aquí". Entonces, la representante de la madre de Joschi extendió sus brazos y dijo: "Quiero que el muchacho se pare junto a mí". Joschi estaba sentado en el banco y asentía con la cabeza. Ahora observaba su conflicto desde afuera, sin haber hablado mucho sobre si mismo.

Propuse al representante de Joschi que se parara junto a su madre y junto a sus hermanos y le dijera a su padre: "Yo te quiero. Estoy contigo, pero ahora todavía vivo con mamá". Esta fue una frase de solución. Entonces le dijo a la representante de la madre: "Mama,pertenezco a papá, pero todavía vivo contigo". Ese "todavía" dejaba abierto el momento en que viviría con el padre e insinuaba que abandonaría el círculo de la madre. Con ello se iniciaba un proceso sobre cuya duración y desarrollo no se dijo nada. Después de la constelación le dije a Joschi: "Como hombre, tu lugar está con los hombres". Se rió y se golpeó el pecho con ambos puños.

En el curso de las semanas siguientes, su madre vino a mi hora de entrevistas. Joschi no había comentado acerca de la constelación familiar. Sin embargo, ella misma toco el tema, puso énfasis en los mucho que estaba apegada al muchado,cuestionándose si ello era bueno.

Reflexionó: "No se si podré cedérselo a su padre, si quisiera tenerlo consigo ahora". Le dije que también a mí me había resultado muy difícil con mis dos hijos, yo se los había entregado a su padre. Agregué, que en efecto,cada decisión tenía su momento adecuado.

Como ejercicio, propuse a los niños de familias separadas que ubicaran a ambos padres uno al lado del otro y que se ubicaran a sí mismo enfrentándolos.

Entonces, por lo general, dibujaba un gran diente con dos raíces y les decía: "Ellos son las raíces y tú eres el diente".

Entonces los hijos hacía una reverencia frente a los representantes de sus padres y decían "Acepto que estéis separados, aunque me duela.Yo siempre seré el hijo de vosotros dos".

En una ocasión, uno dijo: "Acepto que estéis separados, así no peléais tanto y yo no debo temer por mamá". También esto era cierto, y mediante la reverencia se trazó un respetuoso nexo en la díficil situación entre el hijo y sus padres.

Una vez, un muchacho dijo que creía que esa reverencia "no valía nada" -así lo expresó-. Sin embargo, después de hacerla le había ido bien y se había sentido mcuho más fuerte.

De ese modo, los niños aprendieron a tratar activamente con estas cargas."

Marianne Franke-Gricksch

Mis raíces
Miguel Vidal Allué - Antonia Clavería Chesa

martes, 8 de junio de 2010

Respeto

En el margen de la fotocopia de esta entrevista de La Contra de la Vanguardia de febrero del 2007, tengo escritas unas palabras:

Respeto, Secretos de familia, Rechazar la conducta no la persona, Agradecer, son palabras que destaqué de su lectura y que nos pueden ayudar a caminar por la vida.

El libro Eres uno de nosotros, miradas y soluciones sistémicas para docentes, alumnos y padres, es muy recomendable para acercarse a las constelaciones familiares dentro del ámbito escolar.

MARIANNE FRANKE. PEDAGOGA SISTÉMICA
"Los niños son increíbles si creemos en ellos"
LLUÍS AMIGUET - 15/02/2007

Tengo 65 años: si has aprendido a aprender, el saber no tiene edad. Nací en Munich.Tengo dos hijos y dos nietos: la familia es nuestro primer sistema y está vivo. La escuela es el primer sistema social.El diálogo es el espacio entre sistemas en el que se genera la verdad. Creo en la evolución humana y en la educación que la hace posible

- En mi colegio, en el estado de Baviera, la ley nos obliga a rezar cada día antes de clase.

- ¿Y le parece bien?

- Yo cumplo las leyes, pero tengo una docena de religiones en el aula...

- Aquí también nos pasa.

-... No es posible rezar algo para todos.

- ¿Cómo lo soluciona?

- Cada mañana me inclino solemne y profundamente ante los alumnos con las manos juntas y les digo: "Os respeto profundamente a vosotros y a vuestros padres".

- Espero que los niños no se le rían.

- Lo entienden en seguida. Y les pedí a los niños que hicieran la inclinación en sus casas para evitar cualquier tipo de malentendido.

- ¿Y...?

- Me vino un niño un día: "Profe, lo hice. Papá veía el fútbol y me incliné ante él".

- Papá debió de quedarse a cuadros.

- El niño me contó que su padre lo apartó de la pantalla de la tele con el pie.

- Un padre estresado, mucho trabajo...

- El niño insistió al día siguiente y - esta vez me lo contó temblando por dentro- papá se levantó del sofá y lo abrazó.

- Bien hecho.

- Aquel padre vino luego a una reunión y me dijo: "En siete años, jamás había venido a una reunión de padres, pero quería conocer a la de los saluditos". Hablamos un buen rato y al final me confesó: "Mire, la verdad es que las cosas no me han ido muy bien y a veces se me ha ido la mano con el chaval...

-...

-... Y le he pegado tanto, que ya creía que yo no tenía derecho a abrazarlo".

- Su colegio debe de ser difícil.

- Veinte etnias. Tenemos hijos de alcohólicos, de prostitutas, pero también niños de familias de clase media muy estables.

- ¿Les da trato diferente?

- La familia es el sistema vivo, primigenio, natural, al que todos pertenecemos. Por eso al llegar al cole, su primer sistema artificial, el niño echa de menos esa seguridad familiar y para recuperarla trata de imponer allí las reglas de su familia: "Pues mi mamá dice...".

- ¿Quién no lo ha dicho alguna vez?

- El sistema natural de la familia se enfrenta al social de la escuela. Y se huele el miedo en el aula. Yo cuando veo a un niño en clase, también veo a su madre y su padre detrás: el niño trata sobre todo de proteger los secretos de su familia. Todos lo hacemos.

- ¿Quién no tiene una familia algo freaky?

- En mi cole hay padres maltratadores, y los niños sufren por si lo descubrimos. Hay profesores que intentan salvar a esos niños de sus padres...

- A veces no hay otro remedio.

- Es un error. Hay que rechazar esa mala conducta, pero no a los padres, porque si los rechazas, el niño se siente amenazado y cree que lo quieres separar de su familia.

- ¿Y usted qué les dice?

- Que todas las personas no somos siempre buenas y que aunque rechacemos sus malos actos y el daño que nos hacen, debemos respetarlos como personas.

-...

- ¿Sabe? Un maestro necesita estar reconciliado con su propia familia para poder aceptar también las de los niños. Teníamos una niña de Kosovo: había perdido a sus padres.

- Necesitaría cariño.

- Y su maestra, mi compañera, era incapaz de dárselo. La niña la quería abrazar y la profesora se sentía incapaz de corresponderle.

- ¿Por qué?

- No lo supimos hasta que hizo terapia y descubrimos que ella de niña también había perdido a su padre en un accidente de coche.

- ¿Y la indisciplina en el cole?

- Es un síntoma. Algo ha cambiado en las mentes de los niños: hoy son incapaces de aguantar una clase concentrados en el profe.

- ¿Por qué?

- Podría decirle que tienen la atención hiperestimulada por mil medios: la tele desde la cuna, discos, música, movimiento. El profesor lo tiene muy difícil para competir...

- Y el profesor de antes tenía una vara.

-... Y la sociedad autoritaria simplemente ya no existe: ya no es posible que una persona adulta sea suficiente para focalizar la atención del niño porque manda más que él...

- ¿Qué ha sucedido?

- Los niños exigen ser protagonistas de la enseñanza y no receptores pasivos. Ya no toleran que se les imponga un concepto del mundo, sino que quieren descubrirlo.

- ¿Y usted cómo los aguanta?

- Se aguantan ellos solos. Nosotros les dejamos el material pedagógico y ellos mismos se enseñan a leer...

- Parece difícil de creer.

