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jueves, 25 de noviembre de 2010

La felicidad

La felicidad es más ligera que una pluma;

nadie sabe cómo cogerla.


La desgracia es más pesada que la tierra;


nadie sabe cómo desprenderse de ella.


Chuang Tsé

Los grandes destructores de la felicidad son los estados de ánimo tales como el temor, la ansiedad, la depresión, la impaciencia, la irritabilidad, la aflición, etcétera.
El doctor Bach era práctico por encima de todo, y así fue grande su regocijo cuando descubrió que había ciertas flores y árboles de la Naturaleza dotados del poder de hacer desaparecer nuestros temores, nuestras ansiedades, nuestra impaciencia y cosas por el estilo, y de ayudar a devolvernos la alegría de vivir.


Y al recuperarse la felicidad se recupera también la salud, puesto que la alteración en el estado mental de un paciente siempre precede a una alteración en su cuerpo, y la enfermedad, cualquiera sea, simplemente desaparece.

Este sistema de curación floral que nos ha sido dado por el doctor Bach es un retorno a la curación auténtica, porque no sólo se alivia el estado físico sino, lo que es mucho más importante, se cura la mente y el individuo en su totalidad logra reanimarse y encuentra la felicidad.

Robert Victor Bullen

Texto extraido del libro Fiel a ti mismo de Mary Tabor, con comentarios y notas de Lluís Juan Bautista


Garza blanca en el santuario Itsukushima-jinja de Miyajima, octubre 2010

Garza blanca en el santuario Itsukushima-jinja de Miyajima, octubre 2010

Garza blanca en el santuario Itsukushima-jinja de Miyajima, octubre 2010

Garza blanca en el santuario Itsukushima-jinja de Miyajima, octubre 2010
Fotos; Pilar Vidal Clavería

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Ginkgo biloba

Al Ginkgo biloba lo descubrí en los jardines de la Universidad de Barcelona, cuando estudiaba Ciencias Biológicas y la Facultad de Biología estaba en la plaça de la Universitat de Barcelona, como ya comenté en la entrada Paseo, del mes de junio.

Siempre lo he llamado Ginkgo biloba, no solo ginkgo, árbol de las pagodas, árbol sagrado o árbol de los 40 escudos, nombres por los que también es conocido este auténtico fósil viviente.

Ayer en el Recordatorio de Hiroshima, quedó pendiente una fotografía, la de uno de los árboles más emblemáticos e imponentes del Japón, el Ginkgo biloba y que también se encontraba en el Parque Conmemorativo de la Paz, ocupando un lugar no únicamente decorativo sino merecido y propio, ya que tras la explosión de la bomba atómica, fue uno de los pocos árboles que quedó en pie en las cercanías del epicentro y el reverdecer de sus hojas fue motivo de esperanza en la ciudad destruida.

Ginkgo biloba, Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima, octubre 2010


Podemos apreciar en esta serie de fotografías como va cambiando en el tiempo el color de sus hojas, del verde a un amarillo dorado.


Ginkgo biloba en la colina de Ueno, Tokio, octubre 2010

Ginkgo biloba en el recinto del Daibutsu de Kamakura, octubre 2010

Ginkgo biloba en Kioto, octubre 2010

Ginkgo biloba en Miyajima, octubre 2010

Ginkgo biloba en la cima del monte Misen de Miyajima, noviembre 2010

Fotos: Pilar Vidal Clavería

martes, 23 de noviembre de 2010

Recordatorio

Para recordar la desolación que la ciudad de Hiroshima, cuando el 6 de agosto de 1945, sufrió el primer ataque con bombas atómicas de la historia de la humanidad, la Cúpula de la Bomba atómica (Gembaku Domu) se mantiene erigida frente al Parque de la Paz.

Este edificio había sido construido en 1915 como pabellón de Fomento de la Industria y la bomba atómica explotó prácticamente sobre él y después de la guerra se decidió conservar su armazón como homenaje.

Cúpula de la Bomba atómica (Gembaku Domu), Hiroshima, octubre 2010

Escultura frente a la Cúpula de la Bomba atómica (Gembaku Domu), Hiroshima, octubre 2010

Escultura frente a la Cúpula de la Bomba atómica (Gembaku Domu), Hiroshima, octubre 2010

Rio Motoyasu en Hiroshima,octubre 2010

Cruzando el río se encuentra el Parque Conmemorativo de la Paz (Heiwa-koen), donde el cenotafio rodea la llama de la paz, que sólo se apagará cuando se haya destruido la última arma nuclear de la tierra.

