Miriam Subirana descubrió la meditación y el yoga con tan sólo 16 años y durante la década de los 70 realizó de forma pionera algunos de los primeres talleres relacionados con el arte de saber desconectar del mundo que nos rodea. Para ella la meditación es una herramienta clave para afrontar la situación actual que ella describe como la de una sociedad enferma de dependencias. Es por ello que Subirana ha dedicado su último libro, 'Cómplices', ha analizar el actual desencuentro que existe entre hombres y mujeres y en donde propone soluciones que pasan por recuperar el poder interior sin necesidad de imponer o de forzar al otro. Según la autora, que también se dedica desde hace años al arte espiritual, todos necesitamos de una transformación integral para que sea posible la armonía en libertad y aprender a amarnos sin dañarnos.
-Ha utilizado para titular su nuevo libro una palabra, Cómplices, que es muy fácil de escribir, pero difícil de llevarla a la práctica. ¿Es lo más buscado ahora mismo en cualquier relación humana?
-Creo que vamos hacia la búsqueda de la complicidad, quizás no es lo que más se está buscando, pero de momento, si que es cierto que todas las personas que han leído el libro me han comentado que es lo que quieren para ellos. Quizás hasta el momento no le habían puesto una palabra, pero en el fondo es lo que cualquier persona busca, tener cómplices en su vida porque es algo que les da apoyo, sentido de pertenencia, seguridad interior, y sobre todo, les da sentido a su vida.
-Si todos somos humanos, ¿por qué cree que nos cuesta tanto encontrar a esa persona que sea cómplice de nuestros miedos, alegrías, en definitiva, de nuestros sentimientos?
-Cuesta porque nos falta inteligencia emocional y espiritual, estamos muy desconectados de nuestro centro, vamos a la búsqueda del otro desde nuestras necesidades y nuestras carencias, y no desde la capacidad de ofrecerse y de compartir. También creo que tenemos un ego muy curtido y fuerte, y este ego choca y hace fricción. Tenemos muchas expectativas, y las expectativas nos llevan a la frustración, a la tristeza, al desengaño, al malestar…
-¿Qué entiende usted por inteligencia espiritual?
-La inteligencia espiritual es la capacidad de estar en contacto contigo mismo y ser tu mismo en medio de cualquier situación. Es la capacidad de estar en calma mientras a tu alrededor las cosas están cambiando y se mueve el mundo. Es la capacidad de desapego, de no implicarse tanto emocionalmente hasta el punto que te pierdas en la situación. Este desapego es una cualidad que nos ayuda a vivir en medio del caos sin hundirse o ahogarse en el propio caos.
-Nadie nos ha enseñado a cultivar esa inteligencia espiritual que tan bien describe…
-No, es cierto, no nos lo han enseñado. Nos han enseñado a amar y ser libres, a amar y a engancharnos y a tener miedos, preocupaciones y agobios. No nos han enseñado a amar desde la creatividad y la abundancia, sino que siempre nos han dicho que el otro satisfará nuestros deseos, y esto no existe.
-¿Cómo podemos conseguir este tipo de inteligencia que nadie nos ha enseñado?
-Siempre hay un momento en el que tu cuerpo hace clic y te das cuenta de que la necesitas. ¿Cómo cultivarla? Leyendo, estudiando, trabajándose a uno mismo, pero sobre todo, meditando. La meditación es lo que te ayuda a conectar con tu centro, con tu espacio interior…
-¿Cree que la sociedad actual donde todo es aquí y ahora está preparada para iniciarse en el arte de la meditación?
-No sé si estoy muy de acuerdo, creo que cada vez la meditación está entrando más en los diferentes espacios de la sociedad, incluso empresariales. Lo que pasa es que hay gente que le tiene miedo porque en algunos casos la meditación está conectada con rituales, religiones, creencias o dogmas. Yo hablo de una meditación sin dogmas, la palabra de origen latino de la meditación es "mederi", que es sanar, y sanar es volver a la armonía del ser.
-¿Cómo tiene que ser esta meditación que recomienda?
