domingo, 4 de marzo de 2012

Apego

John Bowlby  y Mary Ainsworth son dos figuras de referencia para entender la denominada teoria del apego.

John Bowlby, psicoanalista inglés, que nació en Londres el 26 de febrero de 1907, formuló la teoría de la vinculación (1979-1988).

Según John Bowlby, el niño manifiesta el impulso de vinculación con la madre, como una reacción natural de supervivencia, para atender a su necesidad de seguridad y protección.

Según Mary Ainsworth, el adulto es la base de seguridad del niño, del que aprenderá a separarse de manera progresiva, en periodos de tiempo cada vez más largos, para así poder explorar y aprender del exterior, retornando a su figura de referencia cuando necesite protección y seguridad.

El niño necesita una figura de protección como referencia y si ésta desaparece, reacciona con señales de protesta emocional intensa.

Ante la separación,  para intentar restablecerla,  el niño llora, grita, se enfada, patalea.

Si consigue restablecer el contacto, el niño abandona esas respuestas de sintomatología ansiosa, si no lo consigue, puede llegar a claudicar, se desvincula y puede rechazar futuros contactos posteriores con el cuidador.


 Etiopia, agosto 2008 
Foto: Pilar Vidal Clavería

Mary Ainsworth, describió cuatro modelos de vinculación entre los niños y sus  madres o padres.  Un tipo de vinculación segura y tres tipos de vinculación inseguras.

- Estilo de vinculación segura, donde el cuidador está presente, el niño pide ayuda y recibe respuesta, el niño desarrolla a partir de su experiencia, una imagen de sí mismo como alguien valioso y una buena autoestima,  que le potenciará una buena base para sus futuras relaciones.

- Estilos de vinculación insegura.

Cuando el cuidador no es consciente de las necesidades del niño y no es capaz de establecer una confianza básica, el niño interioriza que sólo manteniendo sus demandas de forma incesante conseguirá la atención del cuidador, este estilo se denomina vinculación insegura-ansiosa, la respuesta del adulto no es previsible para el niño, se apega al cuidador como una adicción intentando atraer su atención o también es posible que el niño reaccione con enfado al acercamiento del adulto, porque le da miedo la posibilidad de rechazo.

En otras ocasiones el cuidador es emocionalmente frío de forma consciente  y vive al niño como una carga,  es dificultoso el contacto físico y el abrazo y se genera un vínculo de desapego, doloroso para el niño, ante el cual se genera una respuesta de vinculación insegura-evitativa, el niño puede desarrollar la idea de que tener necesidades es algo malo y las evita no dejándoselas sentir.

El último estilo de vinculación insegura se denomina inseguro-desorganizado donde no hay una respuesta coherente en el comportamiento del niño, donde probablemente los padres están condicionados por traumas no resueltos.

Las referencias para elaborar esta entrada las he tomado del libro del libro Las tareas del duelo de Alba Payás Puigarnau.

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