Probablemente, ninguno de los que ahora mismo están interesándose por esta entrevista, y me incluyo, no somos conscientes del potencial que tenemos dentro hasta que la vida nos la oportunidad de enfrentarnos a determinadas situaciones límite, como cambios de vida, despidos o la pérdida de algún ser querido. Y cuando eso ocurre, nos empapamos rápidamente de la emoción que se contagia con más facilidad: el miedo.
Pilar Jericó nos invita con su libro Héroes Cotidianos a descubrir nuestra época personal y a replantearnos seriamente el modelo de héroe que impera en la sociedad actual. Quizás ha llegado el momento de dejar de lado la capa, la espada y las máscaras, y ser sinceros con nosotros mismos.
Según la autora, el mejor camino para llegar hasta aquí, pasa por tener en cuenta dos palabras: aceptación y superación. O lo que es lo mismo, saber aceptar que durante nuestra vida pasaremos por momentos difíciles y obligarnos a confiar en nuestras capacidades para salir del desierto que sea, creciendo como profesionales y personas. Y si puede ser con una sonrisa en los labios, mucho mejor. De momento, me conformo con que llegue al final de la entrevista de buen humor.
-Vamos a ver Pilar, estoy convencido de que si ahora bajamos a la calle y le preguntamos a la gente que nos den un ejemplo de héroe, pocos nos dirían una persona anónima. ¿Hay que replantearse el modelo de héroe actual?
-Sí, más que nada porque los héroes han existido siempre a lo largo de la historia y lo seguirán haciendo porque son referentes. Parece que los referentes siempre los ponemos externos, muy lejos, y entonces parecen inalcanzables. La invitación del libro es que haya un nuevo perfil de héroe que son los héroes cotidianos que son mujeres y hombres que muestran entereza, que siguen adelante y que crean un entorno amable a su alrededor. Creo que son los que más influencia tienen, más allá de los bélicos o los futbolísticos.
-Por eso añade la palabra "cotidiano" en el libro, lo más cercano, nuestro día a día…
-Sí, es nuestra realidad inmediata y así tendría que ser (Sonríe).
-¿Todos podemos convertirnos en héroes cotidianos?
-Sí, depende de la actitud. Evidentemente, hay unos valores que hacen que sea más fácil o difícil, no es lo mismo encontrarte con situaciones muy complicadas como las que hay en este mundo donde hay gente que lo está pasando muy mal. Por ejemplo, lo que está pasando en Chile, donde ahora mismo estará surgiendo mucho sufrimiento pero también mucha heroicidad. Lo que diferencia a un héroe de alguien que simplemente sobrevive sin más, es un tema de actitud, y por lo tanto, se puede desarrollar.
-Está claro, es por ello que ante una misma situación las personas reaccionan de forma distinta. Victimismo u oportunidad, esa es la cuestión…
-Sí, lo que pasa es que tanto en un caso como en el otro, nadie te quita tu desierto, ni pasarlo mal. ¿El hecho de que lo estés pasando mal significa que no eres un héroe? No. La clave está en que a pesar de que lo estás pasando mal, seas capaz de encontrar la parte positiva, esa actitud de seguir adelante.
-¿Estamos preparados para adoptar esa actitud teniendo en cuenta que en esta vida nadie nos preparara para pasar malos momentos?
-Efectivamente, no se nos enseña y parece que la educación siempre intenta protegernos mucho y evitar que suframos. Es lógico que los padres lo eviten, pero una educación que proteja excesivamente no es nada buena porque al final uno acaba creyéndose que no va a sufrir y eso es una mentira. La frustración es habitual, tú puedes desear algo pero choca con los intereses del otro y se genera frustración, es algo natural en la vida. A ver, hay una parte de lógica, a nadie le gusta sufrir, ni a ningún animal. El problema es que es inevitable, y el reto está en que ya que sabemos que es inevitable debemos encontrarle un sentido y un para qué.
