Edward Bach y Deepak Chopra unidos. Relación entre los "Siete grupos de Flores de Bach" y las "Siete leyes espirituales del éxito"
Pilar Vidal Clavería
Sentir con Flores de Bach
A partir de la idea de que "todo en el Universo está interrelacionado", Soledad Martínez nos muestra la interrelación que encuentra entre las 38 Flores de Bach, agrupadas en los Siete epígrafes o grupos, que el doctor Bach nos dejó en su obra Los Doce Curadores y Otros Remedios y "Las Siete Leyes Espirituales del éxito" de Deepak Chopra, basadas en leyes de la Naturaleza y del Universo[2].
A lo largo de los siete capítulos del libro, Soledad Martínez nos va explicando como ha elaborado estas relaciones, que nos puedan servir de herramienta para caminar por la vida.
El primero de los grupos de las Flores de Bach, "para el temor", lo interrelaciona con la "Ley de la potencialidad pura", nuestro propio Yo, accediendo desde nuestro espíritu, desde el amor, con el silencio y la meditación y no desde el miedo, que podremos eliminar con las esencias, Mimulus, Rock Rose, Red Chestnut, Aspen y Cherry Plum.
En el segundo capítulo, la "Ley de la entrega, del dar y del recibir", está relacionada con las flores del segundo de los grupos, "para la incertidumbre", Gentian, Scleranthus, Wild Oat, Hornbeam, Gorse y Cerato, estas esencias nos llenan de lo mejor de nosotros mismos para poder dar algo bueno a los demás.
El tercero relaciona la "Ley del Karma o de la causalidad", que implica tomar decisiones conscientes, viviendo conscientemente cada momento presente, con el mayor entusiasmo, con la mayor ilusión, haciendo todo lo que hagamos lo mejor que nos sea posible, con las flores del tercer grupo, "para los que no sienten suficiente interés por sus circunstancias presentes", Honeysuckle, Clematis, Wild Rose, Olive, White Chestnut, Mustard y Chestnut Bud.
En este capítulo hace Soledad también aportaciones personales sobre el pensamiento consciente, creador y positivo.
El capítulo cuarto relaciona la "Ley del mínimo esfuerzo" de Deepak Chopra, que tiene tres componentes la aceptación, la responsabilidad y la indefensión, es decir la renuncia a convencer o persuadir a los demás de nuestro punto de vista, con el quinto de los grupos de las Flores de Bach, "para los excesivamente sensibles a influencias y opiniones", Agrimony, Centaury, Walnut y Holly.
Aquí la aportación de la autora hace referencia a la conexión con nosotros mismos de una manera espontánea y sencilla, fluyendo con la vida, afirmando que en el Universo todo está relacionado.
El capítulo quinto hace referencia a la "Ley de la intención y del deseo", quinta de las leyes espirituales del éxito de Chopra, basada en que la energía y la información están por todas partes en la Naturaleza, y la relaciona con la Flores de Bach del cuarto grupo, "para la soledad", Water Violet, Impatiens y Heather.
Para la quinta ley de Chopra, son necesarios el silencio, la relajación y la meditación, de los que también habla el doctor Bach en su obra Cúrese usted mismo.
Llegamos al sexto capítulo con la "Ley espiritual del desapego" que nos señala que debemos asentarnos en la sabiduría de la incertidumbre. No hay que abandonar la intención de crear nuestro deseo, sinó tan sólo nuestro apego al resultado.
Una incertidumbre no relacionada con las flores del segundo grupo del doctor Bach, "de la duda o no tener confianza en nosotros mismos", sino con las del sexto, "para el desaliento o la desesperación", Larch, Pine, Elm, Sweet Chestnut, Star of Bethlehem, Willow, Oak y Crab Apple.
Complementa Soledad este capítulo con un escrito sobre la libertad.
El último de los capítulos hace referencia a la "Ley del Dharma o del propósito en la vida" que explica que somos seres espirituales con experiencias humanas, con talentos singulares y al servicio de la humanidad. Para llevar todo esto a la práctica tenemos al último de los grupos de las Flores de Bach, el séptimo, "para la excesiva preocupación por el bienestar de los demás", Chicory, Vervain, Vine, Beech y Rock Water.
El libro finaliza con un texto de agradecimiento de Soledad: "Alegría en el Corazón".
[1] El mismo mensaje con el que finalizó su ponencia en el Congreso Sedibac de Terapia Floral, en mayo del 2009, Olga Mussons, cuando nos habló de las similitudes entre las teorías de Bach, Jung y Shledrake para acabar explicando las analogías respecto a modelos de acción y de evolución, en cuanto a que podemos contribuir individualmente al cambio del inconsciente colectivo, y entender cómo los campos mórficos de las esencias florales pueden, con el aumento de la masa crítica de personas que estén influenciados por ellos, ayudar al cambio evolutivo de la Humanidad.
[2] Esta interrelación del Universo también nos la explicó en el congreso que he mencionado anteriormente, Silvia González Ariki, con su ponencia El Sistema Floral del Dr. Bach a través de la Física Cuántica. Según Silvia González Ariki, a nivel cuántico todo está intercomunicado, no existe división ni separación, un concepto similar a la idea de la unidad o totalidad que el doctor Bach nos dio en 1931, al explicarnos que el desarrollo del amor nos lleva a darnos cuenta de la Unidad, de la verdad de que todos y cada uno de nosotros pertenecemos a una gran creación.
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