lunes, 18 de enero de 2010

Presentación libro Joan Triadú

Esta mañana al incluir en el blog la entrevista de El Periódico, no sabía que acabaría asistiendo a la presentación del libro Textos i pretextos de pedagogia 1938-2008, de Joan Triadú, que se ha realizado esta tarde en la Institució Cultural del CIC, en la Via Augusta de Barcelona.

Ha resultado que se celebraba cerca de mi consulta, y a las siete de la tarde he podido ver personalmente al maestro Joan Triadú y a los miembros de la mesa de presentación de su libro.

Ha resultado una presentación excelente, una reflexión al amparo del libro sobre la Educación y el papel del maestro en la escuela.

Una educación que valora el esfuerzo y da posibilidades ceadoras y un maestro que acompaña a los alumnos a pensar de la manera correcta.

Francesc Torralba participaba en la presentación como director de l'Associació CIC y citando fragmentos del libro de Joan Triadú, ha destacado algunas cuestiones como que un maestro ha de tener cultura y estimular la dimensión emocional.

Que una virtud indispensable para un buen maestro es la clarividencia, un saber ver más alla y la donación, ya que el maestro da, aquello que sabe y aquello que es.

La importancia de ser cuidadoso con la expresión oral y con la escrita y vigilar la permisividad, pues puede llevarnos a la banalización.

Finalmente Joan Triadú ha intervenido brillantemente explicando anécdotas y vivencias, finalizando con una frase "Soy viejo, pero no me siento".

Entre líneas

Esta entrevista es muy corta y sin embargo se pueden deducir entre cosas, el darse cuenta de la importancia de hacer lo que nos gusta para ser feliz, y la importancia del papel de la escuela y de la educación en los niños de hoy que serán los hombres del mañana


Entrevista de Carme Escales a Joan Triadú en El Periódico de Catalunya / Lunes, 18 de enero 2009

La mañana del 4 de junio de 1992, Joan Triadú fue citado en el colegio Thau de Barcelona, del que es cofundador. Los 1.200 alumnos de la escuela que marcó su carrera pedagógica llenaban todos los patios del centro para regalarle un aplauso multitudinario: le había sido concedido el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes. La foto de aquella inmensa felicitación sorpresa es la portada del libro que hoy presenta: Textos i pretextos de pedagogia. 1938-2008 (Eumo editorial).

–Levantaron una escuela alternativa y catalana en pleno franquismo. ¿Qué anécdotas guarda de ello?
–Teníamos que estar siempre pendientes de la censura. Cuando había una inspección, escondíamos los libros en catalán y llevábamos a los niños a una planta y a las niñas a otra, porque tenían que estar, al menos, un kilómetro separados. El inspector solía hacer la vista gorda.

–¿Qué dejan 70 años en el aula?
–Algo que no se paga con dinero. A los 16 años, en plena guerra, di mi primera clase. Mis alumnos tenían 10 años. Si en algún sitio he sido feliz, ha sido dando clase. Todavía ahora echo de menos la escuela.

–¿Cuál es el profesor ideal?
–Aquel que no se queda en su tarima, sino que pasea por la clase haciendo participar a los alumnos y hace que estos se sientan, a la vez, atendidos y protagonistas. La escuela debe ser activa y participativa.

–¿Y lo más difícil para un maestro?
–Que los alumnos acepten de buen grado tu manera de hacer, no de pensar. Y que piensen por su cuenta.

–¿Qué temas aborda su libro?
–El trato con los alumnos, su inmersión, la relación con los padres...

–¿Qué ha mejorado y qué no?
–Tenemos libertad y democracia. Catalunya tiene un Estatut y el catalán, en lugar de estar prohibido, es la lengua de la escuela. Pero falta exigencia. Antes, la pedagogía valoraba el esfuerzo, trabajo y personalidad del alumno, y le educaba el carácter. Hoy, eso se valora menos.

–¿Cree que por eso se fracasa?
–A los alumnos que no pasan a secundaria no se les ha exigido suficiente esfuerzo. Parece que los padres temen enfrentarse a los hijos por los estudios, por si les dan la espalda. Muchos hablan de amistad, pero la condición de padres y amigos es diferente. Amigos tendrán los que tengan, padres, solo unos.

–¿Cómo se construye el esfuerzo?
–Acostumbrándolos a dar todo el rendimiento de manera espontánea y alegre, no como castigo.

domingo, 17 de enero de 2010

Impaciencia

Hay en el blog varias entradas de Impatiens, algunas de ellas relacionadas con el tiempo y con esa necesidad de conseguir las cosas ya.

Las primeras frases del reportaje las podríamos poner como ejemplos para determinar ese estado o carácter Impatiens negativo y al que tan bien le irán las gotas de la probablemente primera esencia que descubriera el doctor Bach en 1928.

Borja Vilaseca publicó en El País el 19 de diciembre 2009 este reportaje sobre la Impaciencia.

Es un reportaje largo, ten paciencia, y disfrútalo.

Querer acelerar el ritmo de los acontecimientos es una distorsión de nuestra mente. La clave para cambiar consiste en aprender a disfrutar el momento presente.

"Me gusta que las cosas sucedan cuando yo quiero"
"Odio que me hagan perder el tiempo"
"Mándame el informe urgentemente"
"¡Hay que ver qué lenta es la gente!"
"Ya va siendo hora de que cambien las cosas"
"¡Date prisa, que llegamos tarde!"
"¡Lo necesito ahora mismo!"
"¿Por qué no me ha llamado todavía?"
"¡Me muero por que sea viernes!"
"No soporto que me hagan esperar"