- Son increíbles si creemos en ellos. Les damos cajas de letras, palabras, pizarras... Y les decimos: "Buscad amigos y aprended a leer".

- Ése es el sueño del maestro.

- Se cumple: cuando sus padres les preguntan si se portaron bien en el cole, los niños contestan que estaban demasiado ocupados para portarse mal. Estaban aprendiendo.

- ¿Son tan maduros?

- Si les dejamos, sí. Lo que sucede es que no nos fiamos de los niños porque es más gratificante pensar que sin nosotros, sin el gran maestro, no son capaces de nada.

- Si a ustedes les funciona...

- No sólo es eso. Las implicaciones políticas son grandes: hoy los niños ya no siguen el paradigma autoritario. Si les dejamos aprender y autoorganizarse, serán menos dóciles: serán ciudadanos independientes.

- Pues mejor.

- No crea que eso le gusta a todo el mundo. Muchos sienten nostalgia de cuando los niños simplemente obedecían y punto.

SIN QUEJARSE

Marianne es una profesora que no se queja. Y eso es noticia. Ni se queja del sueldo, ni se queja de los niños, ni de los padres, ni del sistema educativo, ni de las vacaciones, ni siquiera se queja del Gobierno. Marianne agradece. Y agradece de verdad - sus ojos no mienten- la oportunidad de aprender con sus niños. Habla de los chavales y de sus padres, porque para ella es imposible separarlos, con un profundo respeto y una enorme ternura, y se apasiona contándome las pequeñas historias de cada día en su escuela, un colegio público al que ha dedicado 25 años. Explica su experiencia y sus estudios de constelaciones familiares con Hellinger, y habla de otras terapias que ha puesto en práctica en sí misma y con otros docentes en ´Uno de nosotros´ (Alma Lepik Ed.).

miércoles, 28 de abril de 2010

La felicidad

En el libro de Bert Hellinger Felicidad que permanece, lo esencial de las Constelaciones Familiares, un libro de poco más de 100 páginas, editado por el Rigden Institut Gestalt dentro de su colección de Psicología, encontramos aspectos esenciales para que la felicidad dure en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos.

El orden sutil de los sistemas familiares, el formar parte, sin exclusiones, son terminologías a las que poco a poco nos vamos haciendo habituales, cuando descubrimos el mundo de las Constelaciones familiares.

Hay una breve introducción de Bert Hellinger dirigida a los lectores, que responde al título del libro: La felicidad que permanece es la que se siente bien entre nosotros porque la respetamos y compartimos.

Estructurado en cinco apartados su lectura nos lleva por la Felicidad plena, El Amor, Hijos Felices, Lo que nos hace felices y el Futuro de las Constelaciones Familiares.

En el youtube descubrí ayer unos videos donde podemos ver una breve entrevista con Bert Hellinger traducida al español, donde habla sobre la Homosexualidad.





Y otros videos que nos permiten acercarnos a la Pedagogía Sistémica de la mano de Carles Parellada, en unas Jornadas CUDEC en León

domingo, 14 de febrero de 2010

Estabilidad en la pareja

Mi amiga Hortensia me regaló este libro de Peter Bourquin en noviembre del 2007, y ya está en su sexta edición.

Es un buen compendio sobre las Constelaciones Famililares y en uno de sus capítulos podemos encontrar un texto sobre las relaciones de pareja, ya lo había encontrado en la selección de artículos de la web de Peter Bourquin, Escuela de Constelaciones Sistémicas, ECOS, y siempre me ha gustado especialmente.

Las cuatro piedras angulares de una pareja
¿Qué hace que unas parejas funcionen y otras no? ¿Qué da estabilidad a una relación y qué crea una crisis permanente?
Básicamente son cuatro las piedras angulares que, en su conjunto, posibilitan la construcción del hogar. Si falta una de ellas o se encuentra debilitada, la casa es inestable; si faltan varias, es probable que la pareja no dure a largo plazo.
La primera piedra angular es el amor. En el enamoramiento se crea un primer vínculo entre dos personas que las impulsa a comenzar una relación. La consumación sexual sella este vínculo.
Después de un tiempo, uno se da cuenta de que el otro no es perfecto, de que tiene sus luces y sus sombras. Es un acto de amor aceptar al otro tal como es, a sus raíces familiares y también a su destino, que es distinto del propio. El compromiso matrimonial profundiza todavía más el vínculo.
Lo contrario del amor no es el odio, que al igual que el amor mantiene el vínculo, sino la indiferencia, Es en la indiferencia donde muere el vínculo y el desinterés sexual lo debilita.
La segunda piedra angular es la presencia. Es la experiencia de caminar juntos. Si uno de los miembros de la pareja no está presente, el otro se siente solo, no visto. A veces uno sigue “enredado” en una anterior pareja y esto hace que no esté del todo libre y presente para su actual pareja.
También puede encontrarse inmerso en una dinámica de “mirar hacia atrás” y prestar más atención a su familia de origen que a su familia actual.
Otro motivo de que uno de los miembros de la pareja esté ausente es la adicción al trabajo, al igual que cualquier otro tipo de adicción. Si la pareja se forma entre dos personas “ausentes”, no se vive la falta de presencia como una dificultad aunque, visto desde fuera, pareciera que dicha pareja vive “vidas paralelas” que una vida en común.
La tercera piedra angular es la responsabilidad. Una pareja es una relación entre iguales.
Cada uno debe asumir su parte de la responsabilidad respecto a la relación.
De esta manera ambos la cuidan. Cuando uno exige al otro que le dé lo que sus padres no le dieron, y se siente con derecho a ello, se coloca en una actitud infantil. De esta forma no se hace responsable de sus propias carencias y necesidades, cargando a su pareja con sus exigencias.
De la misma manera, se crea una relación desigual cuando uno se siente responsable del otro, como si fuera su padre o su madre. A menudo estas dos actitudes se complementan, haciendo juego.
La cuarta piedra angular es el aprecio. Como aprecio al otro, también aprecio lo que me puede dar y lo acepto agradecido.
Eso hace que me surja el impulso de devolverle algo mío, porque en el fondo me siento en deuda. Así se crea entre la pareja un intercambio rico, que la fortalece. Cuando no lo aprecio o lo desprecio — aunque le quiera — no me vale lo que me da, y por eso no siento la necesidad de devolverle algo mío. Se crea un desequilibrio entre el dar y el tomar que amenaza la continuidad de la pareja. Cuando los dos se desprecian, se produce un intercambio de descalificaciones, insultos, reproches,... Paradójicamente esto también fortalece la pareja, aunque se trate de un intercambio pobre.
El conjunto de estas cuatro piedras angulares hace que uno renuncie a las demás posibilidades de pareja en el mundo y a la fantasía de la felicidad perfecta. Esta renuncia es el tejado que protege el hogar. Como amo a mi pareja, la tomo como es. Como quiero estar presente, no voy a buscar otra relación. Mi responsabilidad por la continuidad de la pareja exige que me haga cargo de mis carencias personales. Y es finalmente el aprecio por mi pareja lo que me hace elegirla a ella. Porque así lo quiero”.
© Peter Bourquin
Agosto 2005

domingo, 10 de enero de 2010

Aprendizaje

Podemos encontrar en este reportaje de El País de hoy algunos de los temas que comento en el blog, desde el duelo a las Constelaciones Familiares. Son historias contadas con sinceridad y algunas nos resonaran más que otras, de todas podemos aprender.

REPORTAJE


¿Qué necesito de los demás para ser feliz?


10/01/2010

La familia, la pareja y los amigos son una fuente de cariño y apoyo, pero también de problemas. Para mejorar nuestros vínculos afectivos hemos de empezar por cuidar nuestra relación con nosotros mismos. Segunda entrega de esta serie de tres reportajes sobre crecimiento personal.




