Al inicio de la visita al monasterio y tras atravesar la puerta de la torre del homenaje, me sentí arropada por los plátanos que conforman un arco hasta la entrada a la iglesia abacial de Santa Maria de Veruela construida entre los siglos XII y XIII.
Los claustros, sobre todo los románicos o góticos me gustan especialmente desde hace muchos años. Recuerdo mis primeras visitas a lugares como Ripoll, Poblet y Santes Creus, y quedarme maravillada con sus arcos y capíteles.
Caminar por un claustro siempre me ha producido un estado de bienestar, el silencio, junto a la esbeltez de las columnas, o el trabajo escultórico de sus capiteles, son lugares que quedan grabados en mi interior.
En el caso del Claustro Mayor del Monasterio de Veruela, construido en estilo gótico levantino, en el último tercio del S XIV, los capíteles están esculpidos sencillamente con motivos vegetales, a modo de un jardín de piedra y también destacan sus vidrieras de alabastro.
El interior de la iglesia abacial me recibio con unos reflejos de colores preciosos, una de las maneras de aprender a disfrutar del momento, ya que éstos són únicos y efimeros.
Una de las vidrieras, aunque sencillas y geométricas, proporcionan calidez y armonía
- "¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
- en mi pupila tu pupila azul;
- ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
- Poesía... eres tú"
Texto y Fotografías: Pilar Vidal Clavería
septiembre 2023