Las montañas oscuras de basalto emergen de las arenas doradas, dando un aspecto más propio de otros planetas que de la Tierra.
Se deja correr la imaginación ante las figuras que van apareciendo, desde los besos de los amantes
a la del moai de la Isla de Pascua a la caída del sol
O recordar las columnas de un templo griego, o a las del parque Güell de Gaudi
El difícil equilibrio de las piedras se mantiene a lo largo de los años
La única sombra en pleno desierto la proporciona la Acacia nilótica, Acacia arabica
Cuando te acercas descubres sus estípulas, apendices asociados a la base foliar.
Fotos: Pilar Vidal Clavería
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