"Para tener una actitud más constructiva hay que recordar de vez en cuando que todos los procesos tienen su función y su tempo"
Si le resulta muy familiar alguna de estas afirmaciones, seguramente conocerá bien qué es la impaciencia. Pero no se preocupe. Es una distorsión psicológica que tiene cura. Tan sólo basta comprender que es inútil. No sirve absolutamente para nada. Por más que nos quejemos, enfademos y lamentemos, las cosas van a seguir yendo a su ritmo, tal y como lo han estado haciendo y lo van a seguir haciendo siempre.
Y no sólo eso. Es muy perjudicial para nuestra salud emocional. Cada vez que nos invade la impaciencia es como si tomáramos un vasito de cianuro, vertiendo veneno sobre nuestra mente y nuestro corazón. Eso sí, a pesar de que vivimos en una sociedad que premia y ensalza la velocidad y la inmediatez, desprenderse del hábito de "querer las cosas para ya" es posible. Todo se reduce a un simple cambio de actitud.
EL VENENO DE LA PRISA
"Deseamos ser felices aun cuando vivimos de tal modo que hacemos imposible la felicidad"
(San Agustín)
Imagínese que está al volante de su coche, conduciendo tranquilamente por una calle de un solo carril. De pronto se forma una inesperada caravana. Aunque usted no puede verlo, parece que un camión se ha detenido unos cuantos metros más adelante para realizar una descarga. Pasan los segundos y usted sigue sin poder avanzar. Poco a poco empieza a ponerse nervioso. Echa un vistazo a su reloj y suelta un tedioso resoplido.
Al poco rato comienzan a sonar los primeros bocinazos. En medio de aquel insoportable ruido, finalmente pierde la paciencia y, harto de esperar, se suma a la protesta y toca varias veces el claxon con rabia.
Al cabo de un rato retoma la marcha, impotente y molesto por lo sucedido. Puede que usted no sea consciente, pero las emociones negativas que ha creado mientras apretaba el claxon con fuerza le van a acompañar el resto del día. ¿Y todo ello para qué? ¿Acaso su impaciencia le ha servido para acelerar la descarga realizada por el camión? ¿Realmente cree que el conductor ha tardado más de lo necesario aposta sólo para fastidiarle? Lo paradójico es que la impaciencia sólo le ha perjudicado a usted.
LA RAÍZ DE LA IMPACIENCIA
"Lo que causa tensión es estar 'aquí' queriendo estar 'allí', o estar en el presente queriendo estar en el futuro"
(Eckhart Tolle)
Pero entonces, ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué somos impacientes? Aunque parezca mentira, ninguno de nosotros elige tomar esta actitud cuando la vida no se ajusta a nuestros planes. Por el contrario, la impaciencia surge mecánica y reactivamente de nuestro interior cuando vivimos de forma inconsciente. Se trata de un efecto, un síntoma, un resultado negativo que pone de manifiesto que la mirada que estamos adoptando frente a nuestras circunstancias es errónea.
Si volvemos al ejemplo del atasco de tráfico anterior -que puede ser extrapolado a cualquier otra situación cotidiana-, nos damos cuenta de que nuestro malestar surge al poner el foco de nuestra atención en el denominado "círculo de preocupación". Es decir, en todo aquello que no depende de nosotros, como que el conductor del camión realice la descarga más rápidamente. Y al no poder hacer nada al respecto, nos invade la impotencia, y con ésta, el agobio, el enfado y la lamentación.
Sin embargo, el camión tiene todo el derecho de pararse y realizar la descarga, de igual manera que nosotros también detenemos nuestro coche a veces, haciendo demorar a otros conductores. Si nuestro día a día no es más que un continuo proceso repleto de otros necesarios para que todos podamos completar nuestras actividades personales y profesionales, ¿dónde está el problema? ¿Por qué es tan difícil adaptarse a lo que sucede?
EL ARTE DE VIVIR DESPIERTO
"Si no hallas satisfacción en ti mismo, la buscas en vano en otra parte"
(François de la Rochefoucauld)
La respuesta se encuentra dentro de nuestra cabeza. Cada vez que nos sentimos impacientes, ocasionándonos a nosotros mismos un cierto malestar, significa que estamos interpretando los acontecimientos externos en base a una creencia limitadora: que nuestra felicidad no se encuentra en este preciso momento, sino en otro que está a punto de llegar. O, dicho de otra manera: como creemos que no podemos estar a gusto en medio de un atasco, deseamos que éste termine de inmediato para poder llegar a nuestro destino, donde sí podremos gozar de nuestro bienestar.
Sin embargo, funcionar según esta falsa creencia revela una verdad incómoda, que suele costarnos bastante aceptar: la impaciencia suele ser un indicador de que no estamos a gusto con nosotros mismos. Porque si lo estuviéramos realmente, no tendríamos ninguna prisa en que el camión (o cualquier otra persona, cosa o situación) avanzara a una velocidad mayor de la que lo está haciendo. Ni siquiera aparecería la prisa, pues ya sabríamos de antemano que no sirve para acelerar el ritmo de lo que nos sucede.
Lo cierto es que sólo a partir de un estable bienestar interno podemos empezar a relacionarnos con nuestras circunstancias de una manera más consciente, pudiendo tomar la actitud y la conducta más convenientes en cada momento. A esta capacidad, los psicólogos y coachs contemporáneos la llaman "vivir despierto". Al darnos cuenta de que no podemos cambiar lo que nos sucede, sí podemos modificar nuestra actitud, centrándonos en el denominado "círculo de influencia". En el caso del atasco, implicaría respirar profundamente, poner la radio, cantar, pensar en positivo y otras acciones que dependieran por completo de nosotros.
De esta forma nos ahorraríamos la desagradable compañía de la impaciencia, un huésped que de tanto visitarnos termina por instalarse indefinidamente en nuestro interior. Eso sí, para adoptar esta actitud más constructiva es necesario que nos recordemos de vez en cuando que todos los procesos que conforman nuestra vida tienen su función y su tempo. De ahí que, por más que intentemos acelerarnos, siempre terminaremos chocando una y otra vez con esta inmutable verdad, causándonos por el camino la experiencia del malestar.
LA VIDA TIENE SU PROPIO RITMO
"El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla"
(Lao Tse)
Cuenta una historia que un hombre paseaba por el campo, aburrido, sin nada qué hacer. De pronto se encontró un capullo de mariposa y decidió llevárselo a casa para distraerse un rato, viendo cómo ésta nacía. Tras veinte minutos observando la crisálida, empezó a notar cómo la mariposa luchaba para poder salir a través de un diminuto orificio.
El hombre estaba realmente excitado. Jamás había visto nacer a una mariposa. Sin embargo, pasaron las horas y allí no ocurrió nada. El cuerpo del insecto era demasiado grande, y el agujero, demasiado pequeño. Impaciente, el hombre decidió echarle una mano. Cogió unas tijeras y, tras hacer un corte lateral en la crisálida, la mariposa pudo salir sin necesidad de hacer ningún esfuerzo más.
Satisfecho de sí mismo, el hombre se quedó mirando a la mariposa, que tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas, débiles y arrugadas. El hombre se quedó a su lado, esperando que en cualquier momento el cuerpo de la mariposa se contrajera y desinflara, viendo a su vez crecer y desplegar sus alas. Estaba ansioso por verla volar.
Sin embargo, debido a su ignorancia, disfrazada de bondad, aquel hombre impidió que la restricción de la abertura del capullo cumpliera con su función natural: incentivar la lucha y el esfuerzo de la mariposa, de manera que los fluidos de su cuerpo nutrieran sus alas para fortalecerlas lo suficiente antes de salir al mundo y comenzar a volar. Su impaciencia provocó que aquella mariposa muriera antes de convertirse en lo que estaba destinada a ser.

LA FILOSOFÍA DEL 'AQUÍ Y AHORA'
"Bendito regalo es este al que llaman presente"
(Sebastian Skira)
Más allá de comprender que todos los procesos que forman parte de nuestra existencia tienen su propio ritmo, despedirse de la impaciencia también implica descubrir que lo que necesitamos para ser felices ya se encuentra en este preciso instante y en este preciso lugar. De hecho, es imposible hallarla en ningún otro momento ni en ninguna otra parte.
Aunque se ha repetido hasta la saciedad, los seres humanos tenemos un peculiar rasgo en común: tendemos a olvidar lo que necesitamos recordar y a ser víctimas y esclavos de esta negligencia. Así, el pasado es un recuerdo y el futuro es pura imaginación. Lo único que existe de verdad es el presente, que es el espacio y el tiempo donde podemos recuperar el contacto con nuestro bienestar interno. Aunque no nos lo parezca, ahora mismo todo está bien. Todo está en su sitio, tal y como tiene que ser. El problema lo crea nuestra mente cuando no acepta lo que hay, tratando de cambiar lo externo, que no depende de nosotros, y posponiendo nuestra propia transformación, que sí está a nuestro alcance.
Algunos coachs especializados en desarrollo personal proponen que la próxima vez que nos invada la impaciencia nos preguntemos: "¿Qué es lo que no estoy aceptando? ¿Qué le falta a este momento? ¿De qué manera lo que está sucediendo me impide ser feliz? ¿Qué prisa tengo? ¿Qué voy a hacer luego?". Al analizar las respuestas, concluimos que desear que llegue un futuro imaginario suele ser una consecuencia de no estar en paz con nosotros mismos en el presente. Aprendemos a fluir cuando comprendemos que la realidad siempre es aquí y el momento siempre es ahora.

Vivir el momento

Cuenta una historia que el sabio Confucio animó a uno de sus discípulos a caminar por un bosque. Mientras el maestro paseaba distraídamente, silbando y observando los árboles y los pájaros con los que iba cruzándose por el camino, su acompañante parecía nervioso e inquieto. No tenía ni idea de adónde se dirigían. Harto de esperar, finalmente el discípulo rompió su silencio y le preguntó: "¿Adónde vamos?". Y Confucio, con una amable sonrisa en su rostro, le contestó: "Ya estamos".


Y si has llegado al final no te habrá pasado como a Miguel Ríos a quien le domina la impaciencia en su canción Santa Lucía

sábado, 16 de enero de 2010

Libro y DVD de Flores de Bach

Ayer en el encuentro semanal Viernes activos en la sede de Sedibac, había un nuevo libro de Flores de Bach.

Ricardo Orozco, presidente de Sedibac, nos presentó a Artur Jose Lopes autor de Flores de Bach Curando Emociones.

Se trata de un libro de divulgación con dos componentes diferenciados, de un parte el libro escrito por Artur, con una introducción de conceptos básicos sobre Edward Bach, su filosofia e indicaciones prácticas sobre los preparados de las Flores de Bach y una descripción de los 38 remedios, clasificando las flores por los siete grupos emocionales que definió el propio doctor Bach.

Todas las flores que ilustran este libro son de Jordi Cañellas, autor del Cuaderno Botánico de Flores de Bach.

En el DVD de 70 minutos seguimos a Artur y a Jordi en una visita por El Jardí de les essències donde nos muestran la elaboración de las esencias por los métodos de solarización y ebullición y unos Cuadernos de campo de algunas Flores de Bach que se encuentran en el Jardí y donde los diálogos entre ambos nos dan una visión completa de algunas de las Flores de Bach desde un punto de vista emocional compartido con su Signatura.

Este material se ha producido por El mundo de las terapias que tiene un portal dedicado exclusivamente al mundo de las terapias alternativas, con una revista mensual y de descarga gratuita EMT.

jueves, 14 de enero de 2010

Elegir

La flor Scleranthus fue descubierta por el doctor Bach en Cromer, en 1930, y tiene unas pequeñas flores de color verde, es la flor que nos aporta equilibrio, la virtud que desarrolla es la Estabilidad frente a la Indecisión como defecto.

Si recordamos la definición del doctor Bach:

Para quienes sufren mucho por ser incapaces de decidir entre dos cosas; primero les parece bien una, luego la otra. Generalmente son personas calladas que sobrellevan solas su dificultad, ya que no se sienten inclinadas a comentarla con otros

E. Bach


Scleranthus
Foto: Pilar Vidal Clavería

En el último programa de Redes ¿Por qué más es menos? podemos ver como se repite una y otra vez este patrón personal definido por el doctor Bach en Scleranthus, uno de sus doce primeros remedios.

