Un día lluvioso nos acompaño ayer en la ciudad de Vic, a las muy interesantes y brillantes ponencias y mesas redondas, que se debatieron en la
III Jornada sobre el final de la vida. El dol: com viure la pèrdua,
(III Jornada sobre el final de la vida. El duelo: como vivir la pérdida), que se celebró en el Aula Magna de la Universitat de Vic.
Una Jornada que aportó muchos elementos de reflexión en aspectos relacionados con el final de la vida y en especial en cómo vivir el duelo y la pérdida que éste conlleva.
La primera de las conferencias fue ofrecida por el doctor
Josep M. Esquirol con el título:
Una reflexión filosófica sobre la finitud humana.
Esquirol sugirió esta primera pregunta: ¿Qué es la finitud?
La
finitud es una condición humana, y sobre ella enmarcó una serie de características, cada una de las cuales incorporaba dos vertientes, que podemos considerar ambivalentes, por una parte lo que conllevan de
limitación y por otra lo que conllevan de
posibilidad.
Primera característica es la
limitación, el límite, la aceptación de nuestras limitaciones en todos los ámbitos desde el corporal al de la intelectualidad, aprendiendo a integrar a esta limitación no como defecto sino como posibilidad, viviendo la limitación como un gracias a....
Segunda característica el acabamiento, el que todo se termina, aunque no desde una mirada pesimista sino desde una sabiduria profunda que entiende que todo pasa y que además no vuelve.
Tercera característica la irreversibilidad, de ninguna manera podemos volver atrás, esta irreversibilidad tiene que ver con el perdón y aprender a vivir desde el perdón como actitud, no como olvido.
La ambivalencia como vemos va surgiendo en todas las caracterísitcas de esta finitud.
La tercera de las características, la irreversibilidad va acompañada de la fugacidad con dos consecuencias directas, la memoria y el recuerdo, son pues su ambivalencia, el persistir a pesar de...
La condición humana va ligada a la
conciencia de la finitud, al hecho de
darnos cuenta, la conciencia, el autoconocimiento, el hombre se caracteriza por el darse cuenta, y de nuevo la ambivalencia porque el hecho de darse cuenta es a la vez una maravilla y una tragedia.
Nos explicó Esquirol que de la conciencia de la muerte, del saberse mortal no hemos de hacer una obsesión, sino un aprender a tenerlo presente, aprender a pensar las cosas, bien diferente de estar atrapado por las cosas, aprender a afrontar las situaciones, aprender a relativizar, un
ir haciendo, aprender en relación de la muerte, que es cierta y a la vez incierta.
La conciencia de la finitud nos lleva a hacer las paces y a la sinceridad, la persona que es sincera es entera.
Y una vez asocidas a la finitud la limitación, el acabamiento, la irreversibilidad y la conciencia llegó a otro punto importante de reflexión, el de la
vulnerabilidad o precariedad.
Esta precariedad la sentimos como propia y la sentimos en los otros. ¿Qué emerge entonces de este sentimiento en nosotros y hacia los demás? emerge el cuidado de los otros.
El cuidado de los otros es lo que nos da sentido, porque el cuidado tiene sentido en sí mismo, el cuidado de los otros es la esencia de la Ética y la esencia de la Medicina, porque desde este cuidado Ética y Medicina expresen la misma cosa.
Se abrió al finalizar la conferencia un turno de preguntas donde se comentaron los incovenientes del exceso de distracciones, de las obsesiones enfermizas, del afrontar las situaciones difíciles y de la maravilla de la compañía, del acompañar también desde el silencio, sin discurso, del aceptar que no tenemos los porqués para todo.
Relieve: Guixar amb el rostre, Perejaume, 1999-2005
Universitat de Vic
Relieve: Guixar amb el rostre, Perejaume, 1999-2005
Universitat de Vic
Fotografías: Pilar Vidal Clavería
Counseling integrativo-relacional de duelo y pérdidas
Terapeuta floral