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jueves, 8 de octubre de 2009

Pensar y no repetir

El papel de la escuela en la educación de nuestros hijos es básico, que un psiquiatra haga una afirmación tan categórica, como la indicada al comienzo de su entrevista es muy significativo.
 
Augusto Cury nos habla de enseñar a proteger las emociones de los jovenes. Recordemos también las enseñanzas en este sentido del profesor Toshiro Karamuri, en una escuela pública del Japón, lo pudimos ver en el programa de Televisió de Catalunya, en su canal 33, 60 minuts, Pensant en els altres (Pensando en los otros).

Augusto Cury: "El sistema educativo está enfermo y crea alumnos enfermos"

El psiquiatra asegura en su nuevo libro 'Hijos brillantes, alumnos fascinantes' que es necesario enseñar a los jóvenes a proteger sus emociones

Poner música ambiente en las aulas para desacelerar el pensamiento de los alumnos o enseñar a los profesores a expresar en clase los rostros del conocimiento, como sus propios desafíos o angustias, son algunos de los métodos que pregona Augusto Cury en su nuevo libro Hijos brillantes, alumnos fascinantes. Según el médico psiquiatra, la juventud se ha encerrado en sí misma, ha perdido la ilusión y la capacidad de discusión, en algo que califica como "una profunda crisis de la sociedad de la información, que no forma pensadores, sino repetidores de ideas". Cury cree que el maestro es uno de los profesionales más importantes en el mundo actual, aunque dispara con bala hacia un sistema educativo que "no enseña a actuar ante el fracaso y que no protege las emociones de los más jóvenes". Según el psiquiatra no basta con utilizar técnicas pedagógicas, sino que es necesario estimular algunas funciones de la inteligencia para desarrollar la inventiva y la capacidad de pensar antes de razonar y de proteger la emoción. Su diagnóstico no puede ser más fatalista, una sociedad que sufre estrés y ansiedad crónicos, que genera alumnos e hijos en continuo conflicto, con sus padres y profesores. Los cambios que propone pueden parecer revolucionarios, pero no son ni complejos, ni profundos. Según él, con 10 minutos a la semana, bastaría.
Cury dirige la Academia de Inteligencia en el interior rural del estado de Sao Paulo / Editorial Planeta

-Señor Cury, ¿usted se considera un vendedor de sueños?
-Sí, porque la vida sin sueños es como una mañana sin rocíos, un jardín sin flores o una mente sin construcción de ideas. Todo ser humano deber ser un vendedor de sueños. Los sueños no son deseos, son proyectos de vida que debemos controlar y que nos permiten abrir la ventana de la mente para que seamos autores de nuestra propia historia.

-Suena bien. De todas formas su libro no tiene un fondo tan optimista. En la deserción inicial nos viene a decir algo así como que los jóvenes de hoy en día lo quieren todo rápido y fácil, y no luchan por sus ideales. ¿Dónde está la luz del final del túnel?

-Pienso que hemos querido proteger a nuestros hijos con una vida fácil, rápida, dándoles todo al momento y privándolos de la capacidad de cuestionar, de no conformarse con el sistema. Los jóvenes de hoy no se contraponen al sistema porque han sido contaminados con el veneno del consumismo. Son consumidores de productos de servicios, no consumidores de ideas. Tenemos que estimular las funciones básicas de su inteligencia en un doble ámbito: el teatro de nuestra casa y en el teatro de las aulas. Así lograremos rescatar el placer por vivir, la conciencia crítica, el pensamiento imaginativo y estos jóvenes se tornarán pensadores y no repetidores de ideas.

-¿En qué momento educativo nos perdimos? Hemos pasado de la disciplina a la sobreprotección en pocas generaciones….
-En muchos puntos importantes. Es una sociedad que lo quiere todo rápido y pronto, es un fast food intelectual y emocional. En segundo lugar hay un exceso de información en la sociedad moderna, especialmente provinente de televisión y de internet. Esa información es registrada en el córtex cerebral estimulando la virtud de la memoria y la construcción del pensamiento a una velocidad nunca antes vista. Esto ha provocado una ansiedad colectiva y consecuentemente, una insatisfacción continua hacia la industria del entretenimiento. Otro punto importante es la manera cómo los profesores transmiten las informaciones en las aulas. No estimulan el arte de la duda, solo transmiten las informaciones sin expresar el rostro del conocimiento. De esta forma los alumnos se convierten en una platea de espectadores pasivos, tanto los niños, como los adolescentes o los universitarios.
-Interpreto que el problema no es del profesor en sí, sino del sistema educativo actual.

