Este es un libro donde las reflexiones sobre nuestra libertad, giran alrededor de unas jaulas, en las que nuestra mente nos mantiene presos, jaulas en las que permanecemos, porque nos acomodamos y donde la excusa es el argumento para no salir a volar.
Estas jaulas son nada menos que ocho y en cada una de ellas vemos reflejadas esas cadenas invisibles que nos privan de nuesta libertad.
La lectura del libro me ha acercado a las Flores de Bach, porque actúan como herramientas de conocimiento personal y que como ya dijera Horacio en la cita que encontramos en este libro de Torralba, "¿Quien es libre, pues? El sabio, que se comanda el mismo". Para comandarse a uno mismo es necesario, conocerse a uno mismo y las Flores de Bach son un buen medio para conseguirlo.
Algunas de las Flores de Bach son:
Willow, ante las excusas para echar a volar siempre aparece el resentimiento contra la vida, y la frase, si no fuera por.... es siempre el justificante de su mal humor.
Honeysuckle, para ese peso del pasado, tanto dulce como amargo, que también puede ser como una jaula, que nos limite la libertad en el presente y nos ayudará a cortar con el pesar, lo nostalgía de lo que dejemos atrás.
Y una de las flores de Bach que creo puede tener más sentido y fuerza para lograr el vuelo camino de la libertad puede ser Centaury, porque nos ayudará a soltarnos de los vínculos basados en la sumisión y en la explotación.
La virtud que desarrolla Centaury es precisamente la Fortaleza y podemos entender como fortaleza a esa fuerza de voluntad que nos permitirá llevar a cabo nuestro proyecto personal, nos ayudará a saber decir no, que es todo un arte, nos recuerda Torralba.
Y termina el libro con una potente exclamación: ¡Vuela!, para lo que de nuevo, como sucedierá con el prólogo, una obra de René Magritte sirve de imágen gráfica, en este caso se trata de Los compañeros del miedo de 1942.
Un miedo del que tanto nos habló en sus escritos el doctor Bach, ese miedo que nos impide volar, y que cómo escribiera el doctor Bach en su obra Curáte a ti mismo: "Otra ayuda fundamental para nosotros en desechar el miedo. En realidad el miedo no tiene cabida en el natural reino humano, porque nuestra Divinidad interior, que es nosotros, es invencible e inmoratal, y con tal que nos diéramos cuenta de ello, como Hijos de Dios, no tendríamos nada que temer".
Pilar Vidal Clavería
Terapeuta floral
junio 2010
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