sábado, 11 de julio de 2009

Quieto


¡Llévate el libro del Màrius Serra, te lo leerás en una tarde!

Bueno ayer por la tarde no lo acabe, pero esta mañana después del almuerzo he podido continuar con la lectura y sobre las ocho y media ya lo había terminado.

Quiet, es el titulo en catalán, aunque también se puede leer en castellano y de verdad que vale la pena.

Ha sido un libro para disfrutar sintiendo emociones, sus capítulos, breves, datados, con fechas, te sitúan en un ir y venir en el tiempo, desde un abril del 2000 a un julio del 2006, describen el convivir con alguien especial, un llullu, donde unos padres comparten sus recuerdos y tanto nos enseñan del amor incondicional hacía los hijos.

Y un último capitulo, Correr, donde los sueños se convierten en realidad, en unas páginas donde el recordar y el olvidar bailan en armonía.

Casí siempre las entrevistas me permiten hacer comentarios en el blog, esta vez ha sido al revés, la copio porque permite acercanos al autor y tener un resumen directo del libro.

El Periódico
11/11/2008
NOVEDAD EDITORIAL DEL AUTOR DE "FARSA"
LA ETNIA DE LOS 'LLULLUS'

Màrius Serra publica 'Quiet', un libro sobre Lluís, su hijo de 8 años que sufre una encefalopatía grave.

Un original y mágico montaje fotográfico permite verle 'correr'

Ilusión óptica Un montaje ha permitido a Màrius Serra hacer realidad la idea de ver correr a su hijo, "campeón de la movilidad reducida". Solo hay que ojear rápido las páginas del libro.

ANNA ABELLA
BARCELONA

Lluís Serra Pablo tiene 8 años y es un "alienígena desde las cinco semanas de vida", escribe su padre. En Eurodisney le trataron como un VIP y ha viajado a Hawái, Canadá, Italia y Finlandia con su familia. Todos le llaman Llullu. Es un niño inexpresivo, que no aguanta la cabeza ni fija la mirada ni puede moverse ni ríe ni habla. Y es que, el Lluís té una malaltia, como reza el título de una narración que su hermana Carla, dos años mayor que él, presentó a los Jocs Florals del colegio. Llullu sufre una grave encefalopatía que la medicina no sabe diagnosticar y que le provoca crisis epilépticas. En lenguaje llano, tiene parálisis cerebral.

Su padre es Màrius Serra (Barcelona, 1963), lleva 20 años publicando libros (en el 2006 ganó el premio Ramon Llull con la novela Farsa) y desprende energía, positivismo, buen rollo y buen humor. Las mismas sensaciones que transmite el libro que acaba de publicar, Quieto (Anagrama / Empúries), la "novela de sense ficció", como él la califica, en la que, como escritor, asume el reto "ineludible" de escribir sobre los primeros siete años de la vida de Llullu. Aunque ya en el libro De com s'escriu una novel.la (2004) "la situación tan intensa con mi hijo ya asomaba la cabeza", admite Serra.

Huir del victimismo

Que nadie se engañe, Serra no pretende, y lo consigue, "jugar con la lágrima ni hacer chantaje emocional". Ha huido del victimismo --"ese era el gran peligro", afirma-- y, con dosis de ironía y humor pero también mucho sentimiento contenido, intenta que sea el lector quien reflexione sobre el universo de los niños de la "etnia llullu". "Tener un hijo tan vulnerable me hace invulnerable a muchos contratiempos que antes de conocerlo me podían amargar la existencia", escribe.

Al final del libro, una agradable sorpresa: el mágico resultado del montaje del fotógrafo Jordi Ribó y el diseñador Miquel Llach gracias al cual Llullu, el "campeón de la movilidad reducida", parece correr si el lector ojea las páginas a cierta velocidad. "Para mí era muy emotivo verlo correr y entonces sí pensé que debía formar parte del libro", explica Serra, que recuerda que la idea le vino "al ver en una librería uno de esos libritos con fotogramas que parecen reproducir escenas en movimiento, lo que se llama un foliscopio".

A través de breves episodios reales, unos dolorosos, otros luminosos, retrata las múltiples reacciones que suscitan los llullus. Compasión, rechazo, cariño, ternura, esperanza... Hay anécdotas increíbles, como la vivida con la dueña de un restaurante genovés que rechazaba la presencia de Llullu porque le afeaba el local y molestaba a la clientela. O como recuerda Serra, a raíz del título del libro, Quieto, "una paradoja algo sangrante, pues a veces la gente nos decía 'Qué suerte tenéis, qué tranquilo y qué quietecito es vuestro niño'...". Y hay momentos de rabia, como los que provoca a diario la insolidaridad e incomprensión de los conductores que llevan a sus hijos al colegio y dificultan el paso de la silla de ruedas de Llullu y del bus adaptado que lo recoge para llevarlo a la Fundación Nexe.

La "impresionante" labor de los trabajadores de centros especializados como este, "algunos gente muy joven, con piercings, casi salidos de un concierto de Iron Maiden, que se dedican con una ternura total a unos tíos tan poco glamurosos y babeantes...", cuenta Serra, tienen su espacio en Quieto, así como la búsqueda de soluciones en las medicinas alternativas, los periodos de hospitalización y duros interrogantes sobre cómo será el futuro de Llullu o si es mejor o no que niños en su situación sobrevivan.

"Antes a estos niños no los sacaban de casa, era feo. Ahora por suerte la sociedad se está adaptando; incluso van de colonias, tienen una escuela". Uno de los objetivos del libro era hacer visibles a los que siempre han sido "los niños invisibles". Puede que Llullu haya dado el primer paso para lograrlo.

1 comentario:

añil dijo...

Lo pongo el primero de mi lista para este verano. Viniendo de tí, seguro que me gusta.

Besos

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