"Interpretamos lo que nos sucede de forma egocéntrica: queremos que la realidad se adapte a nuestros deseos"
Por más que nos lo hayan hecho creer, no somos medias naranjas: somos naranjas enteras
Los demás no nos dan ni nos quitan nada. Nunca lo han hecho. Sólo son espejos de lo que tenemos y nos falta
"El rencor es una semilla muy tóxica que echa raíces en nuestro interior, nos debilita y nos hace vulnerables" 
Teresa Casas "No poder tener hijos ha sido una lección de amor incondicional"

35 años. Casada. Gestora financera. El detonante de su fortalecimiento fue el no poder ser madre.
"Al cumplir los 30, lo que más valoraba era la estabilidad que me daban mi profesión y mi relación de pareja. Pronto surgió un nuevo proyecto compartido: ser padres. Poco a poco esta ilusión se convirtió en un difícil reto. Y a día de hoy todavía no hemos podido hacerlo realidad.
He probado todo tipo de tratamientos para conseguir quedarme embarazada, pero no ha habido manera. Incluso pusimos en marcha dos procesos de adopción. Han sido cinco años de muchos sueños y esperanzas, pero también de lágrimas y frustraciones. Tras este largo y duro proceso, que he compartido codo con codo con mi pareja, agradezco al destino que no me lo haya puesto fácil.
La adversidad me ha brindado la oportunidad de crecer y descubrir algo que no esperaba: la libertad. Me he cuestionado muchas cosas y se me han abierto puertas que no esperaba. He cooperado en proyectos infantiles en varias partes del mundo y me siento comprometida con mi crecimiento personal. Y este viaje hacia adentro me ha preparado a la vez para ser madre de cualquier niño, de cualquier raza, condición, con o sin problemas.
Mi corazón está lleno de experiencias de amor hacia otros niños y niñas, que siempre formarán parte del hijo que algún día quizás llegará a mi vida. Me siento agradecida porque este tiempo de espera me ha permitido conocerme a mí misma, entrando en contacto con mi verdadera esencia.
Ahí residen mi confianza y mi coraje. He aprendido a luchar por mis sueños desde la libertad y a tomar consciencia de lo que quiero hacer con mi vida. Además de llegar a ser madre, estoy comprometida con impulsar proyectos orientados a fomentar el desarrollo personal en la sociedad".

No estamos solos. Y aunque queramos, tampoco podemos estarlo. Nuestra existencia se entremezcla constantemente con la vida de otras personas. Somos hijos. Hermanos. Padres. Abuelos. Amigos. Novios. Esposos. Ex. Viudos. Cuñados. Tíos. Sobrinos. Primos. Yernos. Suegros. Compañeros. Jefes. Empleados... Desde que nacemos hasta que morimos, cada paso que damos y cada etapa que vivimos van acompañados por una serie de roles sociales, que a la vez son fuente de alegría y de tristeza, de confianza y de miedo, de paz y de ira...

De las relaciones humanas surgen nuestros momentos de mayor felicidad y también nuestros peores instantes de sufrimiento. En algunos casos, como le pasó a Teresa Casas, estas experiencias suceden incluso antes de poder establecer un vínculo afectivo. La gran paradoja es que las personas que más queremos son también con las que más conflictos tenemos. Por eso muchos concluyen que no pueden vivir con los demás, pero tampoco sin ellos.

Frente a esta disyuntiva, los expertos en crecimiento personal abogan por concebir nuestra vida social como una oportunidad de aprendizaje. Sobre todo para mejorar nuestra competencia en el arte de establecer vínculos sanos y sostenibles. Entre otros reconocidos psicólogos, destaca el escritor Xavier Guix, quien defiende que "hablando no se entiende la gente". A su juicio, "la mayoría de conflictos humanos tienen su raíz en la confusión, en los malentendidos lingüísticos y, sobre todo, en nuestra incapacidad para establecer relaciones reales, objetivas y profundas".

No en vano, en toda comunicación humana existen tres niveles: "Primero están nuestras motivaciones, es decir, lo que pretendemos conseguir o aportar en nuestra interacción con los demás. Luego viene nuestra manera de expresar dichas intenciones por medio del lenguaje, la actitud y la conducta. Y finalmente se encuentra la interpretación subjetiva de nuestro interlocutor", explica este experto. "Por más que a este proceso lo llamemos comunicación, a veces hay un abismo entre las motivaciones del emisor y la interpretación final del receptor".

Y no sólo eso. En general, "los seres humanos interpretamos lo que nos sucede de forma egocéntrica: queremos que la realidad se adapte a nuestros sueños, necesidades y expectativas, lo que condiciona y dificulta nuestra interrelación con otras personas", añade Guix, autor de Pensar no es gratis. 
Creencias, comunicación y relaciones.

Así, "los problemas aparecen cuando los demás no cumplen con lo que esperamos de ellos, cuando hacen o dicen cosas con las que no estamos de acuerdo o cuando se interponen en nuestro camino para conseguir lo que deseamos". Y concluye: "Por más que solamos buscarla fuera, la raíz de nuestros conflictos relacionales está en nuestro interior".

Elma Roura "Mi madre ha sido mi gran maestra en el arte de vivir"
25 años. Vive en pareja. Terapeuta y fundadora del centro Desarrolla-te. El detonante de su fortalecimiento personal fue el sufrimiento derivado de la relación con su madre.
"Ya desde muy pequeña solía escuchar a mi madre decir que su vida sería mejor, que sería más feliz, si pudiera cambiar de jefe, de trabajo, o si consiguiera llegar más pronto a casa...
Finalmente todo eso llegó, pero ella seguía sintiéndose presa del sufrimiento, culpando a los demás por su infelicidad. Después de convivir con tanta depresión, así como de experimentar algún que otro episodio traumático, me di cuenta de que el único lugar donde podía buscar respuestas era dentro de mí. Eso me hizo despertar.
Por el camino, la relación con mi madre se erosionó hasta tal punto que dejamos de hablar. Entonces mi anhelo de felicidad casi se convirtió en una obsesión. No paraba de luchar y de reaccionar por todo y contra todos. No lograba comprender en qué consistía esto de 'vivir'.
Sin darme cuenta, me había convertido en la mujer insatisfecha de la que tanto trataba de huir. Con el tiempo descubrí que en realidad no luchaba contra ella, sino contra mí misma. Al comprender que no era necesario demostrar nada a nadie, y que todo dependía de cómo yo observaba la realidad, dejé de buscar la felicidad: la había encontrado dentro de mí. Desde entonces sigo aprendiendo cada día, compartiendo y acompañando a los demás en su proceso de aprendizaje, pero con una serenidad interna que parece sobrevivir a todas las tormentas de la vida. Si bien mi madre ha sido la persona con la que más conflictos he tenido, también es de la que más he aprendido y a la que estoy más agradecida. Actualmente mi relación con ella está basada en el cariño y el amor. Le debo mucho más que el hecho de poder estar viva".

La historia de Elma Roura no es, ni mucho menos, un caso aislado. La sombra de "papá y mamá" suele ser más alargada de lo que nos gustaría. Y es curioso, porque nadie pone en duda que nuestros padres (y madres) son de las personas que más nos van a querer a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, sus buenas intenciones a veces tienen un efecto nocivo en la construcción de nuestra identidad y nuestro estilo de vida.

Así, el condicionamiento recibido durante nuestra infancia nos deja una huella difícil de borrar.
"El legado emocional de nuestros padres es como una mochila que cargamos a nuestras espaldas, repleta de creencias, normas y valores que nos dicen quiénes hemos de ser y de qué manera hemos de vivir", afirma el director del Instituto Gestalt, Joan Garriga, experto en constelaciones familiares.
Y ésta es la esencia de la gran mayoría de conflictos existentes en el seno de las familias.
"Algunos padres hacen con sus hijos exactamente lo que les hicieron a ellos cuando eran niños: inculcarles una manera determinada de ver y comprender el mundo, obstaculizando el descubrimiento de sí mismos y de la vida", sostiene Garriga. Eso sí, se ha de tener muy en cuenta que "nadie nos ha enseñado a ser padres, sin duda alguna la profesión más exigente de todas".
Sea como fuere, "al entrar en la edad adulta muchos hijos culpan a sus progenitores por sus carencias afectivas, sus inseguridades e incluso por la rabia que experimentan al ver cómo el conflicto y la insatisfacción siguen protagonizando sus relaciones más íntimas", añade Garriga, autor de ¿Dónde están las monedas? El cuento de nuestros padres.