-Sí. Los profesores son los profesionales más importantes de la sociedad, pero el sistema educativo está enfermo y produce persones enfermas que no desarrollan las funciones más importantes de la inteligencia.

-Los profesores le dirán que cada vez tienen más alumnos, las aulas están saturadas, deben hacer más horas, el calendario escolar no para de crecer ¿Qué pasaría hoy en día si un profesor acude a su director para pedirle poner música clásica de fondo o redistribuir sus alumnos en semicírculo y no en filas como sucede en su libro?

-Ahí hay un problema muy serio, tienes razón. Los profesores participan de un sistema de arriba para abajo que les controla. Tiene que seguir todo un sistema engrasado. Está claro que debería haber un número menor de alumnos por aula, y un currículum escolar más flexible para individualizar a los alumnos.

-Sí, pero el profesor no sólo no ha ganado esa libertad que usted pide sino que ha perdido autoridad, muchas veces por parte de las familias de los propios alumnos. ¿Cómo se puede luchar contra eso?

-Hay una crisis generalizada en todos los sistemas, y es cierto que ellos están perdiendo autoridad. Para ello no sirve de nada hacer una ley, es como hacer una ley para que los jóvenes no tomen drogas. Los profesores deberían ser entrenados para encantar a los alumnos, para poder teatralizar las clases y utilizar una tonalidad de voz que no sea monótona. Eso significa gastar entre 5 o 10 minutos por semana para hacer una pausa. No dar clases de física o de matemáticas, sino contar algún periodo de su vida para estimular los registros privilegiados en el inconsciente de los alumnos.

-¿Qué propone?

-Que hablen de los días más difíciles de su vida, los momentos de crisis como pérdidas personales o frustraciones. Es fundamental. Todos los profesores que de alguna forma nos marcaron son personas que transmitieron sensibilidad y fueron humanizados. Si gastan este tiempo hablando de sus historias podrán ayudar a los alumnos a entender que la vida es como una pieza teatral existencial, hay risas y llantos, lágrimas y aplausos, fracasos y éxitos…

-Nos han entrenado para el aplauso, no para el llanto ni para el fracaso. El resultado es de sobras conocido por su colectivo, se están llenando las consultas de los psiquiatras con ansiedades y frustraciones. Para mal de la sociedad. Está claro.
-Efectivamente, porque como bien dices no nos han entrenado para el fracaso. Nosotros estamos cada vez más alertados. El 20% de los adolescentes están desarrollando depresión, y eso en el pasado era algo muy raro. Hoy es cada vez más común y se manifiesta con agresividad o insociabilidad. Los padres y los profesores no consiguen en muchos casos percibir los síntomas y eso se agrava. La sociedad moderna vive una situación de estrés y de insatisfacción crónica. Somos máquinas de trabajar y de estudiar, y no seres humanos que desarrollamos el arte de la observación, la interiorización, el trabajo de los fracasos y frustraciones…

-En su libro, el profesor Romanov lloran antes sus alumnos. Los alumnos lloran ante sus padres, y los padres delante de sus hijos. Eso en la sociedad actual se da más bien poco…
-Eso es otro problema serio, vivimos en una sociedad donde maquillamos nuestros comportamientos, tenemos que ser superhéroes, personas que no pueden cometer errores o fracasar. Esta sociedad moderna está pasando por una crisis sin precedentes, y la primera cosa que debemos lograr es aceptar nuestras propias dificultades, reconocer nuestras miserias, para poder rescribir nuestra historia y superar nuestras crisis. No hacerlo, lleva a los jóvenes a esconder sus conflictos, y muchos son los que canalizan estos conflictos para tomar drogas o alcohol y desarrollar enfermedades psicosomáticas como depresiones o ideas de suicidio. El suicidio está aumentando en todo el mundo, 450.000 personas se suicidan al año en todo el mundo. Es muy grave.