-Es una meditación que empieza con relajación, concentrándote en la respiración, estar en este momento, aquí y ahora, luego es una meditación en la que te concentras con los pensamientos y vas reduciendo el nivel de velocidad de los pensamientos para conectar con un espacio de paz interior. Es ir hacia el silencio. Esta es una práctica que incluye también la visualización y la capacidad de concentrar el pensamiento en un punto. La meditación nos ayuda a preparar el día, conectando con tu intención y tu fuerza e energía. Te ayuda a encontrar la calma en momentos de estrés que son difíciles. Significa coger un par de minutos y desconectar de lo que te rodea. También te ayuda a empaquetar el día, es decir, todo lo que no te quieras llevar para el siguiente día, lo sacas de dentro.
-¿Cada cuando hay que hacerla para que tenga efecto?
-Es bueno hacer una meditación a primera hora de la mañana, una durante el día para aprender este arte del desapego y tomar decisiones de forma más fría, y una meditación al final del día. La primera y la última son de unos diez minutos cada una, y la que hagas durante el día de cinco minutos. Con esto es suficiente. Muchas de las personas que han tenido éxito en la vida practican algún tipo de meditación. Incluso los deportistas practican la visualización, que es un preámbulo de la meditación…
-Y que ayuda a eliminar los pensamientos negativos…
-Exacto, te ayuda a eliminar la negatividad, todo aquello que no necesitas y que de alguna manera vas absorbiendo durante el día sin darte cuenta. Con la meditación ves que hay ciertos ruidos que molestan y que tienes que sacarte de encima.
-¿Por qué tenemos tantos miedos?
-Tenemos miedos porque nos hace falta autoestima, porque no sabemos amarnos lo suficiente y entonces tenemos miedo a ser rechazados, a no ser queridos, al fracaso…Consideramos que el éxito y la aceptación forma parte de que nos quieran, pero aunque te rechacen o no tengas éxito, si tienes autoestima, ya no te rechazarán y el éxito vendrá a buscarte porque la autoestima conlleva la capacidad de querer al otro cuando te quieres a ti mismo. También tenemos miedos porque no experimentamos la esencia del ser y nos quedamos atrapados en la personalidad, con el rol externo.
-Conclusión clara que lleva tiempo pregonando en sus conferencias y libros, para querer a alguien primero hay que aprender a quererse un mismo…
-Sí, esto es básico, si no me quiero y me respeto a mi mismo no sabré respetar a los demás y no los sabré amar.
-¿Hay algún perfil de persona que es más susceptible de tener este tipo de dependencias emocionales?
-Sí, porque hay personas que en su infancia han vivido situaciones muy desgarradoras, relaciones muy desarmonizadas con los padres y todo esto es como una carga que tienes que dejar ir porque sino lo vamos trasladando de generación en generación.
-¿Qué hay que entender por una dependencia emocional?
-Hay diferentes niveles, pero en el momento en el que estoy demasiado pendiente de la otra persona, qué hace, dónde va, cómo está, esto es una señal clara de dependencia emocional. Si el otro no actúa como a mi me gustaría que actuase y reacciono sin aceptación y con frustración o culpa, es señal de que tengo una clara dependencia emocional con la otra persona.
-¿Es paritario con hombres y mujeres?
-Sí, lo que pasa es que quizás la mujer lo manifiesta más y el hombre se lo traga más. Los hombres quizás tienen más dependencia a ser protectores, a tomar las decisiones finales, ser el que manda, el rey de la casa.
-Pero esto está cambiando, ¿o no?
-Sí, pero el hombre sigue teniendo cierta dependencia a ser el protector, sino no se siente viril.
-¿El hecho de que la mujer acceda cada vez más a cargos de responsabilidad y esté, poco a poco, equilibrando su rol con el del hombre ha generado nuevas y más dependencias emocionales?
-Sí porque la mujer ha desconectado de su ternura y feminidad para entrar en un mundo dominado por los hombres durando mucho tiempo. Y esto ha afectado al ego masculino en el sentido de que el hombre tiene que aprender a convivir con mujeres que tienen éxito en el mundo profesional y esto en algunos casos no es fácil.
-No tendría que ser así…
-No tendría que ser así pero es una falta de autoestima, es como si el hombre hubiera sido educado para ser más, para ser mejor en el sentido profesional.
-¿Cómo tiene que ser para usted una relación sentimental completa?
-Autoestima, aceptación total del otro en el proceso en el que está, no tener expectativas de que el otro tiene que satisfacer mis deseos, saber escuchar los sentimientos, no sólo las palabras. Y sobre todo las mujeres tenemos que escuchar a los hombres en su proceso de abrirse emocionalmente.