-Y como no nos gusta sufrir nuestra respuesta natural es huir del sufrimiento, aunque no sea la estrategia más válida para nuestra vida…
-Así es, tendemos a la negación y a la huída. Es curioso, porque cuando estudias que es lo que caracteriza a esos héroes cotidianos ves que lo más heroico y lo más difícil es salir de la negación. Significa enfrentarse al desierto, a responsabilizarte de algo. Es más fácil culpar al mundo de lo que te ocurre que no asumir que algo de responsabilidad puedes tener.
-Pero es algo que todos hemos hecho o hacemos en algún momento de nuestra vida, seguro que usted también…
-Sí, todos. Es un mecanismo, por eso la senda del héroe cotidiano que expongo en el mundo pasa por la negación. Si has cometido un error importante lo más fácil es acogerte a las justificaciones, porque duele. El reto es que ese estado sólo dure un rato (Sonríe). Culturalmente todos somos muy victimistas. Y el victimismo es negación pura. Pero desde el victimismo no se transita, ni tan siquiera atraviesas el desierto.
-Y ahí entra el miedo, el miedo a los cambios, a enfrentarse con uno mismo, etc. ¿Nacemos con miedo?
-Sí, sólo hay una opción a no tener miedo y es cuando hay una lesión cerebral. Pero cualquier mamífero tiene miedo, porque está en el cerebro, es un estado emocional, hay una glándula que es la amígdala y es donde se procesan las emociones básicas incluyendo el miedo.
-¿Por qué tenemos miedo a tener miedo?
-Porque tenemos miedo a la aparente debilidad, porque parece que el miedo es débil, cuando es justo lo contrario, no tenerlo sería peligroso.
-Dice en su libro que aceptar que tienes miedo es un acto de heroicidad…
-Sí, así es. Porque es valiente hacerlo en la sociedad en la que vivimos. Una cosa es aceptarlo y otra cosa volver a resignarte. La aceptación es diferente a la resignación. Lo difícil es la aceptación porque la resignación es seguir sin hacer ningún tipo de lucha ni de cambio, hacer las cosas porque te toca, y ese es otro de los grandes problemas culturales.
-No nos gusta mostrarnos débiles ante los otros y eso hace que nos cueste mucho pedir ayuda a los demás. ¿Otro problema cultural que hay que añadir a la lista de tareas pendientes?
-Sí, por eso el reto no es evitar el desierto, el reto es transitarlo de la mejor manera posible. Por eso digo que es importante redefinir el concepto de héroe, porque parece que al basarnos en héroes externos que son muy guerreros y buenos, todos tengamos que ser así, y no es verdad. El héroe también tiene un punto frágil, de hecho termina aceptándolo y descansa en su fragilidad. Aceptas que eres humano y, por lo tanto, que eres frágil y tienes miedo, desiertos y negaciones. Lo aceptas y dices, pese a eso, yo desarrollo mi parte de valor y de seguir adelante.
-Si insiste en algo con su libro es que atravieses el desierto que atravieses siempre vas a salir reforzado de la situación. ¿Eso sólo se consigue con mucha confianza?
-Sí, es así, excepto casos patológicos, volvemos otra vez al cerebro, y que son una minoría, todas las personas son capaces de salir del desierto. Lo difícil no es salir del desierto, lo más complicado es no quedarte en la negación.
-¿El héroe cotidiano puede ser un perdedor?
-Sí, la clave es la actitud con la que viva la pérdida. Es que los héroes cotidianos también están llenos de pérdidas y de fracasos, y quien diga que no ha fracasado está mintiendo.
-En ningún momento ha utilizado la palabra éxito, habla de crear un entorno amable…
-Hay dos cosas que caracterizan a la historia de los héroes de la humanidad, ellos se salvan, no culpan al mundo de lo que les ocurre, y segundo, hacen algo para comprometerse con otros o con su entorno. Es algo que construye socialmente. Porque el malo de la película también aguanta, también salva dificultades. Creo también que hay que redefinir el concepto de éxito, porque gran parte de la crisis se debe a que hemos creído que el éxito son los grandes pelotazos inmobiliarios o financieros. Y ahí hemos llegado. El éxito es más cotidiano y significa más aportar valor. Un entorno amable puede ser en tu casa, no importa.