En el resumen del programa leemos:

¿Somos más libres por tener más donde elegir… o más bien nos ahogamos en el océano de posibilidades que tenemos a nuestro alcance? El psicólogo Barry Schwartz nos da en Redes algunos consejos para no sucumbir a la perpetua insatisfacción que nos persigue en la sociedad moderna marcada por la abundancia.

Cuentos y mandalas con Flores de Bach

En el pasado Congreso Sedibac de Terapia Floral celebrado en mayo pasado en Barcelona, en la Mesa Temática Niños, dos de las ponentes Isabel Poveda y yo habíamos utilizado en nuestro trabajo con las Flores de Bach los cuentos de Diana Drexler.

La autora argentina Diana Drexler tiene publicados entre otros libros Flores y Cuentos Para chicos contentos y ...para los tristes también, en seis volúmenes.

En el prólogo de sus cuentos explica que las Flores de Bach se han convertido en verdaderas cmpañeras de camino, y el gran potencial de las flores en el trabajo con los niños, sus historias unen el mundo mágico de los cuentos con la enseñanza y sabiduria que brindan las flores.

El cuento que utilicé, gracias a la colaboración de Elena Ramos, en los Campamentos de verano de Estimulación Infantil del 2008, se encuentra en el volumen V y se titula El mantel de la araña Pepa y tiene como protagonista a Chicory.

El cuento explica como con Chicory podemos aprender a ser libres, a cortar los apegos que nos ligan y nos enseña que el amor verdadero pasa por la libertad y el respeto a los otros y a nosotros mismos.

Elena Ramos, la psicomotricista, colaboradora en los Campamentos desde su primera edición, basa su trabajo en el desarrollo de cuentos durante sus sesiones. Hizo la representación de la Mariposa Chicory, el mensaje era el mismo que el de la araña Peapa, representar al tipo de personas que siempre nos están haciendo favores, nos dan obsequios, mimos y toda clase de atenciones, pero que cuando no se les devuelven se sienten decepcionados y abandonados.

Tras la escucha atenta del cuento se realizó un circuito psicomotriz y un juego simbólico que permitió a los niños estimular su imaginación y trabajar con los valores del propio cuento, que en este caso eran los defectos a superar en un estado Chicory negativo: posesividad, egoismo y autocompasión.

Otra actividad que permitió en los Campamentos acercar a los niños a las Flores de Bach fue pintar un mandala.

Mercè Blanco y Marisa Jiménez son co-autoras de los Cuadernos de trabajo de Flores de Bach expresadas en mandalas.

Escogí el mandala de Wild Rose, la rosa silvestre, una flor que aporta alegría y energía. Tenían la fotocopia del mandala y la pintaban y coloreaban a su gusto.


En el Blog La vida en plenitud hay una entrada muy completa de información sobre los Cuadernos de trabajo de Flores de Bach expresadas en mandalas, elaborada por Beatriz López Castro.

Tambien podemos tener más información sobre Mandalas en el Mandala Club Barcelona.


miércoles, 13 de enero de 2010

Niños de hoy

Uno de los libros de consulta para la conferencia que daré esta tarde en la Associació Namasté, Las Flores de Bach y sus aplicaciones en los niños, es el de las hermanas chilenas Amanda y María Ester Céspedes Calderón, Terapia Floral para niños de hoy, y que ya está en su segunda edición.

Planteo la charla intentando dar respuestas a dos preguntas:

¿Cómo pueden las Flores de Bach ayudar a los niños?

¿Cómo pueden incidir en el desarrollo de valores o virtudes en los niños?

Es en relación a la primera de estas preguntas donde este libro puede ser de utilidad.

El trabajo de las hermanas Céspedes Calderón se complementa muy bien, Amanda es neuropsiquiatra de niños y adolescentes y María Ester Terapeuta Floral, además de Terapeuta ocupacional, cuentista y pintora.

Ambas siguen un modelo integral de salud, donde se tienen en cuenta diversos factores biológicos, psicológicos, biográficos, ambientales y sociales, todos ellos unidos con un elemento esencial: el del amor.

El objetivo de su trabajo es que el niño sea feliz, que este relajado y confiado, motivado y asombrado.

La mirada artística de María Ester la vemos en los títulos de los capítulos del libro, como en el de De la experiencia a la vivencia: La paleta del pintor y los archivos ocultos, donde Amanda nos explica como actúan nuestros neurorreguladores desde un aspecto más científico y así podamos saber como actúan sustancias como la serotonina o la dopamina entre otras.

Encontramos desde relatos de casos prácticos, situaciones comunes a muchos niños, hasta la descripción de los centros energéticos de nuestro organismo. Y también una serie de frases expresadas por los niños en relación a cada unos de los 38 remedios del doctor Bach.

Podemos leer en la red una entrevista con Amanda Céspedes.

martes, 12 de enero de 2010

Esculturas

Estos días en Barcelona además de la exposición de esculturas de Auguste Rodin, El Arte en la calle, de la Obra Social de La Caixa, otra exposición esta vez en el edificio de La Pedrera de Caixa Cataluya nos acerca a la escultura.

Se trata de obras de Aristides Maillol (1861-1944), uno de los escultores más destacados y originales de la primera mitad del pasado siglo XX.

Cartel a la entrada de la exposición

Se trata de una retrospectiva y en el interior del edificio de la Pedrera podemos seguir la evolución de su obra, encontrando pinturas, dibujos, tapices y como no bellísimas esculturas.

Las obras del interior no se pueden fotografiar, aunque si una que se encuentra frente al edificio modernista de La Pedrera, en el Passeig de Gràcia, El río (1938-1943) que representa la figura de una mujer arrastrada por una corriente y La montaña (1937) en uno de los patios interiores del edificio de Gaudi.


Escultura en bronce 'El Río'

Escultura en plomo, "La montaña"

En la exposición hay en una serie de paneles con frases de Aristides Maillol como esta:

Yo no he llegado a esta idea de síntesis a través de la razón, sino mediante el estudio de la naturaleza que es donde me he inspirado directamente y siguiendo mi sentir personal

Al observar estas dos esculturas aparece una relación con dos Flores de Bach.

Por una parte El rio con Star of Bethlehem, Ornithogalum umbellatum, la flor que se encuentra en el Grupo Sexto, para el desaliento o la desesperación, y que escogió el doctor Bach:

Para los que sufren un gran malestar debido a acontecimientos que les han producido una gran infelicidad. El shock causado por graves noticias, la pérdida de un ser querido, el susto que sigue a un accidente o cosas parecidas. Alivia a quienes por un tiempo se niegan a aceptar consuelo.
E. Bach

El rio

Detalle de El rio

Detalle de El rio


La toma de la esencia nos ayudará a sobreponernos ante cualquier situación que nos suponga un trauma o un schok, recordemos que es uno de los componentes del Remedio Rescate.

Y la otra escultura, La montaña, la podemos relacionar con Crab Apple


Este es el remedio de la limpieza. Para quienes sienten que algo no muy limpio en ellos.
Con frecuencia se trata de algo aparentemente poco importante, otras veces puede ser un trastorno más serio que casi pasa desapercibido comparado con aquello en lo que se concentran.
En ambos casos el individuo está ansioso de verse libre de una cosa en particular que en su mente es muy importante y le parece esencial que sea curada.
Se desalientan si el tratamiento fracasa.
Como este remedio es un agente limpiador, purifica las heridas cuando el paciente tiene motivos para creer que le ha entrado un veneno que es necesario eliminar.
E. Bach


Detalle de La montaña

La montaña

En el estado Crab Apple, remedio que encontramos también en el Sexto Grupo o Epígrafe, Para el desaliento o la desesperación, la sensación de impureza está muy presente, con la toma de la esencia se desarrolla una acción de limpieza que puede abarcar diversos aspectos desde el mental al físico.

Fotos: Pilar Vidal Clavería

lunes, 11 de enero de 2010

Uno mismo, entrevista con Francesc Torralba

Si el reportaje de ayer de El País, nos hablaba de los otros y de lo que necesito de los demás para ser feliz, la entrevista de hoy de La Vanguardia lo complementa, ya que nos explica el beneficio de alternar la vida en soledad y en compañia.

Francesc Torralba

"La soledad es un antídoto a la banalidad y a la superficialidad"

Judith Martínez, Barcelona, 11/01/2010, La Vanguardia/ Ciudadanos

En un tiempo en que la soledad "tiene muy mala prensa", Francesc Torralba defiende los beneficios de estar con uno mismo en un su último libro. En El arte de saber estar solo, el doctor en filosofía y teología, habla de la soledad buscada, de la que ya habló Unamuno, la que nos "sirve para ordenar las ideas, y el corazón, para proyectar, y crear".

Francesc Torralba afirma que "las grandes obras se han hecho en soledad"

¿Estar solo es sinónimo de estar marginado?
Uno de los objetivos de este libro es romper con el tópico de que la soledad por definición es negativa, un aspecto que nos margina y nos separa de los otros. Yo defiendo la soledad creativa. No como un estado permanente, pero sí alternándolo con la vida en compañía.