Aunque es mucho más fácil y cómodo señalar a nuestros progenitores como los culpables de nuestra infelicidad, "tarde o temprano llega un día en que no nos queda más remedio que responsabilizarnos de nuestro destino".

Sin duda alguna, "ésta es la verdadera emancipación, que suele venir acompañada de una de las mayores crisis existenciales que sufrimos a lo largo de nuestra vida: aceptar que, más allá de nuestro pasado, nuestro único problema en este preciso momento somos nosotros mismos". Al igual que consiguió Elma Roura con su madre, "lo que nos cura es que podamos abrazar en nuestro corazón a nuestros padres y no tanto que seamos abrazados por ellos", concluye Garriga.

Carlos Ocho "El amor llena de dicha al que ama y no tanto al amado"

28 años. Soltero, con pareja. 'Product manager' de la escuela de negocios EADA. El detonante de su fortalecimiento fue una ruptura de pareja que le desgarró por dentro.
"Siempre me he considerado y me han visto como una persona muy abierta, cercana y sociable. Sin embargo, mi punto débil siempre fueron las relaciones de pareja, una dificultad que ya vi en mis padres, quienes terminaron separándose. A los 22 años, tras 8 años de confusión y dudas, de conflictos internos y de mentiras, tuve la honestidad y el coraje de enfrentarme a mí mismo. Acepté mi homosexualidad. Desde aquel día, mi compromiso con la verdad y con ser transparente conmigo mismo y con los demás no ha dejado de crecer. Al principio, mis relaciones de pareja seguían durando muy poco y siempre sufría mucho cuando finalizaban. Pero todo cambió hace dos años. Tras romper con mi último novio, entré en una profunda crisis que me anuló como persona. A pesar de la angustia y del dolor que sentía, me di cuenta de que aquella dramática experiencia no provenía tan sólo de la separación. Si bien había un cierto dolor asociado al duelo de aquella ruptura, me hice responsable del sufrimiento que añadía yo. Esta toma de consciencia fue el comienzo de mi trabajo interior. El autoconocimiento me ayudó a comprender los porqués de todo lo que me había sucedido en mis relaciones más dolorosas y conflictivas. A día de hoy sólo conservo gratitud por todas esas experiencias de adversidad y superación personal, pues sin ellas no hubiera descubierto mi verdadera vocación. Estoy comprometido con enseñar y compartir con los demás el inmenso poder que reside en nuestro interior. El gran reto es dejar de vivir de forma inconsciente, aprendiendo de todo lo que nos depara la existencia".

Tanto si aprendemos de nuestros padres como si no, el siguiente gran maestro que aparece en nuestra vida viene bajo el nombre de "pareja". Ninguna otra relación puede proporcionarnos una mayor estabilidad emocional que la de nuestro compañero (o compañera) sentimental. Sin embargo, las consultas de psicólogos y terapeutas están llenas de pacientes que han convertido estos vínculos afectivos en una adicción muy difícil de lidiar y mucho más de superar. De hecho, algunas personas temen enamorarse y comprometerse por miedo a volver al infierno que supone separarse del ser querido.

Por más romántico que pueda parecernos, "el sufrimiento derivado de cualquier relación amorosa tan sólo pone de manifiesto que hemos encerrado nuestro amor en la invisible cárcel de la dependencia", afirma el psicólogo clínico, Walter Riso, autor de ¿Amar o depender? Cómo superar el apego afectivo y hacer del amor una experiencia plena y saludable.

En opinión de este experto, "depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorrespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente". No en vano, detrás de esta dependencia se esconde uno de los virus más letales que atenta contra nuestra salud emocional: el apego.
Popularmente se considera sinónimo de "afecto, cariño o estimación". De hecho, hay quien dice que el apego es "natural" y "sano", pues es una muestra del "amor" que sentimos por la persona a la que vivimos apegados. E incluso algunos afirman con cierto orgullo que "cuanto más apego se tiene, más se ama". Pero nada más lejos de la realidad. "Cuando nos apegamos a nuestra pareja creemos inconscientemente que sin ella no podemos ser felices, destruyendo cualquier posibilidad de amarla", sostiene Riso.

Bajo el embrujo de esta falsa creencia, "nace en nuestro interior la obsesión de poseerla, de garantizar que esté siempre a nuestro lado", añade este experto. "Y el miedo a perderla nos lleva a tomar actitudes defensivas y conductas preventivas". Es entonces cuando aparecen los celos, "un síntoma que revela que vemos a nuestra pareja como algo que nos pertenece".
Por el camino terminamos perdiéndonos a nosotros mismos, tal y como le sucedió a Carlos Ocho. De ahí que las rupturas sentimentales supongan una de las experiencias más traumáticas, pero a la vez más transformadoras de nuestra vida. "De nuevo a solas, cara a cara con nosotros mismos, podemos tomar consciencia de que nuestra felicidad, antes de ser compartida, debe existir primero dentro de nosotros mismos", concluye Riso. Por más que nos lo hayan hecho creer, no somos medias naranjas: somos naranjas enteras. Al menos así podemos sentirnos cuando nos amamos a nosotros mismos.

Nuria Chiva "Lo que buscaba en los demás era lo que no me daba a mí misma"
27 años. Vive en pareja. Educadora social.
El detonante de su fortalecimiento fue una depresión, en la que cayó por olvidarse de sí misma.
"A los 21 años estudiaba tercero de carrera, trabajaba ocho horas al día y era directora y monitora voluntaria en una organización social. Intentaba sacar las mejores notas, ser la mejor en el trabajo, la mejor en la familia, la mejor amiga y la mejor novia. Pero tener una agenda frenética y el deseo constante de intentar agradar a todo el mundo me llevó a pagar un precio muy alto: una mañana no pude levantarme de la cama. Fui víctima de un fuerte ataque de ansiedad. Estuve 10 meses de baja por depresión. No tenía fuerzas ni ganas para vivir. Me quedé vacía. Durante aquella depresión salieron a flote la separación de mis padres, la muerte de mi abuela y una fuerte dependencia emocional hacia el que había sido mi primer amor. Fue entonces cuando decidí emprender un duro trabajo personal con la ayuda de un psicólogo. A su lado descubrí que todo lo que no encontraba en mí lo buscaba en el exterior, haciendo mil cosas para tapar mi vacío y creando todo tipo de dependencias con los demás. ¡Me había olvidado de mí misma!
Gracias al apoyo incondicional de mi madre, de mi ex pareja y de unos pocos amigos, aprendí una gran lección: si mi autoestima la dejo en manos de los demás, de lo que no depende de mí, estoy perdida. Hoy doy gracias a la vida por haberme ofrecido esa vivencia, ya que he iniciado un camino de búsqueda hacia mi aceptación y mi crecimiento personal.

Ahora intento escucharme para darme lo que necesito. Y cada día valoro más a las pocas personas con las que puedo establecer vínculos afectivos de verdad. Doy gracias por haber encontrado a mi actual pareja, Santi, y por ser hija de mi madre, que es mi gran maestra en la escuela de la vida".

Después de nuestros padres y de la pareja, otro de los vínculos afectivos más importantes es el formado por nuestro círculo más íntimo de amigos. A todos nos gusta sentir que pertenecemos a un grupo humano. Saber que podemos contar con otras personas nos da seguridad. Su apoyo nos ayuda en nuestra toma de decisiones. Además, parece que las tristezas se diluyen cuando se comparten, mientras que las alegrías se multiplican.

