Me vino a la memoria una información que leí hace unos meses sobre la exposición que el artista Okuda San Miguel tiene en el Museo Gran Via 15, que se inauguró el 1 de junio y se puede visitar has el próximo 30 de noviembre, la exposición WalkingLIFE.
El artista de Santander, del que siempre he seguido sus murales con interés, hace dos años tuvo una intervención en la Sala Miralls del Gran Teatre del Liceu de Barcelona, puedes verla clicando en el enlace.
Okuda San Miguel es uno de los artistas urbanos más reconocidos del
mundo y sus obras se encuentran en más de 30 países. A través de su particular forma de expresión de estructuras geométricas y
multicolores, recrea un mundo surrealista donde sumergirse.
Todo y que la gama de colores que utiliza el artista es amplia y generosa, también refleja tonos grises y negros, de esta forma nos recuerda que la vida está llena de luces y también de alguna sombra.
“Con mi arte intento trasladar mis deseos de un mundo más justo y diverso conectado a mis raíces para desafiar el futuro”, explica Okuda.
El recorrido se hace en dos plantas. La superior con siete espacios diferenciados, el último de los cuales es un caleidoscopio espectacular.
La calavera forma parte del imaginario Okuda, ha estado presente en su obra desde sus inicios como artista, y se ha repetido a lo largo de toda su carrera. Con este símbolo universal vida y muerte se dan la mano.
En los espacios de la planta inferior, construidos en la caja fuerte de la antigua joyería que ocupaba esta parte del edificio, encontramos una exposición con objetos del artista y un recorrido en fotografías de algunas de sus obras por todo el mundo.
Sin saber de buena mañana que iría a ver la exposición y viviría su experiencia única, como así indica el cartel de la entrada, me di cuenta de que no podía haber escogido una ropa más adecuda: mi camiseta y los cordones de mis bambas eran sin duda colores Okuda. Bromas del destino, o sea pura sincronicidad.
Texto y Fotografías: Pilar Vidal Clavería