Los colores de la arena varían, todos los matices son posibles, desde un amarillo pálido a un ocre intenso.
Es agradable caminar sobre la arena fría de la mañana, ascender por las dunas, pasear sobre un mar de arena, mirar a lo lejos y sentirse como un grano más de arena en la inmensidad de estas tierras.
Unos pocos lagos salados recuerdan la imposibilidad de la vida sin agua.
Las pinturas rupestres al abrigo de algunas rocas muestran una fauna ahora inexistente
Las ruinas romanas de Leptis Magna descansan junto al mar Mediterráneo
Fotos: Pilar Vidal Clavería
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