-Y eso genera también frustración en los padres.
 -Sí, es evidente. Además, la superprotección de los hijos no genera capacidad creativa o capacidad de enfrentamiento con el dolor o dificultades imprevisibles. Por eso nosotros estamos recomendando cambiar y hacer una cirugía en las relaciones entre padres e hijos, profesores y alumnos. Los educadores deben hablar sobre sus lágrimas para que los adolescentes aprendan a llorar las suyas. También deben hablar sobre sus fracasos para conquistar a los adolescentes.

-¿Somos la generación que menos conocemos a nuestros padres?
-Sí, es verdad, parece una paradoja pero es así. Somos la generación que más conversa sobre cosas exteriores pero no sobre las áreas más íntimas de nuestra personalidad. Los padres gritan para que sus hijos les respeten. Para que haya respeto tiene que haber liberación, y para que haya liberación tiene que haber conocimiento. Como no hay ninguna de las dos cosas los padres gritan para ser un poquito escuchados.

-¿Qué impulsa un niño a pegar a sus padres?
-El exceso de información produce lo que yo llamo síndrome del pensamiento acelerado. Este síndrome roba energía del córtex cerebral y causa algunas consecuencias que han sido la base de la violencia en todo el mundo. Por ejemplo, la irritabilidad, la insatisfacción crónica, la fluctuación emocional, dificultad para colocarse en el lugar de los demás, dificultad para proteger las emociones. Este cuadro lleva a los jóvenes a estar a un estado de ansiedad extrema que choca con sus padres. Son síntomas de una sociedad enferma.

-¿Que más tiene que pasar, y sin entrar en dramatizaciones, para que nos demos cuenta de que si no cambia la calidad del sistema educativo actual, se seguirán llenando las consultas médicas?
-Pienso que una de las cosas más importantes es que aprendamos a estimular a los jóvenes a proteger la emoción. Hay que entrenarlos para que disminuyan las expectativas puestas en los demás, cuanto más retorno esperamos, más frustraciones tenemos. Las personas próximas son las que más nos decepcionan, y más daños pueden causarnos. Hay que aprender que detrás de una persona que hiere, hay una persona herida. Nunca hay que exigirnos más a nosotros mismos, las peores personas son las que se convierten en verdugos de si mismas. También hay que aprender a contemplar lo bello y a hacer de las pequeñas cosas un espectáculo para nuestros ojos. La emoción es la más democrática de todas las funciones psíquicas.

jueves, 7 de mayo de 2009

Responsabilidad y respeto

Por la mañana si puedo consulto La Vanguardia desde internet y si el artículo de La Contra está relacionado con algún tema de mi interés lo incluyo en el blog junto a algún comentario particular.

Hoy todavía no he llegado todavía a La Contra y he encontrado tan interesante esta entrevista, que aqui está siguiendo al Impatiens que muchas veces me aparece.

José Antonio Marina
: "El niño obedece a quien comunica respeto"

El filósofo y sociólogo presenta su último libro, 'La recuperación de la autoridad' | "Deben aprender el principio de realidad: vas a ver algunos de tus deseos frustrados"

NÚRIA ESCUR | Barcelona | 07/05/2009 | Ciudadanos
La Vanguardia

El filósofo y sociólogo José Antonio Marina presentó ayer en Barcelona su último libro, 'La recuperación de la autoridad' (Ed. Versátil). Un tema que le ocupa y le preocupa por la falta de respeto que detecta en el interior de las familias, las aulas y los centros de trabajo. Analiza lo nefasto del mundo permisivo que hemos montado para nuestros hijos y advierte la necesidad de reformular la libertad que provocó que los hogares se desborden. Ofrece una ayuda: www.universidaddepadres.es. En la portada, una niña se tapa los oídos y cierra los ojos.

¿Qué es lo que no quieren oír ni ver?

Ni órdenes ni indicaciones. Los niños de hoy repiten mucho el 'no', por eso es tan común lo de "¿es que no me oyes?", que quiere decir "¡es que no me escuchas!".

¿La cultura de la permisividad es invisible?

Como una cordillera hundida: sólo hemos visto crestas. Si yo le pregunto si tiene algo que ver el aumento del consumo opulento con el de niños hiperactivos, usted me dirá que no. Pero sí.

La crisis de autoridad no ha sido casual.

En absoluto. Reclamamos la recuperación de autoridad pero no sabemos cuál. ¿Qué autoridad? Pues la responsable, no la patriarcal ni la que nació con la Ilustración y la quiebra de elementos ("es así porque lo digo yo").