Para algunos, los amigos son aquellas pocas personas que verdaderamente nos comprenden y nos aceptan tal como somos. E incluso hay quien afirma que, al ser elegidos de forma voluntaria y consciente, constituyen una especie de segunda familia. Sin embargo, etiquetar a alguien como nuestro "amigo" también puede traer consigo diferentes conflictos. Al empezar a tener expectativas, en ocasiones podemos cosechar grandes decepciones y frustraciones, hasta el punto de poder convertirnos en "enemigos". No en vano, sólo llegamos a odiar aquello que hemos amado.
Pero, entonces, ¿qué podemos hacer para vivir en paz con los demás? La respuesta parece estar más a nuestro alcance de lo que pensamos: se encuentra dentro de nosotros mismos. Aunque nos cueste reconocerlo, "la única relación real y verdadera es la que mantenemos con nosotros mismos, pues nadie más puede conocer nuestras motivaciones más profundas".

Así de contundente es el sabio hindú Jiddu Krishnamurti (1895-1986), uno de los filósofos contemporáneos más reconocidos y admirados hoy.

Para Krishnamurti, todos nuestros vínculos afectivos "son un reflejo de la relación que mantenemos con nosotros mismos". Y añade: "Cada uno de nosotros somos la única causa de nuestro bienestar y de nuestro malestar". Así, los demás no nos dan ni nos quitan nada. Y nunca lo han hecho. Tan sólo son espejos que nos muestran lo que tenemos y lo que nos falta.

De hecho, "no vemos a los demás como en realidad son, sino como nosotros somos", un fenómeno que los psicólogos denominan "proyección". Y esto es lo que descubrió Nuria Chiva cuando se dio cuenta de que quería que los demás le dieran lo que ella no se estaba dando. Para Krishnamurti, esta toma de consciencia "es el principio que nos conduce hacia la sabiduría".
En su obra maestra, La libertad primera y última, se desprende que "nuestra felicidad, nuestra paz y nuestra capacidad de servir y de amar a los demás son fortalezas que emergen de nuestro interior cuando nos liberamos de la esclavitud de la mente". Es decir, "cuando ponemos fin a la ignorancia de no saber quiénes somos y a la inconsciencia de no querer saberlo". De ahí que "nuestras relaciones constituyan una maravillosa forma de conocernos a nosotros mismos".

Gisèle Rottier "La muerte de mi hijo me hizo despertar a la vida"
55 años. Divorciada y con tres hijos.
Empresaria. El detonante de su fortalecimiento fue la muerte de su hijo Víctor.
"Era una de esas personas que no se hacía demasiadas preguntas. Simplemente trataba de que mi vida fuese cómoda y tranquila. Pero todo cambió en octubre de 2003, cuando mi padre y mi hijo Víctor, de 23 años, tuvieron un accidente de coche. Mi padre murió en el acto y mi hijo llegó al hospital con vida. Fueron cinco días de incertidumbre y agonía. Al final falleció. Entré en un estado de 'shock'. La cruda realidad era tan horrible que un intenso dolor empezó a acompañarme las 24 horas del día. Y así seguí durante cinco interminables años, lo que me llevó a profundizar dentro de mí misma, descubriendo mi dimensión espiritual. Mi alma estaba enferma. Aquella revelación me llevó a buscar respuestas para comprender el porqué de aquella terrible pérdida. Quería darle sentido a su muerte. Así fue como empecé a hacerme fuerte, a luchar por recuperar mi vida, a tratar de ser feliz no sólo por mí, sino también por mis hijos. Abandoné el papel de víctima y comencé a ser más constructiva, más positiva. Hace más de un año que ya no siento dolor en el alma. Me siento bastante en paz. Ahora su recuerdo me da fuerzas; es mi fuente de inspiración. Me hace valorar y disfrutar mucho más de mi vida, pudiendo ser una mejor madre para mis otros dos hijos. Aunque pueda parecer lo mismo, existe una gran diferencia entre existir y estar vivo. Mi hijo Víctor tuvo que morir para que yo lo comprendiera. Superar este proceso de duelo me ha hecho madurar: ahora ya sé quién soy y qué quiero hacer con el resto de mi vida. No puedo cambiar lo que pasó, pero llevo a mi hijo en el corazón. Ha sido mi gran maestro. Como él decía, la vida hay que vivirla".

De todas las experiencias de aprendizaje, superación y fortalecimiento asociadas con nuestras relaciones humanas, el fallecimiento de un ser querido es sin duda la más difícil y dura de afrontar. Dado que la muerte sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, su aparición en nuestra vida nos suele coger desprevenidos, tal y como le pasó a Gisèle Rottier.

Aunque cada proceso de duelo es diferente, la reconocida psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross (1924-2004), autora de La muerte: un amanecer, estableció cinco fases que atravesamos al sufrir una pérdida:

1. Negación: negamos lo que nos ha sucedido, pues no somos capaces de asumir las consecuencias que implica la muerte del ser querido.
2. Ira: adoptamos el rol de víctima, sintiendo ansiedad, irritación y enfado, y buscando culpables con quienes canalizar nuestro malestar.
3. Lucha: intentamos cambiar lo que ha sucedido, negociando con los demás e incluso con la vida la posibilidad de recuperar al ser querido.
4. Tristeza: al empezar a reconocer la realidad de la situación, nos sentimos desanimados, frustrados y derrotados, lo que puede hundirnos en la depresión.
5. Aceptación: finalmente asumimos y aceptamos la pérdida, recuperando la normalidad de nuestra vida, pero con un nuevo nivel de comprensión, madurez y consciencia.
Condecorada con 23 doctorados honoris causa, Kübler-Ross verificó que "cuando las personas superan este proceso, aprendiendo de lo que les ha sucedido, descubren su espiritualidad, que no es más que recuperar los valores esenciales que nos permiten llevar una vida más plena y con sentido". De ahí que "no debamos luchar contra el dolor, pues su función consiste en romper la carcasa de ignorancia que nos separa de la comprensión, entrando en contacto con nuestro ser más profundo".

Rafael de la Fuente Labori "Perder a mi padre me hizo madurar y valorar a mi familia"
22 años. Soltero, con pareja. Estudia ADE y Derecho, y realiza prácticas en una empresa. El detonante de su fortalecimiento fue la temprana muerte de su padre.
Mi padre falleció de leucemia cuando yo apenas tenía 10 años. Al ser un niño, pensaba que su ingreso en el hospital era algo transitorio, que al cabo de unos días volvería a estar en casa, totalmente recuperado. Pero un día me dieron la noticia. Mi padre había muerto. Y en tan sólo un segundo comprendí que nunca más lo volvería a ver, que se había ido para siempre. Este hecho ha marcado mi vida de una manera determinante. A lo largo de estos 12 años he pasado por varias etapas.
Crecer sin una figura paterna ha provocado que durante mucho tiempo me sintiera como un niño desorientado, como un barco sin rumbo. Pero a través de la reflexión y la comprensión estoy cada día más cerca de la aceptación. Su pérdida ha despertado y guiado una sana curiosidad por mirar dentro de mí. El verdadero camino es llegar a conocerse a uno mismo. Es el gran reto y la tarea más difícil.
Sé que por ahí puedo convertirme en una persona mejor, más madura, que pueda aportar felicidad y amor a quienes me rodean. La muerte de mi padre me ha llevado a comprender lo importante que es pasar más tiempo con las personas que amas. A no discutir ni pelear por tonterías. Y a no desaprovechar la ocasión de recordar con palabras y gestos lo mucho que aprecias a un ser querido.
Agradezco a mi madre, a mi hermana y al resto de mi familia el intentar mantenernos unidos. Gracias al amor de todos ellos, el sufrimiento se ha ido diluyendo con el tiempo. Mi padre ha dejado un bonito recuerdo en nuestra memoria. Ahora sé que una persona nunca muere si la recordamos con cariño. Por ello, siempre le tengo muy presente, pensando que él estaría orgulloso de que hayamos podido rehacer nuestras vidas".

