domingo, 7 de septiembre de 2008

MERCADOS

Los mercados, son uno de los sitios que visitamos siempre en nuestros viajes, tienen mucho en común en todos los lugares del mundo, en Etiopia hemos visitado el "Merkato" que así se llama el de Addis y los de Awash y Bahar Dar.

En el Merkato caminar entre las paradas de frutas, verduras, especies, da una idea de lo que utilizan en su vida cotidiana, paradas grandes de utensilios para el hogar, ropas de vestir, zapatos y sandalias de plástico, colchones, muebles, esterillas y paradas pequeñas, una simple extensión de cebollas, zanahorias, tomates, pimientos verdes o patatas delante de la vendedora ambulante, sus billetes estan gastados y con olor desagradable, el birr es su moneda en el intercambio de compra y venta. En general las vendedoras son mujeres, llevan la cabeza cubierta con pañuelos o sombreros, a su lado muchas veces el paraguas que tanto sirve para la lluvia como para protegerse del sol en sus largos caminos hasta llegar al mercado. Van abrigadas la temperatura es fría. Hablan, regatean, compran lo que pueden, muchas van cargadas con sacos sobre sus espaldas, o sobre sus cabezas.

Venta de frutas en el Merkato

Caminar y observar, preguntar si te dejan hacer una fotografía, la respuesta puede ser una sonrisa y un movimiento afirmativo, o una negación, rotunda, girar y esconder la cabeza, algunos piensan que las fotos las venderemos al llegar a nuestro país y por tanto haremos negocio con ellas, ellos por contra no tendrán nada a cambio.

Eso si caminas con unas botas altas, de montaña, son como una plataforma de protección en su suelo, fangoso, negro, ellos van muchas veces descalzos, sus pies son robustos, anchos, acostumbrados a cualquier tipo de terreno, otros llevan zapatos o sandalias de plástico que quedan camufladas en los pies, otros pocos llevan sandalias de tira negra y suela de caucho.



Constantemente te cruzas con perros, cabras, cientos de asnos cargados o a punto de llevar la carga.

Hay también puestos de lavado de ropa, en grandes recipientes lavan a mano pantalones, jerséis, camisas, allí mismo las tienden y dejan secar al sol.

Lavado de ropa en el Merkato

Niños, niños por todas partes, bebes que asoman la cabeza en la espalda de sus madres, los que empiezan a caminar y los más mayores que todavía pueden jugar antes de empezar a trabajar.
El futbolín está presente en muchos lugares y siempre hay emocionantes partidas.

Los niños limpiabotas abundan por todas las zonas, tanto en la capital, ciudades o zonas rurales, trabajan hasta doce horas diarias y muchos de ellos obtienen así la fuente de ingresos para sus familias, van con una caja de madera y un cubo de plástico, primero con una esponja pasan agua y hacen una primera limpieza de los zapatos, después embetunan y abrillantan.

En el mercado de Awash, a 200 kilómetros de Addis, el ambiente es más rural, y hasta allí se desplazan las mujeres y los hombres afar, no quieren que se les fotografíe, aquí la temperatura es alta, no van abrigados como en Addis, sus peinados son peculiares, el cráneo esta peinado liso y de allí salen multitud de trencitas y sus vestidos de colores son muy vivos.

Los puestos de ganado tienen camellos, cabras y asnos. Sacos de plástico con granos diversos. Gallinas.

Te ofrecen café, otro de los tesoros de Etiopía, la tierra donde se produce es rica en nutrientes, rojiza, argilosa. En la recolección de octubre a abril, sólo se recogen los frutos maduros, a mano y uno por uno. Como tantas otras actividades agrarias que se siguen haciendo de forma manual, el arado de los campos con los bueyes, las cosechas y las recolecciones.
Fotos: Pilar Vidal Clavería

VACACIONES EN ETIOPIA

Selam
Ameseguenaleu

La familia se dispersa durante el mes de agosto, Serbia, Rumania, Bulgaria, Turquía, la India, y Jordi y yo a Etiopía, ¿no quedan plazas en Alicante? comenta un familiar.

¿Por qué quiero ir a Etiopía?

Etiopía es un país que ofrece a las personas que lo visitan formas de vida, paisajes, costumbres, monumentos, hombres, mujeres y sobre todo niños encantadores, muchos ingredientes nos lo hacen sugerente para pasar unos días en las vacaciones de agosto del 2008, compramos una guía y comprobamos que se puede viajar con facilidad, se pueden alquilar vehículos con conductor, los vuelos en avión entre las ciudades son económicos, hay cantidad de cosas por ver y conocer, decidido, este año a Etiopía.

El vuelo no es directo, primero volamos de Barcelona a Roma, y durante la tarde aprovechamos para pasear por sus calles, eso si llenas de turistas contemplando sus plazas, sus fuentes, sus monumentos, el calor es sofocante, y los helados ayudan en las caminatas. Si tuviera que escoger un color para definir la ciudad de Roma sería el rojo, rojo de tierra, de raíces, de orígenes...


Y después en sólo 6 horas atravesamos el Mediterráneo y cambiamos de continente, África, los vuelos en avión consiguen además de desplazarte en el espacio hacer que viajes en el tiempo, esta sensación se produce tanto a la ida como a la vuelta en los desplazamientos durante las vacaciones, en unas horas más o menos dependiendo del destino, otros mundos se abren ante tus ojos, y ese enorme aparato que consigue vencer la gravedad a una gran velocidad te traslada a otras sensaciones y a otras vivencias que te dejarán huellas y aprendizajes para llevar en tu interior.


Aparte de la capital Addis Ababa, donde alguna zona puede ser como la de cualquier capital europea y alguna otra pequeña ciudad, el país mantiene una forma de vida y unas costumbres que perfectamente nos pueden llevar a siglos anteriores del XIII al XV.

Mi dominio de los idiomas a parte del catalán y del castellano es nulo, por lo que como siempre que viajo a lugares donde ni el uno ni el otro son los habituales, Jordi me va traduciendo y ayudando y mi comunicación con los demás es con los ojos, sonrisas y saludos con las manos.

Esto hace que mi percepción del país sea más un sentir y que eso precisamente no sea poco.


Como visión general puedo decir que la sorpresa ante lo que íbamos descubriendo fue mucha y satisfactoria.
Los paisajes se extendían inmensos y no solo los que creíamos típicos de la sabana africana, con sus acacias gigantes, sus tonalidades amarillas y el calor , sino el de sus altas montañas, con brezos y enebros, sus volcanes y lagos, sus praderas y pastos con gran abundancia de ganado.


Y el agua, corriendo por el cauce de ríos amplios, de color marrón, estamos en época de lluvias y este año han caído en abundancia.

Hemos publicado un libro con el texto de Jordi y mis fotos, en catalán, que se puede comprar por internet.

Una película Vete y vive explica la historia de un niño etíope que aunque no es judio es impulsado por su madre para que se declare judio y así poder ir a Israel, donde es adoptado por una familia sefardita francesa que vive en Tel-Aviv.





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