Y, ¿qué es la soledad creativa?
Es un viaje sin retorno, de confrontación con uno mismo. El ruido, la interacción, la multiplicidad de imágenes nos dispersa y nos evita pensar en aquello que realmente nos puede hacer sufrir. La soledad nos hace pensar en los pequeños vínculos, el tipo de vida que llevamos, nuestros proyectos, frustraciones. Una ocasión para profundizar, ver los puntos débiles de uno mismo y los recursos que dispone.

Parece un estado incómodo.
No es fácil resistir a la soledad, por eso es un estado que de entrada se evita. Hay gente que no soporta estar solo en una habitación durante una tarde, por ejemplo, y enseguida busca conectarse, encontrar vínculos, navegar: buscar algún amigo por facebook. Pero hay que resisitir este primer impacto, esa necesidad comunicativa, para disfrutar de todo lo que te aporta.

¿Cúales son sus beneficios?
Por un lado, te permite hacer una valoración del pasado, un análisis positivo, pero también proyectar aquello que queremos hacer en los próximos años. Nos damos cuenta de qué vida libre o esclava llevamos, cuáles son nuestras jaulas, dependencias, servidumbres. En ese aspecto, la soledad es iluminadora, transparente.

Encontrarse con uno mismo.
Es como estar desnudo delante de un espejo. Y ahí, a diferencia de lo que a veces hacemos con los demás, no te puedes autoengañar. Es un proceso de autoconocimiento muy beneficioso a la hora de emprender proyectos, porque analizas tus puntos fuertes y débiles, aprendes a protegerte de los peligros, a decidir dónde poner todo tu potencial, a la vez que te encuentras con tus propias decepciones, frustraciones.

Pero, no es lo mismo estar solo que sentirse sólo
Es paradójico el hecho de que vivimos en sociedades masificadas y sin embargo a veces nos sentimos tremendamente solos. Te puedes sentir solo en medio de la Plaza Catalunya, o comiendo en familia el día de Navidad. Pero este sentimiento no tiene que ver con el estar solo o no, sino con la proximidad que tienes con las personas. Una persona puede estar aislada, en un refugio de montaña, pero sentirse acompañada porque sabe que alguien piensa en ella, se preocupa, la quiere, y está pendiente de si las cosas le van bien o no. Hay que diferenciar entre la soledad física y la emocional.

Suena a experiencia espiritual
Todos los grandes pensadores la han recomendado como algo básico. En cuanto a los grandes maestros espirituales, detrás de cada uno de ellos siempre hay alguien que ha practicado el silencio y la soledad con mucha frecuencia, como Jesús, que antes de predicar estuvo cuarenta días en el desierto. Parece que antes de poder decir alguna palabra valiosa, has de pensarla y meditarla, porque es así cuando adquiere otro valor y deja rastro en la historia. En cuanto a la experiencia religiosa también cuenta mucho la escucha, la voz de la que se habla en el Antiguo Testamento. Las grandes creaciones religiosas y espirituales son lugares de encuentro con el misterio, la divinidad, ya se le llame Alá, Cristo, o Buda, todas ellas hablan y recomiendan el encuentro personal con el misterio.

Y tras el silencio: la creación…
Los grandes creadores, poetas, artistas, literatos, músicos, ¿cómo han creado sino en soledad? Cerrándose en su taller esperando aquella inspiración o aquel buscar el argumento, verso o fórmula mágica. Es una ocasión para la creación intelectual. Las grandes obras se han hecho en soledad.

¿Se puede buscar la soledad, pero no encontrarla?
Hay que buscar paréntesis. Yo tengo cinco hijos y la busco cuando salgo a correr. Hay que buscar momentos para encontrarte contigo mismo, valorar lo que has hecho, analizar tus vínculos. El camino de casa al trabajo puede ser un buen momento para encontrar tu pequeño tiempo contemplativo, para meditar, reflexionar, intentar parar la actividad mental, y sentirte plenamente integrado en lo que estás haciendo en ese momento.

¿Un paseo por la montaña?
Tenemos que aprender a pasear de nuevo, disfrutando de todo lo que nos ofrece la naturaleza a través de un camino. Vamos directo al lugar y cuanto antes mejor, con un tipo de mentalidad muy planificada. Y el paseo es dejarte sorprender por un árbol, un pájaro, o un ruido.

Tenemos demasiados estímulos.
Si una persona vive permanentemente estimulada por estímulos externos, ¿dónde queda su singularidad? Detrás de una persona con mucha singularidad o personalidad, con estilo propio, hay una persona que siembra habitualmente la soledad, que no tiene miedo a encontrase a sí mismo, que hace ejercicios de autoconocimiento. Y sólo conociéndonos a nosotros mismos nos permite profundizar más en el otro. Cuando uno viaja a la soledad, es cuando piensa qué quiere hacer con su vida, y aquí es cuando puede hacer de ella un proyecto singular, quien soy y adónde quiero ir.

Tendemos a fijarnos en el otro
Si uno está siempre viendo qué hacen los demás, imitando, la singularidad se disuelve. En la medida que evitamos la soledad y el silencio, también perdemos mucha riqueza. Una persona que lee, escribe o escucha música en soledad, lo hace en un grado de profundidad superior. Tengo la impresión de que cuando estamos continuamente interaccionando, aquello que evocas o dices no ha estado suficientemente pensado, reflexionado, y se convierte en una banalidad. La soledad también es un antídoto a la banalidad y a la superficialidad. Por eso la debemos cultivar.

¿Qué ocurre con la generación del facebook?
La red es maravillosa por la transparencia de conocimientos que ofrece, pero no banalicemos las palabras, no llamemos amigo a un nombre a quien le puedes enviar una información por Internet. Los ordenadores, debidamente tutorizados están bien, pero los niños deben saber estar en silencio y soledad para descubrir quienes son, entender que las personas ricas espiritualmente son las que menos necesitan y las más precarias, las que se ven en necesidad de estímulos constantes.


Momentos para la soledad y para la compañía

Foto: Pilar Vidal Clavería

domingo, 10 de enero de 2010

Aprendizaje

Podemos encontrar en este reportaje de El País de hoy algunos de los temas que comento en el blog, desde el duelo a las Constelaciones Familiares. Son historias contadas con sinceridad y algunas nos resonaran más que otras, de todas podemos aprender.

REPORTAJE


¿Qué necesito de los demás para ser feliz?


10/01/2010

La familia, la pareja y los amigos son una fuente de cariño y apoyo, pero también de problemas. Para mejorar nuestros vínculos afectivos hemos de empezar por cuidar nuestra relación con nosotros mismos. Segunda entrega de esta serie de tres reportajes sobre crecimiento personal.




"Interpretamos lo que nos sucede de forma egocéntrica: queremos que la realidad se adapte a nuestros deseos"
Por más que nos lo hayan hecho creer, no somos medias naranjas: somos naranjas enteras
Los demás no nos dan ni nos quitan nada. Nunca lo han hecho. Sólo son espejos de lo que tenemos y nos falta
"El rencor es una semilla muy tóxica que echa raíces en nuestro interior, nos debilita y nos hace vulnerables" 
Teresa Casas "No poder tener hijos ha sido una lección de amor incondicional"

35 años. Casada. Gestora financera. El detonante de su fortalecimiento fue el no poder ser madre.
"Al cumplir los 30, lo que más valoraba era la estabilidad que me daban mi profesión y mi relación de pareja. Pronto surgió un nuevo proyecto compartido: ser padres. Poco a poco esta ilusión se convirtió en un difícil reto. Y a día de hoy todavía no hemos podido hacerlo realidad.
He probado todo tipo de tratamientos para conseguir quedarme embarazada, pero no ha habido manera. Incluso pusimos en marcha dos procesos de adopción. Han sido cinco años de muchos sueños y esperanzas, pero también de lágrimas y frustraciones. Tras este largo y duro proceso, que he compartido codo con codo con mi pareja, agradezco al destino que no me lo haya puesto fácil.
La adversidad me ha brindado la oportunidad de crecer y descubrir algo que no esperaba: la libertad. Me he cuestionado muchas cosas y se me han abierto puertas que no esperaba. He cooperado en proyectos infantiles en varias partes del mundo y me siento comprometida con mi crecimiento personal. Y este viaje hacia adentro me ha preparado a la vez para ser madre de cualquier niño, de cualquier raza, condición, con o sin problemas.
Mi corazón está lleno de experiencias de amor hacia otros niños y niñas, que siempre formarán parte del hijo que algún día quizás llegará a mi vida. Me siento agradecida porque este tiempo de espera me ha permitido conocerme a mí misma, entrando en contacto con mi verdadera esencia.
Ahí residen mi confianza y mi coraje. He aprendido a luchar por mis sueños desde la libertad y a tomar consciencia de lo que quiero hacer con mi vida. Además de llegar a ser madre, estoy comprometida con impulsar proyectos orientados a fomentar el desarrollo personal en la sociedad".

