La ilusión por llegar el templo de Dendera, después de haber estado en el de Abydos, era grande, y el tiempo del trayecto antes de que dejarán de vender las entradas para acceder al templo algo reducido. Por suerte el taxista nos dejó en la puerta antes de que cerraran las taquillas y pudimos acceder sin problema.
Cuando las expectativas ante un destino son muy elevadas, hay dos posibilidades, que digas, bueno está bien, valía la pena, o lo que yo considero un nivel superior, que te quedes maravillado y digas, un SÍ, en mayúsculas. Este es un lugar especial, de 10, y me sentí privilegiada y agradecida por poder visitarlo y disfrutarlo.
El título de esta entrada, Dendera, el azul hecho templo, se acerca mucho a la realidad. En las columnas y sobre todo el techo, el azul luce esplendoroso.
En Dendera hay una serie de construcciones, donde la más destacable es el templo dedicado a Hathor. Es una estructura ptolemaica, empezada a construir sobre el 54 a.C. sobre un templo mucho más antiguo. Por tanto entre la construcción de Abydos y el de Dendera actual hay nada menos que unos 1200 años.
Hathor es una de las principales diosas de la religión del Antiguo Egipto, es la diosa del amor y la fertilidad, la alegría, la música y la danza. Es la diosa protectora de la maternidad y de los niños. También se considera que cruzó la frontera entre los mundos, ayudando a las almas fallecidas en su transición a la vida después de la muerte.
El buen estado de conservación del templo de Dendera se debe a que
durante cientos de años estuvo sepultado por arena y lodo, hasta que fue
descubierto y descrito por la expedición qua acompañó a Napoleón
Bonaparte.
La Dinastía Ptolemaica fue fundada por Ptolomeo I (346-283 a.C.), general del rey macedonio Alejandro Magno, que acabó convertido en rey de Egipto. Esta dinastía gobernó en el Antiguo Egipto desde la muerte de Alejandro, en el 323 a.C hasta el año 30 a.C en que se convirtió en provincia romana.
Los Ptolomeos a pesar de su procedencia extranjera adoptaron el ceremonial y las insignias reales propias de los faraones.
Los techos de Dendera son una maravilla. El del gran vestíbulo es un tributo a Nut, Diosa del Cielo.
Techo de la primera sala de columnas. Los techos se encuentran a unos quince metros de altura. El cuello me quedó adolorido pero no podía dejar de mirar hacia arriba.
Desgraciadamente en Dendera no quedan relieves tan bien conservados como los de Abydos. Muchos de ellos fueron repicados por los cristianos durante el tiempo de los iconoclastas.
En esta imagen podemos ver a la diosa Hathor tanto en los capiteles como en la columna. Hathor significa la casa de Horus, ya que se la considera madre y esposa de Horus.
Artículo Las últimas novedades sobre el templo perdido de Ptolomeo I en Historia/National Geographic, clic en el enlace si quieres leerlo