Llegados a este punto, concluimos que en la vida no siempre ocurren las cosas que nos gustaría que pasaran. A raíz de estos desencuentros con la realidad, el miedo, la ira y la tristeza suelen envenenar nuestra mente y nuestro corazón mediante pensamientos y sentimientos negativos, alejándonos del equilibrio y bienestar con el que conectamos cuando aprendemos a fluir con lo que nos pasa.
Además, "cuando culpamos a los demás o al destino de aquello que nos ha sucedido, nos convertimos en víctimas del rencor", afirma la psicóloga Carmina Martorell, especializada en terapia familiar.

Pero ¿en qué consiste exactamente? "El rencor es una semilla muy tóxica que va echando raíces en nuestro interior a través del pensamiento obsesivo y victimista, debilitando nuestro sistema inmunológico y volviéndonos todavía más vulnerables frente a nuestras circunstancias".
Además, "al culpar a otro de nuestro malestar puede surgir el impulso de querer castigarlo, un afán de venganza que consideramos justificado y que creemos que pondrá fin a nuestra desazón".
Lo paradójico de este proceso es que "el más damnificado por nuestro rencor, resentimiento y odio no es el objeto al que se dirigen -nuestro supuesto agresor-, sino el sujeto que los emite, es decir, nosotros mismos". Finalmente, "al estar saturados por nuestro propio veneno, empezamos a darnos cuenta de que el rencor es totalmente inútil para hacer frente a los reveses que nos da la vida", apunta esta experta.
Martorell suele explicar a sus pacientes que "todos los seres humanos lo hacemos lo mejor que podemos y estamos en nuestro derecho de cometer errores para aprender y evolucionar".
Aunque a veces nos ocurren incidentes dolorosos, "los hechos no son los responsables de nuestro malestar, sino la interpretación y la actitud que tomamos frente a ellos".

Y añade: "Nadie puede herirnos emocionalmente sin nuestro consentimiento".

Para evitar las emociones negativas desde el inicio, "podemos aprender a aceptar las cosas tal como nos vienen, y a los demás, tal como son". Aceptar no quiere decir estar de acuerdo con lo que ha pasado o se ha dicho de nosotros. Ni siquiera tolerarlo o resignarse.

"Aceptar significa no reaccionar mecánica e impulsivamente, lo que nos permite tomar la mejor actitud y conducta en cada momento y frente a cualquier persona", concluye esta terapeuta.

Nadie dijo que vivir fuera un asunto fácil. Y mucho menos cuando la vida consiste en relacionarse con los demás. Diariamente. Dado que no podemos cambiar lo que nos ha ocurrido, sí tenemos la opción de modificar nuestra actitud, de reinterpretar ciertos acontecimientos adversos y dolorosos de una forma más sabia y objetiva, dejando en nuestro corazón un poso de paz.
Ver nuestros conflictos relacionales como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje es una cuestión de entrenamiento y compromiso. Y de cambiar el foco de atención, dejando de señalar a los demás para empezar a mirarse a uno mismo. Tal como dijo el sabio Darío Lostado: "Si no te conoces tú, ¿quién te conocerá? Si no te conoces a ti, ¿a quién conocerás? Si no te aceptas tú, ¿quién te aceptará? Si no te aceptas a ti, ¿a quién aceptarás? Si no te amas tú, ¿quién te amará? Si no te amas a ti, ¿a quién amarás?"


Puerta de entrada vivienda en Jaisalmer, agosto 2006

Fotografia: Pilar Vidal Clavería
Counseling integrativo-relacional de duelo y pérdidas  
Terapeuta floral

sábado, 26 de diciembre de 2009

Patrones

Cuando leí que Jonathan Coe autor de La lluvia antes de caer había nacido en Birmingham, recordé que Edward Bach había nacido en Moseley, localidad que en la actualidad es un suburbio de Birmingham.

El doctor Bach, no era pues un médico galés, como leémos en ocasiones en su biografía, todo y que su familia sí que provenía del país de Gales y fue allí donde descubrió algunos de sus remedios y como explica Nora Weeks en su libro Los descubrimientos del doctor Edward Bach, siempre mostró un interés profundo por todo lo relacionado con Gales.

Volviendo a La lluvia antes de caer, nos encontramos con una novela muy interesante, sobre todo si queremos observar, escuchando el relato grabado en unas cintas de cassette de la descripción pormenorizada de unas fotografías, que permiten seguir la historia familiar de una de las protagonista, una historia de mujeres, de madres e hijas, donde los patrones se repiten a lo largo de las generaciones.

En las Constelaciones Familiares, se pueden trabajar estos aspectos de repetición de patrones familiares, con un método que permite comprender y solucionar unas dinámicas familiares, encontrar una reparación con el reconocimiento y la integración de la realidad.

martes, 20 de octubre de 2009

Decir sí a la vida

Como complemento a la entrada de las Constelaciones Familiares de la semana pasada, he encontrado esta entrevista del 17 de diciembre del 2008 en el Periodico de Catalunya con Joan Garriga, Terapeuta Gestalt.

Joan Garriga: ''Quejarse baja la vitalidad de las personas''

Insiste en que las personas perdemos demasiada energía con el rechazo y eso disminuye nuestra vitalidad. El secreto es aprender a decir sí a la vida


GASPAR HERNÀNDEZ


--¿Todos los problemas vienen del rechazo?

--Sin duda alguna. La realidad es imperativa, se impone y tiene su magisterio. Pero hay personas que logran integrar la realidad y convertirla en aliada, aunque les haya traído cosas difíciles o dolorosas.

--También hay personas que niegan la realidad.

--Están las que piensan que sus padres deberían haber sido de otro modo y también las que consideran que no deberían tener unos sentimientos o una enfermedad determinados. Estas personas gastan mucha energía para oponerse a la realidad, y es una energía perdida, porque nada podemos decir o hacer ante lo que ya fue o ante lo que ya es. Alguien que ha perdido a un ser querido y se pasa toda la vida lamentándose utiliza mucha energía para la queja, para el lamento, para la amargura. En cambio, hay otras personas que aceptan el dolor, lo integran, y a partir de ahí tratan de llevar una vida con mucho sentido.

--¿Y si me roban la moto?

--Lógicamente, no aplaudirás. Al principio te enojarás, pero al cabo de un rato asumirás que no es el fin del mundo y que en cuanto puedas te comprarás otra. Quejarse, irritarse, es lógico, pero no tiene que convertirse en una constante, en una actitud, porque entonces la vitalidad de las personas disminuye.

--¿Qué quiere decir?

--La energía es una, y la podemos orientar en una dirección o en otra. Solo hay dos direcciones hacia donde orientar nuestra energía: hacia la vida o hacia lo que es menos vida. Y todo lo que es menos vida es muerte. Hacia la vida es creatividad, bienestar, fertilidad.

--Aceptar no es resignarse.

--Nada que ver. Aceptar incluye una tarea muy activa: enfrentar la realidad para lograr integrarla. Y la aceptación, la mayoría de las veces, no es inmediata. A veces, ante lo que parece difícil o negativo, se abre un espacio de luz. Por ejemplo, un amigo que tenía un puesto muy importante en una gran empresa perdió el trabajo. Podría haberse amargado para el resto de su vida.

--¿Y qué hizo su amigo?

--Lo aceptó. Al cabo del tiempo me contó que en realidad ya no le gustaba ir a trabajar allí y que hacía mucho tiempo que no le interesaba ese trabajo. "Ahora tengo caminos nuevos, y experimento una ligereza y una libertad que no tenía antes", me dijo. La vida a veces nos da un zurriagazo para enderezarnos.

--¿En qué consisten las constelaciones familiares?

--Es un método para comprender y solucionar dinámicas familiares. Sirve para deshacer cargas familiares y para hallar el origen de enfermedades que tienen conexión con enredos sistémicos. La constelación permite comprender las dinámicas familiares que determinan y mantienen un problema y permite orientarlas para que pueda hallarse una solución.

--¿Existe una mente colectiva?