No estamos solos. Y aunque queramos, tampoco podemos estarlo. Nuestra existencia se entremezcla constantemente con la vida de otras personas. Somos hijos. Hermanos. Padres. Abuelos. Amigos. Novios. Esposos. Ex. Viudos. Cuñados. Tíos. Sobrinos. Primos. Yernos. Suegros. Compañeros. Jefes. Empleados... Desde que nacemos hasta que morimos, cada paso que damos y cada etapa que vivimos van acompañados por una serie de roles sociales, que a la vez son fuente de alegría y de tristeza, de confianza y de miedo, de paz y de ira...

De las relaciones humanas surgen nuestros momentos de mayor felicidad y también nuestros peores instantes de sufrimiento. En algunos casos, como le pasó a Teresa Casas, estas experiencias suceden incluso antes de poder establecer un vínculo afectivo. La gran paradoja es que las personas que más queremos son también con las que más conflictos tenemos. Por eso muchos concluyen que no pueden vivir con los demás, pero tampoco sin ellos.

Frente a esta disyuntiva, los expertos en crecimiento personal abogan por concebir nuestra vida social como una oportunidad de aprendizaje. Sobre todo para mejorar nuestra competencia en el arte de establecer vínculos sanos y sostenibles. Entre otros reconocidos psicólogos, destaca el escritor Xavier Guix, quien defiende que "hablando no se entiende la gente". A su juicio, "la mayoría de conflictos humanos tienen su raíz en la confusión, en los malentendidos lingüísticos y, sobre todo, en nuestra incapacidad para establecer relaciones reales, objetivas y profundas".

No en vano, en toda comunicación humana existen tres niveles: "Primero están nuestras motivaciones, es decir, lo que pretendemos conseguir o aportar en nuestra interacción con los demás. Luego viene nuestra manera de expresar dichas intenciones por medio del lenguaje, la actitud y la conducta. Y finalmente se encuentra la interpretación subjetiva de nuestro interlocutor", explica este experto. "Por más que a este proceso lo llamemos comunicación, a veces hay un abismo entre las motivaciones del emisor y la interpretación final del receptor".

Y no sólo eso. En general, "los seres humanos interpretamos lo que nos sucede de forma egocéntrica: queremos que la realidad se adapte a nuestros sueños, necesidades y expectativas, lo que condiciona y dificulta nuestra interrelación con otras personas", añade Guix, autor de Pensar no es gratis. 
Creencias, comunicación y relaciones.

Así, "los problemas aparecen cuando los demás no cumplen con lo que esperamos de ellos, cuando hacen o dicen cosas con las que no estamos de acuerdo o cuando se interponen en nuestro camino para conseguir lo que deseamos". Y concluye: "Por más que solamos buscarla fuera, la raíz de nuestros conflictos relacionales está en nuestro interior".

Elma Roura "Mi madre ha sido mi gran maestra en el arte de vivir"
25 años. Vive en pareja. Terapeuta y fundadora del centro Desarrolla-te. El detonante de su fortalecimiento personal fue el sufrimiento derivado de la relación con su madre.
"Ya desde muy pequeña solía escuchar a mi madre decir que su vida sería mejor, que sería más feliz, si pudiera cambiar de jefe, de trabajo, o si consiguiera llegar más pronto a casa...
Finalmente todo eso llegó, pero ella seguía sintiéndose presa del sufrimiento, culpando a los demás por su infelicidad. Después de convivir con tanta depresión, así como de experimentar algún que otro episodio traumático, me di cuenta de que el único lugar donde podía buscar respuestas era dentro de mí. Eso me hizo despertar.
Por el camino, la relación con mi madre se erosionó hasta tal punto que dejamos de hablar. Entonces mi anhelo de felicidad casi se convirtió en una obsesión. No paraba de luchar y de reaccionar por todo y contra todos. No lograba comprender en qué consistía esto de 'vivir'.
Sin darme cuenta, me había convertido en la mujer insatisfecha de la que tanto trataba de huir. Con el tiempo descubrí que en realidad no luchaba contra ella, sino contra mí misma. Al comprender que no era necesario demostrar nada a nadie, y que todo dependía de cómo yo observaba la realidad, dejé de buscar la felicidad: la había encontrado dentro de mí. Desde entonces sigo aprendiendo cada día, compartiendo y acompañando a los demás en su proceso de aprendizaje, pero con una serenidad interna que parece sobrevivir a todas las tormentas de la vida. Si bien mi madre ha sido la persona con la que más conflictos he tenido, también es de la que más he aprendido y a la que estoy más agradecida. Actualmente mi relación con ella está basada en el cariño y el amor. Le debo mucho más que el hecho de poder estar viva".

La historia de Elma Roura no es, ni mucho menos, un caso aislado. La sombra de "papá y mamá" suele ser más alargada de lo que nos gustaría. Y es curioso, porque nadie pone en duda que nuestros padres (y madres) son de las personas que más nos van a querer a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, sus buenas intenciones a veces tienen un efecto nocivo en la construcción de nuestra identidad y nuestro estilo de vida.

Así, el condicionamiento recibido durante nuestra infancia nos deja una huella difícil de borrar.
"El legado emocional de nuestros padres es como una mochila que cargamos a nuestras espaldas, repleta de creencias, normas y valores que nos dicen quiénes hemos de ser y de qué manera hemos de vivir", afirma el director del Instituto Gestalt, Joan Garriga, experto en constelaciones familiares.
Y ésta es la esencia de la gran mayoría de conflictos existentes en el seno de las familias.
"Algunos padres hacen con sus hijos exactamente lo que les hicieron a ellos cuando eran niños: inculcarles una manera determinada de ver y comprender el mundo, obstaculizando el descubrimiento de sí mismos y de la vida", sostiene Garriga. Eso sí, se ha de tener muy en cuenta que "nadie nos ha enseñado a ser padres, sin duda alguna la profesión más exigente de todas".
Sea como fuere, "al entrar en la edad adulta muchos hijos culpan a sus progenitores por sus carencias afectivas, sus inseguridades e incluso por la rabia que experimentan al ver cómo el conflicto y la insatisfacción siguen protagonizando sus relaciones más íntimas", añade Garriga, autor de ¿Dónde están las monedas? El cuento de nuestros padres.

Aunque es mucho más fácil y cómodo señalar a nuestros progenitores como los culpables de nuestra infelicidad, "tarde o temprano llega un día en que no nos queda más remedio que responsabilizarnos de nuestro destino".

Sin duda alguna, "ésta es la verdadera emancipación, que suele venir acompañada de una de las mayores crisis existenciales que sufrimos a lo largo de nuestra vida: aceptar que, más allá de nuestro pasado, nuestro único problema en este preciso momento somos nosotros mismos". Al igual que consiguió Elma Roura con su madre, "lo que nos cura es que podamos abrazar en nuestro corazón a nuestros padres y no tanto que seamos abrazados por ellos", concluye Garriga.

Carlos Ocho "El amor llena de dicha al que ama y no tanto al amado"

28 años. Soltero, con pareja. 'Product manager' de la escuela de negocios EADA. El detonante de su fortalecimiento fue una ruptura de pareja que le desgarró por dentro.
"Siempre me he considerado y me han visto como una persona muy abierta, cercana y sociable. Sin embargo, mi punto débil siempre fueron las relaciones de pareja, una dificultad que ya vi en mis padres, quienes terminaron separándose. A los 22 años, tras 8 años de confusión y dudas, de conflictos internos y de mentiras, tuve la honestidad y el coraje de enfrentarme a mí mismo. Acepté mi homosexualidad. Desde aquel día, mi compromiso con la verdad y con ser transparente conmigo mismo y con los demás no ha dejado de crecer. Al principio, mis relaciones de pareja seguían durando muy poco y siempre sufría mucho cuando finalizaban. Pero todo cambió hace dos años. Tras romper con mi último novio, entré en una profunda crisis que me anuló como persona. A pesar de la angustia y del dolor que sentía, me di cuenta de que aquella dramática experiencia no provenía tan sólo de la separación. Si bien había un cierto dolor asociado al duelo de aquella ruptura, me hice responsable del sufrimiento que añadía yo. Esta toma de consciencia fue el comienzo de mi trabajo interior. El autoconocimiento me ayudó a comprender los porqués de todo lo que me había sucedido en mis relaciones más dolorosas y conflictivas. A día de hoy sólo conservo gratitud por todas esas experiencias de adversidad y superación personal, pues sin ellas no hubiera descubierto mi verdadera vocación. Estoy comprometido con enseñar y compartir con los demás el inmenso poder que reside en nuestro interior. El gran reto es dejar de vivir de forma inconsciente, aprendiendo de todo lo que nos depara la existencia".

Tanto si aprendemos de nuestros padres como si no, el siguiente gran maestro que aparece en nuestra vida viene bajo el nombre de "pareja". Ninguna otra relación puede proporcionarnos una mayor estabilidad emocional que la de nuestro compañero (o compañera) sentimental. Sin embargo, las consultas de psicólogos y terapeutas están llenas de pacientes que han convertido estos vínculos afectivos en una adicción muy difícil de lidiar y mucho más de superar. De hecho, algunas personas temen enamorarse y comprometerse por miedo a volver al infierno que supone separarse del ser querido.

