martes, 28 de abril de 2009

Ética y educación

Al ver el apellido Orozco en El Periodico de Catalunya de hoy, he pensado en Ricardo Orozco, mi primer maestro en el mundo de las Flores de Bach, no se si tiene algún vínculo familiar con Mariana Orozco, pero leyendo la entrevista descubro que tienen puntos en común, ambos nos explican que además de la supervalorada inteligencia lógica, tenemos inteligencia emocional, el último libro de Ricardo, Inteligencia Emocional y Flores de Bach, es prueba de ello.

Si seguimos leyendo vemos como aparecen otros aspectos relacionados con las Flores de Bach, el "lo quiero Ya", asociado con el Impatiens del doctor Bach, precisamente la primera esencia que descubrió y que tan implicado está en nuestra sociedad.

El doctor Bach nos habla de cualidades o lecciones a desarrollar con cada uno de los Doce Sanadores, Mariana también habla de valores y principios para ser feliz.

28/4/2009 Edición Impresa LA ENTREVISTA CON MARIANA OROZCO, PROFESORA
El Periodico de Catalunya

Mariana Orozco: "Para ser feliz hay que ser valiente"
Coordina en España la asociación Educación Universal, destinada a orientar a niños, y a sus padres, sobre las actitudes y los principios éticos humanos que ayudan a ser feliz.

ÀNGELS GALLARDO

¿Se proponen enseñar a ser feliz?
La búsqueda de la felicidad forma parte de todas las culturas, es lo más universal que existe. Es la máxima aspiración de los seres humanos. Lo que nosotros intentamos es dar pautas para que los niños sean conscientes de cómo uno percibe la realidad y dónde están los errores que causan insatisfacción. Esta forma de percibir la realidad implica observar las actitudes con que se afronta la vida.

El sistema educativo no incluye el aprendizaje de la felicidad.
No solo no lo incluye sino que considera que no es adecuado enseñar eso. Hay quien opina que educar a los niños para que sean felices es como formarlos para que sean tontos, porque si son felices significa que viven en un mundo que no es real, aislados del sufrimiento. Si entiendes las cosas así, es lógico que aceptes que la escuela sea un reflejo de la sociedad, pero esa es una educación parcial e insatisfactoria, que no desarrolla todas las inteligencias.

¿Las inteligencias?
El sistema educativo evalúa la inteligencia lógico matemática y la verbal. Es un método fragmentado. Y fragmenta a las personas: separa el intelecto de las cualidades que se asocian con el corazón y las emociones. Todo lo relacionado con la inteligencia interpersonal y con la capacidad de ver el interior de uno mismo no existe. No se está enseñando a escoger las actitudes ante la vida que ayudan a ser feliz. Aprender a ser feliz implica tener sabiduría.

¿A que llama sabiduría?
A la capacidad de conocerse uno mismo. A saber cómo reacciono ante las situaciones que me rodean, sin filtros ni prejuicios. Y a ser capaz de cambiar las actitudes que me impiden ser feliz. Eso puede hacerse pensando en uno mismo y en los demás.

¿Todo eso se puede enseñar?
Por supuesto. No son cosas que nazcan espontáneamente en nuestra mente. La idea de Educación Universal surgió al observar esa fragmentación. Este proyecto lo inició un lama tibetano, Thubten Yeshe, hace más de 30 años en California (EEUU). Observó que la enseñanza aplicada en Occidente no respondía a las necesidades de las personas, y propuso una forma de educación que uniera la inteligencia lógica, matemática y científica, con las emociones y con la inteligencia espiritual.

Una suma.
Sí. Una unificación de la persona, para la que habría que crear un lenguaje universal, completamente libre, aplicable a todos los seres humanos y que, al mismo tiempo, se contextualice con la cultura de cada país. Como la primera parte ya se hace en las escuelas, nosotros empezamos por la segunda, aunque el objetivo es hacerlas coincidir: enseñar todos los conocimientos con métodos que tengan en cuenta la ética y las actitudes positivas.

¿Qué actitudes ayudan a ser feliz?
Generosidad, honestidad, bondad, respeto, gratitud, paciencia, responsabilidad, humildad... Si uno no es humilde no es capaz de aprender de los demás; el respeto es imprescindible para convivir de forma armoniosa, agradable y feliz. La paciencia es necesaria para aceptar las cosas como son. No hablo de resignación, sino de la capacidad de aceptar que unas cosas son posibles y otras que requieren paciencia. Ahora vivimos en la cultura del "lo quiero: ¡ya!".

Han seleccionado 16.
Si, pero hay más. Tres fundamentales son tener principios, aspiraciones y valentía.

¿Tener principios y aspiraciones?
Nosotros no planteamos unos principios concretos: proponemos que cada cual aprenda a buscas los principios con los que se identifica, que sea capaz de tomarlos como propios y que siga ese camino. Y lo mismo con las aspiraciones. Eso exige mucha valentía, porque implica darse cuenta de para qué vale uno mismo, cuál es su talento natural, su don, y atreverse a defenderlo. Realizarlo. Para ser feliz hay que ser valiente.

Proponen una gran reflexión.
Son aspectos naturales de las personas, pero es necesario que alguien introduzca esas ideas. Si no buscas tus propios principios, acabas adoptando, por defecto, los que te está dando la sociedad, que se resumen en: consigue más cosas materiales y serás más feliz. Y ya hemos visto que eso, en realidad, no hace feliz.

¿Ven posible reconducir la educación hacia este tipo de valores?
Posible, sí; sencillo, no. Todos estarían de acuerdo en que es bueno potenciar el respeto, la tolerancia, la bondad... pero hay muchos otros valores, los esenciales, que se defienden de palabra pero no de obra.

¿Por ejemplo?
La generosidad. La gratitud. La responsabilidad. El altruismo. Tal vez con los niños sea más fácil. Estamos haciendo una experiencia piloto en un instituto de secundaria de Barcelona, donde se está uniendo la enseñanza de las artes plásticas con la ética. Es una introspección a través del arte. Parece que les gusta.




1 comentario:

JOSE CARLOS dijo...

Me encanta la entrada, y si quieres saber hasta qué punto coindimos, echa un vistazo a mi último libro, Inteligencia natural (Toromítico, 2013). Educar en la felicidad importa más que educar en el conocimiento, y la inteligencia "moral" es una de las cuatro en equilibrio que nos ayuda a alcanzar esa meta. Me encanta. Creo que para educar en la felicidad, lo primero, es aceptar nosotros mismos el reto de ser felices... Toda una aventura. Gracias por el artículo y un abrazo. José Carlos Aranda

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