La experiencia del duelo siempre es única y particular para cada una de las personas que está en duelo. El duelo es una respuesta natural de todo ser humano ante la muerte de un ser querido.
La experiencia de un duelo, nos afecta en varios niveles diferentes, y es muy importante preguntarle a una persona en los momentos iniciales de su duelo, cómo se está cuidando.
Las situaciones, los acontecimientos, las vivencias, el duelo, es decir las experiencias, se han de integrar, no únicamente entenderlas, sino también sentirlas, expresarlas, ver qué hacemos con ellas y cómo lo hacemos.
Podemos hablar de cuatro dimensiones en relación a cómo vivimos nuestras experiencias, la cognitiva, la emocional, la física y la comportamental.
La dimensión cognitiva, hace referencia a lo que pienso, creo, entiendo.
La emocional, es lo que
siento, aprender a vivir las emociones, sentir como aparecen, gestionarlas y sentir
como desaparecen, para que no queden ancladas ni estancas como estados
emocionales.
La física, todo queda grabado en nuestro cuerpo, el cuerpo nunca miente.
La comportamental o conductual, lo que hago y cómo lo hago.
El duelo nos afecta a diferentes niveles, a nivel emocional, a nivel físico, a nivel intelectual, afecta a nuestras relaciones, a nuestras conductas y afecta a nivel espiritual.
Si estamos acompañado a una persona en duelo, sobre todo en los momentos iniciales, ya sea como familiar, amigo o como profesional, averiguar cómo está cuidando las dimensiones de su experiencia, ayudará a saber a qué aspectos debe estar más atenta y podremos ofrecer nuestra ayuda no únicamente desde la buena intención, sino desde una intención bien cuidada.
En cuanto a la dimensión física podemos tener en cuenta la necesidad de bajar el ritmo en nuestras actividades, prestar atención a la respiración, intentar mantener una rutina con horarios estructurados, realizar ejercicios suaves y caminar. Mantener una buena dieta, dormir, intentar regular la cantidad de tabaco si somos fumadores o de otras sustancias no saludables para nuestro organismo.
Compartir alivia el dolor, por lo que para cuidar la dimensión emocional y relacional hay que tener presentes a los familiares, amigos y compañeros de trabajo.
La dimensión cognitiva-mental también requiere cuidados, hay que evitar todo lo que la contamine, el negativismo, la violencia y las estridencias. Tener una lista de objetivos a corto plazo. Nuestra actitud también influye en lo que pensamos por lo que si es positiva, aunque cuesta, ayuda, pensar cada día en algo bueno de todo lo que nos rodea.
En cuanto a la dimensión comportamental, durante un tiempo no es conveniente tomar decisiones importantes, mejor posponerlas. No precipitarse a tirar nada, ni permitir que nadie lo haga por ti.
Tuc Gran de Sendrosa
Texto y fotografía: Pilar Vidal Clavería
Counseling integrativo-relacional de duelo y pérdidas
Terapeuta floral
Agosto 2014
Información elaborada a partir del libro
El mensaje de las lágrimas
Alba Payàs Puigarnau