Por más romántico que pueda parecernos, "el sufrimiento derivado de cualquier relación amorosa tan sólo pone de manifiesto que hemos encerrado nuestro amor en la invisible cárcel de la dependencia", afirma el psicólogo clínico, Walter Riso, autor de ¿Amar o depender? Cómo superar el apego afectivo y hacer del amor una experiencia plena y saludable.

En opinión de este experto, "depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorrespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente". No en vano, detrás de esta dependencia se esconde uno de los virus más letales que atenta contra nuestra salud emocional: el apego.
Popularmente se considera sinónimo de "afecto, cariño o estimación". De hecho, hay quien dice que el apego es "natural" y "sano", pues es una muestra del "amor" que sentimos por la persona a la que vivimos apegados. E incluso algunos afirman con cierto orgullo que "cuanto más apego se tiene, más se ama". Pero nada más lejos de la realidad. "Cuando nos apegamos a nuestra pareja creemos inconscientemente que sin ella no podemos ser felices, destruyendo cualquier posibilidad de amarla", sostiene Riso.

Bajo el embrujo de esta falsa creencia, "nace en nuestro interior la obsesión de poseerla, de garantizar que esté siempre a nuestro lado", añade este experto. "Y el miedo a perderla nos lleva a tomar actitudes defensivas y conductas preventivas". Es entonces cuando aparecen los celos, "un síntoma que revela que vemos a nuestra pareja como algo que nos pertenece".
Por el camino terminamos perdiéndonos a nosotros mismos, tal y como le sucedió a Carlos Ocho. De ahí que las rupturas sentimentales supongan una de las experiencias más traumáticas, pero a la vez más transformadoras de nuestra vida. "De nuevo a solas, cara a cara con nosotros mismos, podemos tomar consciencia de que nuestra felicidad, antes de ser compartida, debe existir primero dentro de nosotros mismos", concluye Riso. Por más que nos lo hayan hecho creer, no somos medias naranjas: somos naranjas enteras. Al menos así podemos sentirnos cuando nos amamos a nosotros mismos.

Nuria Chiva "Lo que buscaba en los demás era lo que no me daba a mí misma"
27 años. Vive en pareja. Educadora social.
El detonante de su fortalecimiento fue una depresión, en la que cayó por olvidarse de sí misma.
"A los 21 años estudiaba tercero de carrera, trabajaba ocho horas al día y era directora y monitora voluntaria en una organización social. Intentaba sacar las mejores notas, ser la mejor en el trabajo, la mejor en la familia, la mejor amiga y la mejor novia. Pero tener una agenda frenética y el deseo constante de intentar agradar a todo el mundo me llevó a pagar un precio muy alto: una mañana no pude levantarme de la cama. Fui víctima de un fuerte ataque de ansiedad. Estuve 10 meses de baja por depresión. No tenía fuerzas ni ganas para vivir. Me quedé vacía. Durante aquella depresión salieron a flote la separación de mis padres, la muerte de mi abuela y una fuerte dependencia emocional hacia el que había sido mi primer amor. Fue entonces cuando decidí emprender un duro trabajo personal con la ayuda de un psicólogo. A su lado descubrí que todo lo que no encontraba en mí lo buscaba en el exterior, haciendo mil cosas para tapar mi vacío y creando todo tipo de dependencias con los demás. ¡Me había olvidado de mí misma!
Gracias al apoyo incondicional de mi madre, de mi ex pareja y de unos pocos amigos, aprendí una gran lección: si mi autoestima la dejo en manos de los demás, de lo que no depende de mí, estoy perdida. Hoy doy gracias a la vida por haberme ofrecido esa vivencia, ya que he iniciado un camino de búsqueda hacia mi aceptación y mi crecimiento personal.

Ahora intento escucharme para darme lo que necesito. Y cada día valoro más a las pocas personas con las que puedo establecer vínculos afectivos de verdad. Doy gracias por haber encontrado a mi actual pareja, Santi, y por ser hija de mi madre, que es mi gran maestra en la escuela de la vida".

Después de nuestros padres y de la pareja, otro de los vínculos afectivos más importantes es el formado por nuestro círculo más íntimo de amigos. A todos nos gusta sentir que pertenecemos a un grupo humano. Saber que podemos contar con otras personas nos da seguridad. Su apoyo nos ayuda en nuestra toma de decisiones. Además, parece que las tristezas se diluyen cuando se comparten, mientras que las alegrías se multiplican.

Para algunos, los amigos son aquellas pocas personas que verdaderamente nos comprenden y nos aceptan tal como somos. E incluso hay quien afirma que, al ser elegidos de forma voluntaria y consciente, constituyen una especie de segunda familia. Sin embargo, etiquetar a alguien como nuestro "amigo" también puede traer consigo diferentes conflictos. Al empezar a tener expectativas, en ocasiones podemos cosechar grandes decepciones y frustraciones, hasta el punto de poder convertirnos en "enemigos". No en vano, sólo llegamos a odiar aquello que hemos amado.
Pero, entonces, ¿qué podemos hacer para vivir en paz con los demás? La respuesta parece estar más a nuestro alcance de lo que pensamos: se encuentra dentro de nosotros mismos. Aunque nos cueste reconocerlo, "la única relación real y verdadera es la que mantenemos con nosotros mismos, pues nadie más puede conocer nuestras motivaciones más profundas".

Así de contundente es el sabio hindú Jiddu Krishnamurti (1895-1986), uno de los filósofos contemporáneos más reconocidos y admirados hoy.

Para Krishnamurti, todos nuestros vínculos afectivos "son un reflejo de la relación que mantenemos con nosotros mismos". Y añade: "Cada uno de nosotros somos la única causa de nuestro bienestar y de nuestro malestar". Así, los demás no nos dan ni nos quitan nada. Y nunca lo han hecho. Tan sólo son espejos que nos muestran lo que tenemos y lo que nos falta.

De hecho, "no vemos a los demás como en realidad son, sino como nosotros somos", un fenómeno que los psicólogos denominan "proyección". Y esto es lo que descubrió Nuria Chiva cuando se dio cuenta de que quería que los demás le dieran lo que ella no se estaba dando. Para Krishnamurti, esta toma de consciencia "es el principio que nos conduce hacia la sabiduría".
En su obra maestra, La libertad primera y última, se desprende que "nuestra felicidad, nuestra paz y nuestra capacidad de servir y de amar a los demás son fortalezas que emergen de nuestro interior cuando nos liberamos de la esclavitud de la mente". Es decir, "cuando ponemos fin a la ignorancia de no saber quiénes somos y a la inconsciencia de no querer saberlo". De ahí que "nuestras relaciones constituyan una maravillosa forma de conocernos a nosotros mismos".

Gisèle Rottier "La muerte de mi hijo me hizo despertar a la vida"
55 años. Divorciada y con tres hijos.
Empresaria. El detonante de su fortalecimiento fue la muerte de su hijo Víctor.
"Era una de esas personas que no se hacía demasiadas preguntas. Simplemente trataba de que mi vida fuese cómoda y tranquila. Pero todo cambió en octubre de 2003, cuando mi padre y mi hijo Víctor, de 23 años, tuvieron un accidente de coche. Mi padre murió en el acto y mi hijo llegó al hospital con vida. Fueron cinco días de incertidumbre y agonía. Al final falleció. Entré en un estado de 'shock'. La cruda realidad era tan horrible que un intenso dolor empezó a acompañarme las 24 horas del día. Y así seguí durante cinco interminables años, lo que me llevó a profundizar dentro de mí misma, descubriendo mi dimensión espiritual. Mi alma estaba enferma. Aquella revelación me llevó a buscar respuestas para comprender el porqué de aquella terrible pérdida. Quería darle sentido a su muerte. Así fue como empecé a hacerme fuerte, a luchar por recuperar mi vida, a tratar de ser feliz no sólo por mí, sino también por mis hijos. Abandoné el papel de víctima y comencé a ser más constructiva, más positiva. Hace más de un año que ya no siento dolor en el alma. Me siento bastante en paz. Ahora su recuerdo me da fuerzas; es mi fuente de inspiración. Me hace valorar y disfrutar mucho más de mi vida, pudiendo ser una mejor madre para mis otros dos hijos. Aunque pueda parecer lo mismo, existe una gran diferencia entre existir y estar vivo. Mi hijo Víctor tuvo que morir para que yo lo comprendiera. Superar este proceso de duelo me ha hecho madurar: ahora ya sé quién soy y qué quiero hacer con el resto de mi vida. No puedo cambiar lo que pasó, pero llevo a mi hijo en el corazón. Ha sido mi gran maestro. Como él decía, la vida hay que vivirla".

De todas las experiencias de aprendizaje, superación y fortalecimiento asociadas con nuestras relaciones humanas, el fallecimiento de un ser querido es sin duda la más difícil y dura de afrontar. Dado que la muerte sigue siendo un tabú en nuestra sociedad, su aparición en nuestra vida nos suele coger desprevenidos, tal y como le pasó a Gisèle Rottier.

