lunes, 18 de enero de 2010

Entre líneas

Esta entrevista es muy corta y sin embargo se pueden deducir entre cosas, el darse cuenta de la importancia de hacer lo que nos gusta para ser feliz, y la importancia del papel de la escuela y de la educación en los niños de hoy que serán los hombres del mañana


Entrevista de Carme Escales a Joan Triadú en El Periódico de Catalunya / Lunes, 18 de enero 2009

La mañana del 4 de junio de 1992, Joan Triadú fue citado en el colegio Thau de Barcelona, del que es cofundador. Los 1.200 alumnos de la escuela que marcó su carrera pedagógica llenaban todos los patios del centro para regalarle un aplauso multitudinario: le había sido concedido el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes. La foto de aquella inmensa felicitación sorpresa es la portada del libro que hoy presenta: Textos i pretextos de pedagogia. 1938-2008 (Eumo editorial).

–Levantaron una escuela alternativa y catalana en pleno franquismo. ¿Qué anécdotas guarda de ello?
–Teníamos que estar siempre pendientes de la censura. Cuando había una inspección, escondíamos los libros en catalán y llevábamos a los niños a una planta y a las niñas a otra, porque tenían que estar, al menos, un kilómetro separados. El inspector solía hacer la vista gorda.

–¿Qué dejan 70 años en el aula?
–Algo que no se paga con dinero. A los 16 años, en plena guerra, di mi primera clase. Mis alumnos tenían 10 años. Si en algún sitio he sido feliz, ha sido dando clase. Todavía ahora echo de menos la escuela.

–¿Cuál es el profesor ideal?
–Aquel que no se queda en su tarima, sino que pasea por la clase haciendo participar a los alumnos y hace que estos se sientan, a la vez, atendidos y protagonistas. La escuela debe ser activa y participativa.

–¿Y lo más difícil para un maestro?
–Que los alumnos acepten de buen grado tu manera de hacer, no de pensar. Y que piensen por su cuenta.

–¿Qué temas aborda su libro?
–El trato con los alumnos, su inmersión, la relación con los padres...

–¿Qué ha mejorado y qué no?
–Tenemos libertad y democracia. Catalunya tiene un Estatut y el catalán, en lugar de estar prohibido, es la lengua de la escuela. Pero falta exigencia. Antes, la pedagogía valoraba el esfuerzo, trabajo y personalidad del alumno, y le educaba el carácter. Hoy, eso se valora menos.

–¿Cree que por eso se fracasa?
–A los alumnos que no pasan a secundaria no se les ha exigido suficiente esfuerzo. Parece que los padres temen enfrentarse a los hijos por los estudios, por si les dan la espalda. Muchos hablan de amistad, pero la condición de padres y amigos es diferente. Amigos tendrán los que tengan, padres, solo unos.

–¿Cómo se construye el esfuerzo?
–Acostumbrándolos a dar todo el rendimiento de manera espontánea y alegre, no como castigo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Joan Triadú ha sido un gran maestro, pero aún más, es una gran persona. Y en cuanto a su escuela... forman a personas.

Pilar Vidal Clavería dijo...

He tenido la suerte de comprobarlo personalmente hace un par de horas, ya que he podido asistir a la presentación de su libro.

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