Estuvimos cuatro días de navegación y las horas fueron transcurriendo de manera agradable, combinando los tiempos de descanso con el disfrutar del paisaje, las comidas y también de documentales interesantes sobre la Patagonia.
Uno de los documentales fue El viaje del emperador que no había visto en el cine y que resultó fabuloso, con unas imágenes bellísimas, de la dura y difícil vida de la emigración de los pingüinos en la Antártida.
Atravesamos canales, más o menos estrechos y también en el segundo día navegamos por mar abierta, con unos movimientos que durante un rato hicieron constantes las visitas al lavabo, hasta que ya el cuerpo se habituó y conseguimos dormir toda la noche.
El tiempo era frío, por eso el gorro para la cabeza y los guantes fueron imprescindibles para salir al exterior y contemplar el paisaje y las montañas cubiertas de nieve.
1 comentario:
Precioso. Eres afortunada.
Un beso
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