Aunque cada proceso de duelo es diferente, la reconocida psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross (1924-2004), autora de La muerte: un amanecer, estableció cinco fases que atravesamos al sufrir una pérdida:

1. Negación: negamos lo que nos ha sucedido, pues no somos capaces de asumir las consecuencias que implica la muerte del ser querido.
2. Ira: adoptamos el rol de víctima, sintiendo ansiedad, irritación y enfado, y buscando culpables con quienes canalizar nuestro malestar.
3. Lucha: intentamos cambiar lo que ha sucedido, negociando con los demás e incluso con la vida la posibilidad de recuperar al ser querido.
4. Tristeza: al empezar a reconocer la realidad de la situación, nos sentimos desanimados, frustrados y derrotados, lo que puede hundirnos en la depresión.
5. Aceptación: finalmente asumimos y aceptamos la pérdida, recuperando la normalidad de nuestra vida, pero con un nuevo nivel de comprensión, madurez y consciencia.
Condecorada con 23 doctorados honoris causa, Kübler-Ross verificó que "cuando las personas superan este proceso, aprendiendo de lo que les ha sucedido, descubren su espiritualidad, que no es más que recuperar los valores esenciales que nos permiten llevar una vida más plena y con sentido". De ahí que "no debamos luchar contra el dolor, pues su función consiste en romper la carcasa de ignorancia que nos separa de la comprensión, entrando en contacto con nuestro ser más profundo".

Rafael de la Fuente Labori "Perder a mi padre me hizo madurar y valorar a mi familia"
22 años. Soltero, con pareja. Estudia ADE y Derecho, y realiza prácticas en una empresa. El detonante de su fortalecimiento fue la temprana muerte de su padre.
Mi padre falleció de leucemia cuando yo apenas tenía 10 años. Al ser un niño, pensaba que su ingreso en el hospital era algo transitorio, que al cabo de unos días volvería a estar en casa, totalmente recuperado. Pero un día me dieron la noticia. Mi padre había muerto. Y en tan sólo un segundo comprendí que nunca más lo volvería a ver, que se había ido para siempre. Este hecho ha marcado mi vida de una manera determinante. A lo largo de estos 12 años he pasado por varias etapas.
Crecer sin una figura paterna ha provocado que durante mucho tiempo me sintiera como un niño desorientado, como un barco sin rumbo. Pero a través de la reflexión y la comprensión estoy cada día más cerca de la aceptación. Su pérdida ha despertado y guiado una sana curiosidad por mirar dentro de mí. El verdadero camino es llegar a conocerse a uno mismo. Es el gran reto y la tarea más difícil.
Sé que por ahí puedo convertirme en una persona mejor, más madura, que pueda aportar felicidad y amor a quienes me rodean. La muerte de mi padre me ha llevado a comprender lo importante que es pasar más tiempo con las personas que amas. A no discutir ni pelear por tonterías. Y a no desaprovechar la ocasión de recordar con palabras y gestos lo mucho que aprecias a un ser querido.
Agradezco a mi madre, a mi hermana y al resto de mi familia el intentar mantenernos unidos. Gracias al amor de todos ellos, el sufrimiento se ha ido diluyendo con el tiempo. Mi padre ha dejado un bonito recuerdo en nuestra memoria. Ahora sé que una persona nunca muere si la recordamos con cariño. Por ello, siempre le tengo muy presente, pensando que él estaría orgulloso de que hayamos podido rehacer nuestras vidas".

Llegados a este punto, concluimos que en la vida no siempre ocurren las cosas que nos gustaría que pasaran. A raíz de estos desencuentros con la realidad, el miedo, la ira y la tristeza suelen envenenar nuestra mente y nuestro corazón mediante pensamientos y sentimientos negativos, alejándonos del equilibrio y bienestar con el que conectamos cuando aprendemos a fluir con lo que nos pasa.
Además, "cuando culpamos a los demás o al destino de aquello que nos ha sucedido, nos convertimos en víctimas del rencor", afirma la psicóloga Carmina Martorell, especializada en terapia familiar.

Pero ¿en qué consiste exactamente? "El rencor es una semilla muy tóxica que va echando raíces en nuestro interior a través del pensamiento obsesivo y victimista, debilitando nuestro sistema inmunológico y volviéndonos todavía más vulnerables frente a nuestras circunstancias".
Además, "al culpar a otro de nuestro malestar puede surgir el impulso de querer castigarlo, un afán de venganza que consideramos justificado y que creemos que pondrá fin a nuestra desazón".
Lo paradójico de este proceso es que "el más damnificado por nuestro rencor, resentimiento y odio no es el objeto al que se dirigen -nuestro supuesto agresor-, sino el sujeto que los emite, es decir, nosotros mismos". Finalmente, "al estar saturados por nuestro propio veneno, empezamos a darnos cuenta de que el rencor es totalmente inútil para hacer frente a los reveses que nos da la vida", apunta esta experta.
Martorell suele explicar a sus pacientes que "todos los seres humanos lo hacemos lo mejor que podemos y estamos en nuestro derecho de cometer errores para aprender y evolucionar".
Aunque a veces nos ocurren incidentes dolorosos, "los hechos no son los responsables de nuestro malestar, sino la interpretación y la actitud que tomamos frente a ellos".

Y añade: "Nadie puede herirnos emocionalmente sin nuestro consentimiento".

Para evitar las emociones negativas desde el inicio, "podemos aprender a aceptar las cosas tal como nos vienen, y a los demás, tal como son". Aceptar no quiere decir estar de acuerdo con lo que ha pasado o se ha dicho de nosotros. Ni siquiera tolerarlo o resignarse.

"Aceptar significa no reaccionar mecánica e impulsivamente, lo que nos permite tomar la mejor actitud y conducta en cada momento y frente a cualquier persona", concluye esta terapeuta.

Nadie dijo que vivir fuera un asunto fácil. Y mucho menos cuando la vida consiste en relacionarse con los demás. Diariamente. Dado que no podemos cambiar lo que nos ha ocurrido, sí tenemos la opción de modificar nuestra actitud, de reinterpretar ciertos acontecimientos adversos y dolorosos de una forma más sabia y objetiva, dejando en nuestro corazón un poso de paz.
Ver nuestros conflictos relacionales como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje es una cuestión de entrenamiento y compromiso. Y de cambiar el foco de atención, dejando de señalar a los demás para empezar a mirarse a uno mismo. Tal como dijo el sabio Darío Lostado: "Si no te conoces tú, ¿quién te conocerá? Si no te conoces a ti, ¿a quién conocerás? Si no te aceptas tú, ¿quién te aceptará? Si no te aceptas a ti, ¿a quién aceptarás? Si no te amas tú, ¿quién te amará? Si no te amas a ti, ¿a quién amarás?"


Puerta de entrada vivienda en Jaisalmer, agosto 2006

Fotografia: Pilar Vidal Clavería
Counseling integrativo-relacional de duelo y pérdidas  
Terapeuta floral

Pinturas y Flores de Bach

Los estudios de las Flores de Bach en Cuba se hacen a nivel universitario y se prescriben Flores de Bach en clínicas de Medicina Natural y Tradicional a lo largo de todo el país, cómo así se explica en la información que aparece en el Diario de la Juventud Cubana, Juventud rebelde, en su edición digital de hoy 10 de enero.

Para la doctora Lídice Verdecia, especialista de Medicina Natural y Tradicional del Hospital Clínico Quirúrgico Manuel Fajardo, la terapia floral es un recurso que se puede utilizar a cualquier edad para mejorar las relaciones interpersonales y con la familia.

Lídice Verdecia es la pareja del pintor Crispín Sarra, que ilustró con sus pinturas de estilo naif el libro de Neus Esmel, Las flores de Bach en estilo naif.

Crispín Sarra realiza durante dos semanas una exposición con pinturas sobre las Flores de Bach, en la galería capitalina de L y 23, en la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana.




sábado, 9 de enero de 2010

Responsabilidad

Al leer esta información de La Vanguardia de hoy, me he dicho la pondré en el blog, tiene elementos que llevan a la reflexión y muestra ofertas de técnicas y herramientas que ayudan en el día a día.

Para mi es básico que cada uno se pregunte a si mismo ¿donde está? y ¿qué quiere cambiar? a partir de aquí las opciones que hay en estos momentos y el escoger la que puede ir mejor pasa por responsabilizarse de lo que vayas a hacer y aceptar el que nos podemos equivocar.

MEDITAR CONTRA EL DESASOSIEGO

La psicología apuesta por ejercitar la atención y la aceptación del presente

Los profesionales usan la meditación para aliviar dolores y manejar emociones | Este tipo de prácticas influye en la capacidad de controlar emociones | El "mindfulness" también se emplea en la formación de directivos

ANA MACPHERSON | Barcelona | 09/01/2010 | Actualizada a las 00:08h | Ciudadanos

Por si alguien tiene dudas, basta pasar un rato en un autobús e ir mirando. Hablar por teléfono, estudiar, conducir, conversar, besar, dormir. Todos esos verbos se suelen conjugar a la vez, al menos, de dos en dos, además de viajar. Es difícil encontrar a una persona que sólo viaje y mire.

