jueves, 19 de marzo de 2009

Pérdida y duelo

La tercera de las conferencias en la II Jornada sobre el final de la vida, La muerte en los niños y adolescentes, en la Universidad de Vic, fue impartida por Concepció Poch, licenciada en Filosofía y Letras. Con el título Pedagogía de la enfermedad y la muerte en los niños y adolescentes, al igual que hiciera la primera conferenciante Victòria Camps, empezó hablando de la finitud, en este caso de la pedagogía de la finitud.

Educar para la muerte es educar para la vida, la última página en el libro de la vida es la muerte.

En la sociedad actual, hedonista y consumista donde la técnica está omnipresente, se adora a la juventud, el miedo a envejecer es el miedo a perder.

Estableció diferencias entre la perdida y el duelo.

La pérdida, como lo que sentimos al quedar privados de algo, que puede ser físico, psicológico o simbólico. Pérdidas relacionales o intrapersonales. Perdidas materiales o evolutivas. Las perdidas nos obligan a cambiar.

Y el duelo definido como la respuesta emotiva a la pérdida o ausencia de alguien o de alguna cosa, el proceso de duelo entendido como algo natural, normal y esperado, cuando se produce una pérdida.

El duelo no es un estado, es un proceso, en ningún caso es una enfermedad.

Recordó las etapas del duelo descritas por la doctora Elisabeth Kübler Ross (Negación - Rabia - Negociación - Depresión- Aceptación) y las descritas por J.Willian Worden (Aceptación-Trabajo-Adaptación-Recolocación)

Para que los niños comprendan la muerte han de tener claros una serie de conceptos:

La muerte es universal, irreversible, implica una no funcionalidad y una causalidad. La muerte es un final que puede tener una continuación o no dependiendo de las creencias de cada uno.

Explicó también Concepció Poch que los niños desde preescolar hasta los 6 años identifican la muerte en sueños y como una separación.
Los adolescentes pueden entender la muerte, todo y que no son capaces de imaginar que les pueda suceder a ellos.

Es básico en los procesos del duelo acompañar al niño, y en el cuando y cómo dar la noticia, explicó que lo mejor es que se haga lo antes posible, en un ambiente conocido, con ternura y por alguien conocido y querido por el niño.
Es importante que los niños no se sientan excluidos, y que no se sientan culpables, evitando explicaciones confusas y dejando algún recuerdo de la persona que ha muerto.
Recordó la importancia de los hermanos que quedan, que en ocasiones pueden ser olvidados.
Los niños se percatan y elaboran el duelo.
No mentir nunca a los niños
Es importante en las situaciones límites, manifestar los sentimientos y las emociones y transformarlos en valores, ante la tristeza, el victimísmo, el aislamiento. la impotencia, la rabia y la desesperación podrán surgir valores como la ternura, la dedicación, la amistad, la humildad, la solidaridad, la compasión.


Plaça Major de Vic
Foto: Pilar Vidal Clavería

1 comentario:

jose luis regojo dijo...

Creo que te puede interesar esta entrada de mi blog: http://joseluisregojo.blogspot.com.es/2013/01/max-y-su-sombra.html
Un saludo

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