¿A qué tipo de persona obedece mejor el niño?

Aquel en el que reconoce no el poder sino la autoridad, aquel que ve que emana excelencia, que a lo mejor no quiere mandar sino que, simplemente, comunica respeto.
Habrá que dejar de presionar a los maestros.

Claro. Han llegado a su límite de agobio, igual que los padres. Hay que prepararlos para la capacidad de respuesta: el mercado de la droga van a tenerlo ahí igual, ahí delante. ¡Eduquemos su modo de reacción ante ella! Tuve una reunión interesantísima con padres de múltiples culturas: ¡todos querían lo mismo para sus hijos!

¿Y todos andaban tan desorientados?

Lo tienen más claro las sociedades que aún están en fase autoritaria, pero, desgraciadamente, porque allí no tienes opción. Son muy resultones educativamente: despejan las incógnitas como nadie.

El pediatra francés Aldo Naouri defiende que nuestros hijos "no nos lo van a recriminar. Nos darán las gracias".

En eso tiene razón. También dice: "Si quieres que tu hijo sea demócrata, edúcalo de modo fascista. Si quieres que tu hijo sea fascista, edúcalo democráticamente". Ahí se pasó un poco...

Eso equivale a decir que la frustración nos hace más felices.

Para ser más felices deben aprender el principio de realidad: vas a ver algunos de tus deseos frustrados y sabrás que convivir con eso es condición de la vida humana. De lo contrario, el joven ante la frustración escogerá uno de los dos caminos: la frustración me hunde y por tanto me deprimo o la frustración me irrita y por lo tanto agredo.

Desmienta un mito.

Que los hombres nacemos libres. Eso es totalmente falso. ¡Tampoco se nace con voluntad! Nacemos dependientes y en todo caso nos cuesta liberarnos de muchas cosas: nuestros miedos, pasiones, ignorancias, perezas... el niño debe 'aprender' a ser libre.

Sus frases son provocadoras: "Hay que eliminar el psicoanálisis de las escuelas".

Y "cuando su niño cumpla 13 años deje de preocuparse por sus notas, preocúpese por las de sus amigos". Según sea ese núcleo de amigos, así se encaminará su hijo.

Marina, catedrático y doctor honoris Causa, confiesa que le educaron "muy raro": colegio gratuito, férrea disciplina, cariño e incentivos. Cita a Arendt y mantiene que es mejor mandar y obedecer por convicción (seducción) que por coacción (tiranía). Y que esa máxima sirve para niños y adultos.

martes, 28 de abril de 2009

Ética y educación

Al ver el apellido Orozco en El Periodico de Catalunya de hoy, he pensado en Ricardo Orozco, mi primer maestro en el mundo de las Flores de Bach, no se si tiene algún vínculo familiar con Mariana Orozco, pero leyendo la entrevista descubro que tienen puntos en común, ambos nos explican que además de la supervalorada inteligencia lógica, tenemos inteligencia emocional, el último libro de Ricardo, Inteligencia Emocional y Flores de Bach, es prueba de ello.

Si seguimos leyendo vemos como aparecen otros aspectos relacionados con las Flores de Bach, el "lo quiero Ya", asociado con el Impatiens del doctor Bach, precisamente la primera esencia que descubrió y que tan implicado está en nuestra sociedad.

El doctor Bach nos habla de cualidades o lecciones a desarrollar con cada uno de los Doce Sanadores, Mariana también habla de valores y principios para ser feliz.

28/4/2009 Edición Impresa LA ENTREVISTA CON MARIANA OROZCO, PROFESORA
El Periodico de Catalunya

Mariana Orozco: "Para ser feliz hay que ser valiente"
Coordina en España la asociación Educación Universal, destinada a orientar a niños, y a sus padres, sobre las actitudes y los principios éticos humanos que ayudan a ser feliz.

ÀNGELS GALLARDO

¿Se proponen enseñar a ser feliz?
La búsqueda de la felicidad forma parte de todas las culturas, es lo más universal que existe. Es la máxima aspiración de los seres humanos. Lo que nosotros intentamos es dar pautas para que los niños sean conscientes de cómo uno percibe la realidad y dónde están los errores que causan insatisfacción. Esta forma de percibir la realidad implica observar las actitudes con que se afronta la vida.