Arco de la Paz en el Parque de la Paz de Hiroshima, al fondo la Cúpula de la Bomba atómica, octubre 2010

Llama de la paz en el Parque de la Paz de Hiroshima, octubre 2010

El Pabellón Nacional de la Paz de Hiroshima (1994), por las víctimas de la bomba atómica tiene un lucernario de vidrio en forma de reloj, que recuerda las ocho y quince mínutos, hora en que cayó la bomba.

Exterior del Pabellón Nacional de la Paz de Hiroshima, octubre 2010

Esculturas y jardines, dolor y esperanza, ornamentan el recinto del Parque Conmemorativo de la Paz.

Escultura en el Parque de la Paz de Hiroshima, octubre 2010

Jardines en el Parque de la Paz de Hiroshima, octubre 2010

Grabado en piedra hace tiempo,
Perdido en la arena que cambia de puesto,
En el medio de un mundo que se desmenuza,
La visión de una flor

Tamiki Hara
Fotografías: Pilar Vidal Clavería

sábado, 20 de noviembre de 2010

Koyasan

Cuando se honra a los muertos
y se mantiene viva la memoria de los antepasados más lejanos,
la fuerza de un pueblo alcanza su plenitud

Confucio


En Koyasan, centro de la escuela Shingon de budismo esotérico, se encuentra el cementerio Oku-no-in, un sendero de adoquines, conduce a través del bosque de cedros centenarios por un camino de tumbas, mausoleos y lápidas a un lugar donde el paisaje y su arquitectura están plenamente integrados


Oku-no-in, Koyasan, octubre 2010

Oku-no-in, Koyasan, octubre 2010

Oku-no-in, Koyasan, octubre 2010

Oku-no-in, Koyasan, octubre 2010

Oku-no-in, Koyasan, octubre 2010

Oku-no-in, Koyasan, octubre 2010

Oku-no-in, Koyasan, octubre 2010
Fotos: Pilar Vidal Clavería

lunes, 15 de noviembre de 2010

Gratitud

Con una sola virtud, la gratitud, el mundo podría estar en paz.
Debemos reconocer que cada persona que hay en el mundo
es el bienhechor de otra. No sólo los humanos, sino también los gatos
y los perros son bienhechores de la humanidad, incluso los gorriones.
Si nos hacemos conscientes de nuestra deuda de gratitud,
seremos incapaces de hacer daño o de oprimir

Buddhadasa Bhikkhu

Daibutsu, Gran Buda de Nara, octubre 2010
Foto: Pilar Vidal Clavería

domingo, 14 de noviembre de 2010

Mercados en Japón

El pescado, la estrella en la comida japonesa, atúnes, salmones, gambas, huevas y muchos más se encuentra por excelencia en los pasillos de la lonja del pescado Tsukiji, de la ciudad de Tokio, compartiendo el espacio con unos carritos motorizados que van a velocidad de crucero.

Lomos de atún en la lonja de pescado de Tsukiji, Tokio, octubre 2010

Carrito motorizado en la lonja de pescado de Tsukiji, Tokio, octubre 2010

Pulpo a la venta en la lonja de pescado de Tsukiji, Tokio, octubre 2010

Restos de pescado en la lonja de pescado de Tsukiji, Tokio, octubre 2010

Contable en la lonja de pescado de Tsukiji, Tokio, octubre 2010

Huevas de pescado en la lonja de pescado de Tsukiji, Tokio, octubre 2010

Y otra de las estrellas de la comida japonesa, son los encurtidos, como estos del mercado cubierto de Nishiki de Kioto, o también el pescado aunque seco en estos casos.

Encurtidos en el Nishiki de Kioto, octubre 2010

Encurtidos en el Nishiki de Kioto, octubre 2010

Calamares secos en el Nishiki de Kioto, octubre 2010

Pescado seco en el Nishiki de Kioto, octubre 2010

Y de los mercados interiores, al mercado exterior de la ciudad de Takayama, donde encontramos paradas de venta, básicamente de frutas y verduras.