--Además de la mente personal, estamos recorridos por una conciencia colectiva que engloba a todas las personas que se encuentran vinculadas por lazos sanguíneos, de amor o por destinos compartidos. Funciona como un ente común, con leyes que determinan el comportamiento de las personas. Una de las leyes es que, en un sistema, aunque lo pretendamos con nuestra mente pequeña, no se admiten los excluidos: no se admite el desamor, los rechazos.

--Un ejemplo, por favor.

--Un hombre se separó de su primera mujer despreciándola profundamente, injustamente, y ella se quedó muy enojada. De este episodio hace muchísimo tiempo, pero ahora la hija de ambos tiene unos sentimientos muy duros contra el padre. Esta hija, de manera invisible, representa a esta primera mujer del padre.

--Una idea un poco extraña.

--Sé que son ideas un poco extrañas, pero también nos enfrentamos con muchos problemas que parecen inexplicables. Hay momentos en que uno tiene que decidir si las ideas tienen que ser o no extrañas, o si tienen que ser o no útiles. Yo he visto personas que encuentran mucho alivio cuando descubren que estaban conectadas de forma invisible con un hermano que murió o con las cargas y las culpas del abuelo en la guerra civil.

--¿Y dónde queda el margen de libertad individual?

--Todas las personas lo tienen. Pero la ley que actúa sobre los sistemas familiares dicta que todo lo que es tiene derecho a ser y a ser reconocido. De ahí viene la importancia de reconocer lo que somos, y lo que son, y amarlo.

--¿Qué es para usted el alma?

--La mayoría de la gente se imagina el alma como una sombra o un espíritu que está dentro del cuerpo, pero no es así. El alma, para mí, significa lo que nos conecta, lo que nos pone en sintonía con los demás, lo que hace sinapsis con otra persona o con el grupo. El alma es la conciencia del colectivo.

jueves, 15 de octubre de 2009

Constelaciones familiares

En el 2006 cuando descubrí las Constelaciones Familiares, un nuevo abanico de posibilidades terapeuticas se abría ante mis ojos, junto a las Flores de Bach como explicaba Carmen Hernández Rosety en el Congreso de Terapia Floral en Barcelona, ambas son medicinas del siglo XXI.

Leyendo la entrevista de hoy de La Contra de La Vanguardia nos podemos hacer una breve idea de lo que son y de lo que comportan, a cualquiera que me pregunte sobre su efectividad le diria simplemente: Pruébalo!!! y descubre por ti mismo lo que pasa.

Bert Hellinger, creador de la psicoterapia de constelaciones familiares
"Si tienes a tu madre bien integrada en ti, ¡brillarás!"
VÍCTOR-M. AMELA - 15/10/2009

Tengo 83 años. Nací en Alemania, y allí vivo. Viajo por todo el mundo para dirigir talleres de constelaciones familiares. Estoy casado. No tengo hijos. No hablo de mis ideas políticas ni de mis creencias: ¿en qué podría serle útil eso a alguien? La madre es la conexión a la vida

¿Qué recuerda de su madre? ¿Puede informarme antes sobre qué asuntos le interesa tratar en esta entrevista? De su psicoterapia. Pero, antes, un poco de su vida.

¿Mi vida? Mejor hablar de asuntos útiles para sus lectores, más que de circunstancias de mi biografía.

De acuerdo, pero creo que conocer su vida puede ayudar a entender su método. ... ¿Qué recuerda de su juventud bajo el nazismo? ... El catolicismo de sus padres les blindó de aquella barbarie, he leído.

Proponga un tema, y centrémonos en eso.

De acuerdo: la madre. Sostiene que la figura materna moldea nuestra psique.
¡La madre está en el fundamento de nuestra felicidad! Si estás en buena conexión con tu madre, brillas.

¿Brillas?

Si uno tiene bien integrada psíquicamente a su madre, irradiará alegría, la gente le amará, triunfará en su vida, brillará...

Pues por eso le pregunto por su madre.

Si amamos a nuestros padres tal como son, si decimos "sí" a lo que son y, sobre todo, si estamos contentos de que nos pariera nuestra madre, ¡brillaremos de felicidad!

Fue usted sacerdote católico, misionero entre los zulúes durante 16 años... ... ¿Qué aprendió allí?

Jamás vi un niño zulú irrespetuoso con sus padres, con sus mayores, sus antepasados... ¡Sería inconcebible para un zulú hablar mal de sus padres!

Dejó usted el sacerdocio católico al hacerle alguien cierta pregunta... ... "¿Qué es más importante para ti: tus ideales o las personas?", le preguntaron. ... Recapacitó y regresó a Europa hace 30 años para formarse en psicoterapia.

No hablo de mí: no es tema. Pregúnteme algo que sea útil a los que lean esto, por favor.

Ideó un método psicoterapéutico: las constelaciones familiares. ¿Qué es eso?

¿Está dispuesto a escuchar cosas que puedan parecer algo extrañas?

No será la primera vez, no tema.

Cuando alguien tiene un bloqueo, un conflicto, un nudo, y quiere abordarlo para resolverlo, yo lo coloco en el escenario del taller de psicoterapia, o bien coloco a alguno de los presentes para que le represente...

¿Aunque no se conozcan entre ellos?

Aunque no se conozcan, ni aunque el representante sepa nada del representado.

¿Y qué sucede entonces?

Que el representante hace algo, mira a algún lado, se mueve... Si mira al suelo, está mirando a alguien muerto, quiere morir... Coloco ahí a otra persona que represente al muerto. Los movimientos se suceden y van expresando el conflicto...

¿Qué mecanismo está operando ahí?

No busque explicación científica. Lo cierto es que ahí se manifiestan las fuerzas que nos traspasan. A cada representante le invaden las emociones de los representados, el conflicto se manifiesta en esos movimientos impredecibles.

¿Y qué papel desempeña usted?

Ninguno. Sólo siento y observo lo que sucede. La figura de la madre es representada siempre en algún momento. No necesito preguntar, sólo veo qué pasa. En el caso de personas con fracasos en su vida personal y profesional, siempre es lo mismo: ¡desconexión con la madre!

¿Sí? ¿Y puede eso repararse?

Puede. A menudo se reencuentra con la madre, se abrazan, respiran hondo... ¡Se han reconectado! Esos movimientos han unido lo que estaba separado.

¿Nuestros fracasos e infelicidad vienen de escisiones con la madre, pues?

Sí. Muchos empresarios fracasan porque reproducen con su empresa la misma relación de rechazo que mantienen con mamá.

¿Y qué pinta el padre en todo esto?

La madre nos conecta a la vida y el padre nos conduce a la vida social.

¿Qué pasa con el recién nacido cuyos padres se separan?

Si los padres acuerdan seguir desempeñando sus respectivas funciones de padre y madre, nada grave.

¿Y si la madre menoscaba la figura del padre ante el hijo?

Si una madre menoscaba o hurta la figura del padre, incapacita a sus hijos para el éxito social y siembra en sus hijos una rabia... que un día ellos le devolverán.

¿Por qué existe hoy tanto niño tirano?

He visto a un niño de dos años agresivo: ha absorbido la rabia que su madre no asumió por un aborto... A veces el niño capta que papá o mamá no quiere vivir, y es agresivo para atraer su atención hacia la vida.

¿Por qué tantas mujeres asesinadas?

Víctimas de los hombres por centurias, las mujeres hoy miran a los hombres con rabia acumulada... y algunos hombres reaccionan criminalmente a esa mirada.

Aconseje a una chica a punto de parir.

¿Quieres parir de verdad? ¿O sólo que te extraigan al bebé sin enterarte?: anestesia y cesárea hurtan al niño su primera oportunidad de luchar y su gran ocasión de obtener una victoria en esta vida. ¿Podrá una criatura con este comienzo imponerse luego en la vida y triunfar? Difícil, difícil...

