Las montañas, en primavera, se envuelven en una guirnalda de nubes y niebla;
el hombre se siente feliz en ellas.
Las montañas, en verano, están llenas de frondosidades que dan sombra;
el hombre se siente en paz en ellas.
Las montañas, en otoño, permanecen serenas ante la caída de las hojas;
el hombre se muestra grave y solemne.
Las montañas, en invierno, están llenas de nubes oscuras y gruesas;
el hombre permanece distante y silencioso
François Cheng
Fotos: Pilar Vidal Clavería
Texto libro: Despertares
365 pensamientos de maestros asiáticos
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