Diccionario básico: conceptos y expertos

"MINDFULNESS"
Se traduce por atención plena. Es el término que marca esta psicología de inspiración oriental pero insertada en las neurociencias, las que dan categoría de evidencia científica a este modo de tratar y aliviar el sufrimiento humano.

LA MEDITACIÓN
La meditación que se usa como herramienta psicológica pretende un apercibimiento lo más completo posible de lo que ocurre fuera y en la propia persona. para lograr una distancia que permita observar, saber.

EL PRESENTE
Ese conocimiento consciente de cada cosa, sensación o pensamiento que ocurre se aferra al momento presente, otra de las palabras clave de esta línea de la psicología en auge. El presente es lo que hay, lo que existe, porque ni el futuro ni el pasado están en realidad. Y estar en presente ayuda a limitar el impacto del dolor, de las emociones, del sufrimiento.

LA RESPIRACIÓN
Contemplarse y notarse mientras uno respira parece a veces angustioso, pero superado ese momento, consigue anclarse, como no lo hace ninguna otra cosa, a la realidad y al presente. Es uno de los ejercicios preferidos de los tratamientos de atención plena (mindfulness). Incluye observar cómo el estómago sube y baja al inhalar y exhalar. Si otra idea se cruza por la mente, se anota y se deja para otro momento y se vuelve a la película de la propia respiración, notar sus cambios, cómo evoluciona...

DANIEL J. SIEGEL
Neurólogo de la Escuela de Medicina de Harvard y profesor clínico asociado de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad California- Los Ángeles (UCLA). Investiga sobre la repercusión neurológica de ejercitar la meditación y muestra cómo se hacen visibles cambios en el cerebro. Algunos de sus libros están traducidos al castellano bajo larguísimos títulos, como La mente en desarrollo: cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro ser (Ed. Declee de Brouwer) y Ser padres conscientes: un mejor conocimiento y comprensión de nosotros mismos contribuye a un desarrollo integral y sano de nuestros hijos (La Llave).

MARSHA M. LINEHAN
Psicóloga norteamericana que emprendió en los años 80 el desarrollo de lo que llaman la tercera generación de la psicología, la llamada dialéctica-conductual. Se dedicó especialmente al trastorno límite de la personalidad (un torbellino de emociones e impulsos en el que abundan las ideas suicidas) y a víctimas de estrés postraumático. Vio que si sólo se buscaba un cambio en las emociones y pensamientos de sus pacientes no avanzaba gran cosa e introdujo un primer paso, la aceptación de que la realidad era la que era (no confundir con resignación) y, a partir de esa conciencia de la realidad, buscar los cambios. Inspiradora de la mayoría de las técnicas que se usan para este tipo de trastornos es profesora y directora de investigación de terapias clínicas en la Universidad de Washington. Ha editado en castellano su Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite de Paidós.

JON KABAT-ZINN
Médico clínico de la Universidad de Massachusetts que en los años setenta introdujo estas técnicas para tratar el dolor crónico y reducir el estrés. Es uno de los grandes divulgadores de estas aplicaciones. Sus obras más representativas son La práctica de la atención plena, editado por Kairós; Mindfulness en la vida cotidiana, de Paidós, o Llamando a tu propia puerta. 108 enseñanzas sobre la atención plena, también de Kairós.


La multitarea está presente en la visita al médico, que da la sensación de escuchar a medias porque a la vez mira la historia clínica, apunta los síntomas, calcula la medicación y parece de paso estar con la cabeza en los otros pacientes que le quedan; en el ir a recoger a los niños al colegio o hacer la compra y de paso ir contestando mensajes telefónicos y encajarlo todo en el plan de extraescolares; en dar respuesta a llamadas y al correo electrónico en un dos por uno mientras la cabeza va preparando el siguiente contacto. Realmente difícil hacer una sola cosa cada vez.

En medio de este desasosegante entorno, la psicología empieza a apostar por parar, atender y meditar.

La meditación como herramienta terapéutica. La atención plena, enfocando con intensidad el momento. Ese modo de gestionar este malestar emocional y esta dispersión se llama mindfulness (atención plena) y bebe de la meditación oriental. "La meditación atenta es un método cognitivo, un entrenamiento mental experimental y no una práctica sectaria", aclara Isabel S. Larraburu, psicóloga, colaboradora habitual del Magazine y autora del libro Atención plena (editorial Temas de Hoy).

Esta línea de tratamiento psicológico, que se empieza a introducir en los años setenta pero que se desarrolla ya en este siglo, se utiliza especialmente en la reducción del estrés, en el trastorno límite de la personalidad, también para convivir con el dolor crónico y para evitar las recaídas en la depresión y también en el liderazgo en la empresa. "Es un método cognitivo que tiene como finalidad su aplicación en todas la esferas de la actividad cotidiana", describe Larraburu.

Las palabras clave de esta modalidad terapéutica son atención y presente. No pasar de puntillas y más o menos enterarse de lo que ha pasado a dos pasos de uno, sino quitarse los auriculares cuando uno corre por la acera y percibir claramente la propia respiración, los coches que le rodean, el árbol junto al que se pasa, los otros viandantes. Se trata de lograr una percepción intensa, atenta y presente. Y volver a ella cada vez que otro pensamiento se cruza.

En el mundo empresarial se lleva también el mindfulness. Psicólogos que asesoran en la dirección y gestión emplean cada vez más esta corriente. En su caso, la atención plena se traduce en el fomento de la autogestión, la capacidad de escucha, de aceptación de críticas, en no tener miedo a cómo uno es, en ser capaz de admitir errores, en saber ver en qué es bueno cada uno de los que le rodean, en saber pedir ayuda... "Los resultados de este liderazgo maduro se suelen notar en el clima de trabajo y la motivación y eso, influye en los resultados", señala el profesor de Dirección de Recursos Humanos de Esade Ceferí Soler.

En el terreno de los problemas graves de salud, como en trastorno límite de personalidad (TLP), se le considera uno de los tratamientos más eficaces porque da herramientas a personas hipersensibles a toda clase de estímulos y muy impulsivos para darse cuenta de lo que les pasa, aceptar que uno es así y no regodearse en su rabia, en su malestar, en su sensación de vacío. El entrenamiento proporciona a los pacientes conciencia de lo que ocurre y cierta distancia de observación. "Es muy distinto pensar que eres horrible y gorda que darte cuenta de que te viene ese pensamiento y que es sólo eso, un pensamiento", explica la psicóloga Mónica Lavilla, experta en TLP. El aprendizaje de esa atención plena incluye observarse a sí mismo y al entorno tal cual, sin emitir juicios. Intenta proporcionar herramientas para entender lo que les pasa, aprender a no juzgar ni juzgarse (importante, porque muchos TLP sufren intenciones suicidas), pensar con calma para decidir qué hacer y domar así una impulsidad que trastoca profundamente sus vidas.

También se emplea ante el dolor crónico, cada vez más en los enfermos de cáncer. El entrenamiento en la atención ayuda a delimitar el dolor como tal sin que este lo ocupe todo. Tomar esa distancia sobre lo que a uno le pasa da también posibilidad de decidir qué puede hacer para modificar el momento, relajarse, dar una vuelta, distraerse...

En un terreno más leve, una de las mayores fuentes de sufrimiento psicológico actual es probablemente la falta de adaptación rápida a los cambios. Herederos de un modelo de sociedad con férreas estructuras (de pareja, de trabajo, de educación, de modelo social) lo más difícil es adaptarse a esos cambios a pesar de que la realidad en la que se está insertado es precisamente cambiante, y cada vez a mayor velocidad. "La discrepancia entre lo que se cree que debería ser y lo que es suele ser el problema principal", señala la psicóloga Isabel S. Larraburu. El tratamiento de ese sufrimiento pasa por ganar agilidad y flexibilidad frente a esos cambios y para eso también se usa la atención intensa. "Se trata de estar en el presente, percibirlo atentamente, notar cada cosa que nos rodea, identificar lo que nos pasa sin pretender reaccionar. Esa atención intensa permite mirar lo que pasa con cierto desdoblamiento, como desde fuera, proporciona buena información y nos hace más ágiles". Sin dejarse llevar por cuentos de hadas o por ideas de lo que debería ser, sino observando y adaptándose a la realidad tal cual es.

"Hay días que se lleva bien que te miren como un ser raro", explicaba recientemente en Barcelona el filósofo suizo Alexandre Jollien, que vive con una parálisis cerebral. "Y hay días que eso te hiere. Es algo a lo que te tienes que enfrentar cada día. Cuando aceptas que un día sí puedes afrontarlo y otros no resulta más fácil. Es la clave".

Hojas de haya, Beech, Fagus sylvatica

Foto: Pilar Vidal Clavería


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