El sistema educativo no incluye el aprendizaje de la felicidad.
No solo no lo incluye sino que considera que no es adecuado enseñar eso. Hay quien opina que educar a los niños para que sean felices es como formarlos para que sean tontos, porque si son felices significa que viven en un mundo que no es real, aislados del sufrimiento. Si entiendes las cosas así, es lógico que aceptes que la escuela sea un reflejo de la sociedad, pero esa es una educación parcial e insatisfactoria, que no desarrolla todas las inteligencias.

¿Las inteligencias?
El sistema educativo evalúa la inteligencia lógico matemática y la verbal. Es un método fragmentado. Y fragmenta a las personas: separa el intelecto de las cualidades que se asocian con el corazón y las emociones. Todo lo relacionado con la inteligencia interpersonal y con la capacidad de ver el interior de uno mismo no existe. No se está enseñando a escoger las actitudes ante la vida que ayudan a ser feliz. Aprender a ser feliz implica tener sabiduría.

¿A que llama sabiduría?
A la capacidad de conocerse uno mismo. A saber cómo reacciono ante las situaciones que me rodean, sin filtros ni prejuicios. Y a ser capaz de cambiar las actitudes que me impiden ser feliz. Eso puede hacerse pensando en uno mismo y en los demás.

¿Todo eso se puede enseñar?
Por supuesto. No son cosas que nazcan espontáneamente en nuestra mente. La idea de Educación Universal surgió al observar esa fragmentación. Este proyecto lo inició un lama tibetano, Thubten Yeshe, hace más de 30 años en California (EEUU). Observó que la enseñanza aplicada en Occidente no respondía a las necesidades de las personas, y propuso una forma de educación que uniera la inteligencia lógica, matemática y científica, con las emociones y con la inteligencia espiritual.

Una suma.
Sí. Una unificación de la persona, para la que habría que crear un lenguaje universal, completamente libre, aplicable a todos los seres humanos y que, al mismo tiempo, se contextualice con la cultura de cada país. Como la primera parte ya se hace en las escuelas, nosotros empezamos por la segunda, aunque el objetivo es hacerlas coincidir: enseñar todos los conocimientos con métodos que tengan en cuenta la ética y las actitudes positivas.

¿Qué actitudes ayudan a ser feliz?
Generosidad, honestidad, bondad, respeto, gratitud, paciencia, responsabilidad, humildad... Si uno no es humilde no es capaz de aprender de los demás; el respeto es imprescindible para convivir de forma armoniosa, agradable y feliz. La paciencia es necesaria para aceptar las cosas como son. No hablo de resignación, sino de la capacidad de aceptar que unas cosas son posibles y otras que requieren paciencia. Ahora vivimos en la cultura del "lo quiero: ¡ya!".

Han seleccionado 16.
Si, pero hay más. Tres fundamentales son tener principios, aspiraciones y valentía.

¿Tener principios y aspiraciones?
Nosotros no planteamos unos principios concretos: proponemos que cada cual aprenda a buscas los principios con los que se identifica, que sea capaz de tomarlos como propios y que siga ese camino. Y lo mismo con las aspiraciones. Eso exige mucha valentía, porque implica darse cuenta de para qué vale uno mismo, cuál es su talento natural, su don, y atreverse a defenderlo. Realizarlo. Para ser feliz hay que ser valiente.

Proponen una gran reflexión.
Son aspectos naturales de las personas, pero es necesario que alguien introduzca esas ideas. Si no buscas tus propios principios, acabas adoptando, por defecto, los que te está dando la sociedad, que se resumen en: consigue más cosas materiales y serás más feliz. Y ya hemos visto que eso, en realidad, no hace feliz.

¿Ven posible reconducir la educación hacia este tipo de valores?
Posible, sí; sencillo, no. Todos estarían de acuerdo en que es bueno potenciar el respeto, la tolerancia, la bondad... pero hay muchos otros valores, los esenciales, que se defienden de palabra pero no de obra.

¿Por ejemplo?
La generosidad. La gratitud. La responsabilidad. El altruismo. Tal vez con los niños sea más fácil. Estamos haciendo una experiencia piloto en un instituto de secundaria de Barcelona, donde se está uniendo la enseñanza de las artes plásticas con la ética. Es una introspección a través del arte. Parece que les gusta.




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