-Imagino que para lograr ese entorno amable primero debes conseguir estar bien contigo mismo, lo que usted apunta en su libro como revisar nuestro lenguaje interior…
-Sí, eso pasa por cambiar el discurso y los verbos. Cambiar el verbo ser por el de hacer. Si tuviéramos que hacernos amigos de nosotros mismos no sé si lo conseguiríamos, porque nos machacamos mucho, nos hacemos mucho daño. Si dijéramos a una persona todo lo que nos decimos a nosotros mismos dejaría de hablarnos. El primer reto es ser amable contigo mismo y desmontar el concepto de que eres un Superman o una Superwoman. Eres tan frágil como cualquiera y te puedes quebrar como cualquiera. Si eso no lo aplicas previamente, lo único que lograrás es flagelarte ante el primer error.
-La mente nos juega muchas malas pasadas y nos lo pone muy difícil señora Jericó…
-Sí, estoy de acuerdo. La mente está pensada para la acción, la supervivencia, para salir disparada ante un riesgo, no está pensada para la felicidad. Tenemos que trabajar mucho para ser optimistas. No lo pone fácil, pero una cosa es la mente, y otra lo que hay por debajo de todos estos mecanismos, que es la voluntad. Depende de donde pongas la atención en tu vida también dependerá de cómo te va.
-Como consejo asegura que es vital guardarnos diez minutos al día para nosotros mismos. Qué fácil es escribirlo, leerlo o recitarlo, y que difícil ponerlo en práctica…
-Tenemos la mente excesivamente estimulada, con teléfonos, televisión, móviles…Cortar eso es muy complicado pero francamente este es un tema biológico, en la medida en la que has estado trabajándote y visualizándote a ti mismo diez minutos al día, ganas mucho.
-¿Qué nos puede aportar eso?
-Desarrollar la parte del pre frontal derecha, desarrollar emociones positivas y una cosa importante, ganar presencia, ganar el estar aquí. Hay que crear nuevos hábitos más relacionados con la forma de pensar, con la forma de fluir en tu trabajo y con la relación con tu cuerpo.
-Usted nos invita a preguntarnos al final del día cinco cosas positivas que nos han pasado. ¿Cree que muchos de nosotros y con la situación actual que vivimos llegaríamos a las tres?
-(Sonríe). Por eso son interesantes los desiertos, para que la gente se de cuenta de lo que realmente importa. El agradecimiento es un hábito, cuanto más desarrollemos la capacidad de agradecer, más amable veremos la realidad. Y esa es una de las mejores técnicas que podemos hacer antes de acostarnos. Y si te cuesta, abre los periódicos y mira lo que lea está pasando a otras personas y no te ocurre a ti.
-¿Es lícito fijarse en el dolor de los demás para sentirte mejor?
-Lo que está claro es que cuando uno está sufriendo lo demás no importa, sea lo que sea, eso es así. Pero yo digo que podemos convertir el hábito de agradecer en un mecanismo Pero el problema es que nos cuesta agradecer porque el victimismo tiene derechos asociados. El hecho de que tu no agradezcas es porque estás cayendo en el victimismo, son derechos adquiridos. Perder esos derechos es lo más complicado.
-Hay gente que le puede decir, es que hoy en día es más fácil tener miedo. ¿Eso es lo que usted define en el libro como un "cuentaexcusas profesional"?
-(Ríe). Publiqué el libro de No miedo en 2006 y evidentemente no sabía que iba a venir la crisis. Me sorprendía como la gente a la hora preguntar o de trabajar comentaban que había más miedo entonces que antes. Y ahora que estamos en crisis decimos lo mismo. La percepción de que hay más miedo ahora es totalmente subjetiva. Está claro que una crisis económica genera miedos, eso es obvio, pero no hay que perder la perspectiva histórica. ¿Qué ocurría en Barcelona hace 100 años? El cerebro funciona por automatismos, por eso siempre es bueno tomar un poco de perspectiva. Y a veces esa perspectiva está en tu propia historia personal. ¿Quién no lo ha pasado mal alguna vez? No hay que recordar la noche oscura, sino la capacidad que tuviste de superar esa noche.