Hortalizas en el mercado exterior de Takayama, noviembre 2010

Mercado exterior de Takayama, noviembre 2010

Mercado exterior de Takayama, noviembre 2010
Fotos: Pilar Vidal Clavería

El mercado de pescado Tsukiji y muchas cosas más de Tokio en el programa: Españoles en el mundo

sábado, 13 de noviembre de 2010

Quietud

Quien conoce la quietud posee la despreocupación de las flores bajo la brisa, la pureza de la nieve en el claro de luna.
Quien conoce el placer
puede valorar las transformaciones del agua y de los árboles, de los bambués y de las piedras

Hong Zicheng

Invitaciones a la quietud y al placer de la contemplación en los jardines de Japón

Flor blanca en el jardín del Tenryu-ki de Kioto, octubre 2010

Transformación al rojo de las hojas del arce


Hojas de arce en el jardín del Tenryu-ki de Kyoto, octubre 2010

Transformación de los troncos en los árboles del bambú


Bambués en el bosque de Arashiyama de Kyoto, octubre 2010
Fotos: Pilar Vidal Clavería

jueves, 11 de noviembre de 2010

El monte Kurama

Como comentaba ayer en la entrada al blog uno de mis momentos Japón, el regalo, fue la visita a la montaña sagrada de Kurama.

Llegamos a la estación de Kurama en tren desde Kyoto, después de media hora de trayecto y en la salida nos encontramos con esta desafiante y enojada máscara de madera.

Máscara en el exterior estación tren de Kurama

Nos dirijimos a la entrada del recinto de la montaña sagrada de Kurama y que recorre a través de su magnífico bosque de cedros un total de 31 templos y santuarios.

Preguntamos en la entrada cual de los templos era el más cercano a la meditación que el doctor Mikao Usui realizó durante sus 21 días en la montañana sagrada y donde fue iniciado en el uso de la fuerza sanadora del Reiki y nos indicaron en el mapa que entregan como entrada que era el 29, el Okunoin Mao-den.

Tríptico informativo a la entrada del recinto de Kurama

Escaleras y senderos señalizados siguen el camino de ascensión por la montaña y es habitual encontrarse con cedros, el árbol nacional del Japón, como este que facilmente llegaba a los 70 metros de altura

Cedro en la montaña de Kurama

Sendero en la montaña de Kurama


En el lugar correspondiente al número 15 del plano, en la mitad del trayecto, está el templo de Kurama, que cuenta con varios edificios que han sido reconstruidos, como el Honden, sala principal.



Honden, main hall, en la montaña de Kurama

Jardín zen en el Templo de Kurama

Junto al triptico de la entrada una hoja recoge la oración para la felicidad del Sonten de Kuramayana:

El Sonten, la trinidad formada por el Espíritu de la Luna, el amor, el Espíritu del Sol, la luz, el Espíritu de la Tierra, la energía.

Oh, Sonten,
Bello como la luna,
Caliente como el sol,
Poderoso como la Tierra,

Concede tu bendición sobre nosotros para elevar a la humanidad y aumentar nuestra riqueza y gloria.

En este lugar sagrado, haz que la paz pueda derrotar a la discordia, que el desinterés pueda vencer la codicia, que las palabras sinceras puedan superar el engaño y que el respeto pueda superar los insultos.

Llena nuestros corazones de alegría, eleva nuestro espíritu y llena nuestros cuerpos de gloria.

Sonten, Gran Señor del Universo, Gran Luz, Gran Motor, derrama sobre nosotros que nos reunímos para adorarte, a aquellos que se esfuerzan por tocar su corazón, una nueva fuerza y luz gloriosa.

Confiamos en Sonten para todas las cosas.

(La traducción al inglés es de la señora Tenko Matsushita y al castellano con el traductor de La Vanguardia)

Las raíces de los cedros centenarios sobresalían y se entrelazaban en algunas partes del camino, era todo un espectáculo el contemplarlo.


Raíces de cedros entrelazadas en el Monte Kurama

Feliz junto a un cedro centenario


Era habitual encontrar a personas ante los templos y santuarios realizando pregarias y oraciones


Templo en el Monte Kurama

Raíces de cedros entrelazadas en el Monte Kurama

Y finalmente la llegada al Okunoin Mao-den, un lugar repleto de paz, calma y serenidad

Okunoin Mao-den

Interior del Okunoin Mao-den

Interior del Okunoin Mao-den

Y el recuerdo de los principios del Reiki junto al bosque de cedros:

Solo por hoy... no te preocupes
Solo por hoy... no te enojes
Honra a tus padres, maestros y ancianos
Gana tu vida honestamente
Demuestra gratitud y respeto a todos los seres vivientes


Bosque de cedros en el monte Kurama
Fotos: Pilar Vidal Clavería
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