"Si tienes a tu madre bien integrada en ti, ¡brillarás!"
Ex misionero

Estudió filosofía, teología, pedagogía, fue misionero católico y hoy es uno de los psicoterapeutas más controvertidos, padre de las constelaciones familiares, pujante sistema de aproximación y resolución de conflictos psíquicos. Ver uno de sus talleres (convocados aquí por el Institut Gestalt) asombra: misteriosamente se generan movimientos entre personas que no se conocen y que representan a otras. "¡Desconocemos las fuerzas que nos albergan!", resume Hellinger. Rastreo su biografía en internet en busca de claves, pero él se niega a personalizar. Le pregunto qué es la felicidad: "Es el éxito cuando sirves a la vida. El nacimiento de un bebé. O esta entrevista, si la escribe usted bien".

domingo, 31 de mayo de 2009

Constelaciones Familiares

Flores de Bach y Constelaciones Familiares, una sinergia que trae al presente, con este título presentaba Carmen Hernández Rosety su ponencia en el Congreso Sedibac de Terapia Floral.

La integración que de las Flores de Bach con las Constelaciones familiares presentaba Camen, ya la conocía de un curso que realicé en Anthemon, es una unión que aporta ayuda a los terapeutas a nivel profesional y personal, y que pude experimentar yo misma durante el curso.

El despertar de la conciencia que nos ofrecen las Flores de Bach se puede completar con el trabajo en las Constelaciones Familiares, para de este modo poder asumir, integrar y dejar espacio para estar aquí y ahora.

Ambas terapias auténticas medicinas del siglo XXI, permiten integrar escisiones internas y del sistema familiar, base de la relación con el mundo.

Bert Hellinguer, al igual que lo hiciera el doctor Bach trabaja con el alma, desarrolló en los años ochenta una terapia que permite deshacer dinámicas ocultas para volver al presente, ya que asuntos no resueltos con la familia de origen, no dejan mirar al futuro.

Bert Hellinguer definió tres leyes conocidas como Órdenes del amor y que son básicas para que pueda fluir el amor:

1.- Todas las personas forman parte de su sistema familiar, los excluidos también forman parte del sistema familiar, hay que respetar y tener en cuenta todo lo que ha tenido vida.

2.- Cada miembro de la familia tiene un lugar, todos tenemos un sitio.

3.- Hay un orden y una función que se debe respetar


Existen una serie de dinámicas ocultas o implicaciones sistémicas que pueden salir a la luz en el trabajo con las Constelaciones Familiares, deshaciendo estas dinámicas se puede volver al presente, ayudándonos con las Flores de Bach.

A estas dinámicas se puede llegar:

- Por la identificación con un familiar

- Por la interrupción del flujo del amor

En el desarrollo en la consulta de una Constelación familiar, en el caso de identificaciones, se pueden utilizar frases sanadoras que facilitan el proceso de des-implicación y utilizar flores de Bach como Centaury, Pine y Red Chestnut.

En el caso de movimientos de amor interrumpido, se pueden utilizar también frases sanadoras y flores de Bach que desde la mirada sistémica, para hacer el tránsito, pueden ser Willow, Agrimony, Star of Bethlehem, Cherry Plum, Walnut, Chicory y Heather.

En algunas preguntas y respuestas al finalizar la conferencia aparecieron aspectos a tener en cuenta como el asentir al destino, el agradecimiento por parte de la familia que acoge a un niño a sus padres biológicos y el aceptar lo que es y lo que no nos corresponde.


Dar lugar
Foto: Pilar Vidal Clavería

viernes, 29 de mayo de 2009

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Cuando devolví en la biblioteca I ara on és?, libro del que hable hace unos días, di un vistazo en la zona del rincón de padres y me encontré con Els nens vénen de Sibèria. Historia de una adopció, de Albert Elfa i Anna Garcia, de Edicions 62 y que se publicó en el 2003.

Es un libro donde se narra la historia de unos padres con un hijo biológico que deciden adoptar al segundo, Albert y Anna han dado forma a unos padres Rafel i Julia que explican y comparten sus experiencias y las diferentes fases por las que fue siguiendo el proceso de adopción de Nikolai, un bebe de 10 meses nacido en Siberia.

Los capítulos del libro son breves y amenos. Una vez que ambos decididieron que querian un segundo hijo, esta vez adoptado, surgió la búsqueda del país donde adoptar, las explicaciones y comentarios de sus familiares y los numerosos trámites burocráticos e imprescindibles que acompañan a cualquier proceso de adopción.

El primer viaje y los primeros contactos con lugares lejanos que han sido el origen del bebe, con unas experiencias y vivencias que ya no olvidaran, y el segundo viaje esta vez acompañados también de su hijo biológico y conseguir el reencuentro de Nikolai con sus nuevos papás.



Peter Bourquin, Fundador y director de ECOS - Escuela de Constelaciones Sistémicas. Terapeuta de enfoque gestáltico e integrativo tiene en su web un texto sobre la Adopción desde la perspectiva sistémica, que puede complementar la lectura del libro.

viernes, 3 de abril de 2009

Destino familiar

Cuando en el verano del 2007 encontré el libro de Ingrid Dykstra, Niños que heredan el destino familiar, de Editorial Integral, para mi fue un hallazgo.

Había terminado parte de un curso sobre Constelaciones Familiares y Terapía familiar sistémica y en este libro encontré buenos ejemplos de lo que había estudiado y además muchas referencias a la utilización de la Terapia de Integración Sensorial, desarrollada en 1970 por Jean Ayres y base de trabajo en el Centro de Estimulación Infantil de Barcelona, donde colaboro preparando Flores de Bach.

Tras la lectura del libro preparé un resumen con los aspectos que había encontrado más destacables, y de los que transcribo algunos de ellos.

Al final hay un apunte sobre familias de acogida y de adopción que sirve de complemento a la conferencia del doctor Rygaard de la entrada anterior, Adopción y familias.

Es difícil convencer a los padres de que su hijo presenta alguna dificultad, ya que en parte se habla también de ellos mismos.

Hay que dirigirse a los hijos con comprensión y respeto.


Los padres deben mantener distancia con los hijos y marcarles los límites necesarios.


Los niños responden siempre en función de la organización de su propia casa.


Los niños necesitan límites externos, tanto en su desarrollo físico como de personalidad.

Nada es más positivo para un niño que percibir, finalmente, que los adultos mandan sobre él.

Muchos padres no son conscientes de lo mucho que sus hijos se ven influidos y despojados de su dignidad por sus frases frívolas.

También se verá despojado de su dignidad si los padres abandonan su responsabilidad y cargan sobre el niño algo que en realidad deberían resolver ellos mismos.


Ser inequívoco y consecuente significa tan sólo tratar al niño de forma coherente.

Lo importante, en cualquier caso, es que los padres no se falten mutuamente al respeto y que, por ejemplo, uno no anule una prohibición del otro. Estas cosas hay que aclararlas cuando el niño no este presente.


Los padres no deben contarle al niño nada que tenga que ver con su relación de pareja.


Los "nuevos padres", en el caso de nuevas familias donde se aportan hijos de relaciones anteriores, deben saber que mamá y papá son y serán siempre los padres biológicos. La nueva madre puede ocupar tan sólo el lugar de amiga maternal del niño, lo mismo que el nuevo padre, en el mejor de los casos será su amigo paternal.

Familias de acogida y de adopción

El vínculo entre un niño y sus padres, aunque éstos renuncien a él, dura toda la vida. Para que un niño en acogida o adoptado pueda encontrar estabilidad y seguridad en la vida, y también junto a sus padres de acogida o adoptivos, es indispensable que éstos respeten a los padres biológicos del niño. Especialmente cuando los padres biológicos no se ocuparon del niño, los padres adoptivos o de acogida deben hacer lo posible por respetar el destino trágico de los padres biológicos y, con ellos, el de su hijo. Entonces podrán encargarse mejor de él, y el niño estará en disposición de aceptar su ayuda.


Una película interesante sobre la adopción dirigida y protagonizada por Helen Hunt es Cuando ella me encontró.


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