Siempre lo he llamado Ginkgo biloba, no solo ginkgo, árbol de las pagodas, árbol sagrado o árbol de los 40 escudos, nombres por los que también es conocido este auténtico fósil viviente.
Ayer en el Recordatorio de Hiroshima, quedó pendiente una fotografía, la de uno de los árboles más emblemáticos e imponentes del Japón, el Ginkgo biloba y que también se encontraba en el Parque Conmemorativo de la Paz, ocupando un lugar no únicamente decorativo sino merecido y propio, ya que tras la explosión de la bomba atómica, fue uno de los pocos árboles que quedó en pie en las cercanías del epicentro y el reverdecer de sus hojas fue motivo de esperanza en la ciudad destruida.

Podemos apreciar en esta serie de fotografías como va cambiando en el tiempo el color de sus hojas, del verde a un amarillo dorado.


Fotos: Pilar Vidal Clavería
6 comentarios:
Cruzando alamedas del paseo
he visto aquellos árboles sagrados
que conmueven recuerdos no olvidados
de la guerra, la muerte y destrucción...
Quiero alzar mi voz hacia las copas,
deslizarme en las hojas de amarillo
y dar mi voz en préstamo gratuito
para decir en alto esas cosas
calladas en voces sin la voz.
Y un beso se suba por las ramas
¡Qué hermosura de árbol!
Besos
hola, tu blog es hermoso, esta lleno de luz y amor, me encanta, te invito si quieres a que pases por mi blog ya que tenemos muchas cosas en comun, te copie un videito que vi por ahi, gracias y sigue compartiendo cosas hermosas
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Un árbol que me gustaría tener cuando sea muy mayor, he leido de Él y sus propiedades, creo que en Granada sólo hay uno, buscaré más. Un saludo y gracias por tu blog
Gracias por mostrarme cómo es el ginkgo , conocía sus propiedades para restablecer el riego sanguíneo y me lo imaginaba como una plantita enana , una raíz o algo así , tipo jengibre.
Y fíjate qué majestuoso.
Besos.
Jo també el vaig conèixer en els jardins de la Universitat. Després en vaig descobrir un a la Gran via on hi havia els Escoles Franceses. Ara n'hi ha a més llocs de la ciutat. És molt bonic i evolutivament, molt antic. Quan vaig anar al Japó em va cridar l'atenció el gran nombre de ginkgos que hi havia plantats a les vores de les carreteres. Però després vaig pensar que era normal, perquè és originari d'aquelles terres.
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