"Padre, padre", proclamé dejando los libros y las libretas sobre el pupitre. "Ya tengo once años". No levantó la vista ni para recriminarme lo erróneo de mi alegría y se limitó a musitar con voz más ronca que de costumbre: "Regàs, ya NO tiene once años". Mi sobresalto no vino porque viera que en el horizonte se cernía la vejez, sino porque comprendí que el paso de los años no aumentaba la fortuna de vivir sino que por el contrario se cobraba los años vividos descontándolos del total.
Rosa Regàs ha publicado en el 2010, La hora de la verdad, Una mirada a la vejez.
La muerte y la vejez son dos temas a los que cuesta enfrentarse, como si el negarlos redujera o anulara su posibilidad.
Rosa Regàs, me recuerda a Centaury, no en el aspecto de su personalidad, sino en el modo en que se ha desarrollado su obra literaria, creada a partir de los 57 años y que en la actualidad se acerca a la veintena.
Centaury es una planta que crece de una forma especial, su ciclo vital dura dos años, en el primer año y que por analogía podríamos considerar a la primera mitad de nuestra vida, es una planta que pasa desapercibida, solo unas hojas basales a ran del suelo y sin tallo que las soporte. En la siguiente primavera aparece el tallo y en verano aparecerán sus flores rosadas, sería la otra mitad de nuestra vida, cuando llega el florecer, y que para Centaury supone el dejar la sumisión y liberarse.
A la vejez que muchas veces llega de forma inesperada, la sociedad la margina, se toma conciencia de los propios cambios a nivel físico y nos cuesta aceptarlos.
Rosa Regás enumera en sus libros a los enemigos del alma y a determinados aspectos como el anclaje a vivir en el pasado, a la dificil aceptación del propio deterioro físico y a los cambio en las relaciones familiares.
¿Cómo hacer frente a estos enemigos?
Teniendo en cuenta que según las últimas invetigaciones y tomando como referencia a Rita Levi-Montalcini, la vejez mental no existe, y que por tanto nuestro tesoro es el cerebro, si bien es necesaria una condición, que nuestra mente esté en constante movimiento, que se ejercite y que se estimulen a las neuronas con curiosidad, capacidad de proyectar y de crear.
La entrada de ayer en el blog era Conseguir sueños, es bueno recordar que no hay edad para ello.
PILAR VIDAL CLAVERIA. Counseling integrativo-relacional duelo y pérdidas, Máster IL3 Universidad Barcelona, Instituto IPIR. Terapeuta floral. Lic Ciencias Biológicas Univ Barcelona.Información y consultas 652631831. Este blog es un espacio donde encontrarás información sobre el acompañamiento en el duelo y las pérdidas, la terapia floral y también algunos de mis intereses personales: fotografía, viajes, películas, entrevistas,reflexiones....Gracias por visitarlo y compartirlo
viernes, 11 de febrero de 2011
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6 comentarios:
Pues así es, me gustaría despedir esta vida pensando como yo misma, no como la gente de 35 , 50 o 67 años piensa, esto es, no como se supone que debemos ser por grupos de edad .
Por eso le digo a mi a miga O. que no tenga tanto miedo cuando ve a los viejos con sus mezquindades; así como nunca fuimos "standar" tampoco lo seremos en la vejez.
Y esto sólo significa no renunciar a ser uno mismo , en cualquier época de la vida .
Besos, interesante reflexión .
Admiro a Rita Levi-Montalcini,
suscribo sus palabras, pensamientos,
me entusiasma su acción y sus proyectos...
Y un beso en su mente en movimiento
Muy bien Reyes, nada de suposiciones, mantengamos la ilusión y la sonrisa en cualquier época de la vida y recordemos que aceptación no es resignación.
Un abrazo
Mente, cuerpo y espiritu integremos sus movimientos y vivamos con entusiasmo.
Besos Enric
Sí, yo también pienso que en la vejez seremos los microcosmos que somos ahora, únicos y diversos, interesantes y divertidos, o todo lo contrario, ..., con más edad, con interacciones con el entorno mas o menos condicionadas, pero no por ello vida,..., y la vida sea como sea siempre es interesante y abrumadoramente sorprendente..., hay que saber mantener la curiosidad y sí, también la sonrisa en cualquier época de la vida.
Bravo, Pilar, me están encantando estas entradas que no leí en NY. (reconfortan)
Abrazo
Felisa
Dejarse sorprender y mantener la sonrisa hasta en el último aliento, ¿donde hay que firmar?, menudo regalo.
Un abrazo Felisa
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