
Lo fue La vida en la puerta de la nevera por la especial manera en que estaba escrito, con frases cortas que aunque transmitian unos mensajes contundentes y precisos, nos hacían ver la necesidad de ese contacto físico que va más allá de las palabras y que a veces dejamos de lado.
Ayer también en un día leí Mi cáncer y yo, escrito por Susana Frouchtmann, un libro donde Susana relata con precisión y valentía su experiencia personal.
Hortensia Gago, su amistad es uno de los regalos que me ha ofrecido la vida, lo adquirió en la presentación en la Fundación Aves y me lo prestó hace unos días.
De principio, incluidos los dos prológos, a fin, el libro llega y transmite unos mensajes que a modo de resumen son:
La necesidad básica de asumir nuestra propia responsabilidad, de la importancia de compartir y de apoyarnos en nuestro entorno, de hacer una correcta valoración de nuestra alimentación, de lo que comemos y de cómo lo comemos.
La lectura del libro aporta fuerza y coraje, no sólo consejos sino también motivos para seguir adelante ante situaciones nunca fáciles ni sencillas.
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